Capítulo XIX

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Este capítulo guarda similitudes con: “recuerdos de humo” de: “El chico de humo”.

Capítulo XIX: “Preparado para la soledad”

Roger estaba sentado a la puerta de su casa, con la mirada perdida y con un cigarrillo en su mano.

Tanto dolor por el que había pasado lo estaba acabando.

— Roger –se escucho la voz de Brian detrás de él.

El rubio no se movió, ni siquiera se inmutó.

— Roger, no puedes seguir así –dijo el rizado.

Desde la muerte de Clare, Roger había aumentado la cantidad de cigarros consumidos diariamente.

Habían pasado dos meses y el rubio parecía cada vez más perdido.

Brian se acercó y se arrodilló frente a él.

— Para con esto, por favor –pidió Brian.

— No puedo –respondió el rubio enfocando su mirada en Brian.

Aquellos ojos azules demostraban tristeza, en ellos no había brillo, solamente oscuridad.

Roger acercó nuevamente el cigarro a sus labios, aspiro el humo y lo dejo reposar en su boca.

— Ya basta –le arrebato el cigarro– no puedes seguir así, te estás haciendo daño, solo tienes 17 años, casi 18, aún tienes mucho por que seguir, no puedes dejarte vencer –hizo que lo mirará– aún tienes a John y me tienes a mí –dijo.

Roger acercó su rostro al de Brian y dejó que aquella nube de humo saliera de su boca y se posará en el rostro del rizado.

— Tú te irás muy pronto y nadie me asegura que mi hermano volverá a despertar –dijo levantadose y entrado a la casa, para dejar a Brian afuera.

Roger había perdido todas las esperanzas de volver a tener una vida normal y feliz, nadie le dijo que sus padres y hermana morirían, nadie le había dado señales de que su hermano despertaría o también moriría, nadie lo había preparado para enfrentar algo así, nadie le había preparado para quedarse solo.

Se recostó en uno de los sofás de la sala.

Brian entro a la casa y fue hasta donde estaba su pareja.

— Rog... –lo llamo.

— Déjame solo, Brian –pidió el rubio.

— No... –se opuso el mayor.

El rubio lo miro.

— ¡Quiero estar solo! ¡Vete Brian! –le grito antes de volver a desviar su mirada.

Brian miró sorprendido al menor, pero después de unos segundos se resigno y se fue de la casa con una gran herida emocional.

El rubio había cambiado mucho desde que perdió a su familia, se había vuelto solitario, hostil y desinteresado por la vida.

-

(Una semana después)

Brian caminaba rumbo a la casa de Roger, quería hablar con él, arreglar las cosas y apoyarlo, ya que sabía que no podía extender por mucho tiempo más su estadía en Londres, ya sus padres no creían sus excusas.

Cuando llegó a la residencia, tocó la puerta por unos minutos y al no escuchar a nadie rápidamente saco la copia de las llaves que tenía y entro, temiendo por lo que pudiera encontrar.

— ¡Roger! –grito el rizado.

Nadie le respondió.

Sintiendo miedo y desesperación, busco en cada rincón posible, pero no encontró al rubio, solamente encontró una nota que decía.

Mi Último Cigarro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora