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Acurrucada en mí misma abrí los ojos y vi su cara delante de la mía. Sonreí levemente mirando sus facciones relajadas debido a su profundo sueño y no quise molestarle, debía estar exhausto después de la noche anterior.
Me giré mirando al techo y empecé a recordar el final de la noche, cómo había acabado donde estaba en ese mismo momento.

Una canción lenta empezó a sonar y yo pasé los brazos por el cuello del chico con el que bailaba. No fue algo que me costó mucho, aunque suponía que estar algo feliz debido al alcohol ayudaba. Noté sus manos en mi cintura y dejé reposar mi peso unos segundos sobre él.

—Creo que he bailado demasiado.

—Has bailado por todos nosotros—dijo un divertido Chris en mi oído.

—Pero es que no quiero parar, estoy muy bien ahora.

—Pues no pares, yo seguiré bailando contigo—me guiñó un ojo.

Chris apretó mis costados con sus manos de forma leve.

—¿Cómo después de todo lo que ha pasado no estoy horrible físicamente hablando?

—La gente guapa no puede estar horrible nunca.

—No seas pelota—sonreí divertida—. Eso lo dices porque eres mi amigo.

—No, eso lo digo porque lo pensé desde la primera vez que os vimos—me dio una vuelta haciéndome sonreír.

—Eso ha sonado muy a comedia romántica.

—Bueno, todos nosotros somos una comedia y el romance... ¿Quizás?—sonrió de forma tímida mirándome a los ojos.

Oh Dios, ahí venía otra vez el latido fuerte de corazón. Lizzie me lo había soltado a bocajarro y con eso pude adivinar a que se refería con esos chicos maravillosos a los que no hacía caso: Chris y Felix. ¿Y ahora qué iba a hacer? Los dos no paraban de lanzarme señales por todos lados, Felix incluso me había besado, dudaba que pudiera retrasar todo más tiempo, pero debía intentarlo, estaba demasiado confusa como para elegir a uno, además eso no estaba bien, no eran juguetes, no podía "elegir", debía hacer lo que mi corazón me dijera, pero por desgracia estaba tan mareado como mi cabeza.

—¿Quizás? ¿Tienes alguien en mente, Christopher?—dije sonriendo evitando sus señales.

—Sí, una chica muy bonita, la verdad.

Con dos dedos apartó mi flequillo de mi cara,y luego esa mano la posicionó en mi mejilla acariciando el borde de mis labios con el pulgar.

—Me gusta como te sienta el rojo, en contraste con tu piel es una combinación hermosa—dijo sonriéndome.

—Muchas gracias—le devolví la sonrisa—. Quizás deberías dejártelo algún día, tú aún eres más blanco que yo.

Chris soltó una risita y me miró con sus ojos semi cerrados en acompañamiento a su sonrisa.

—Mejor no, te acomplejaría lo increíble que estoy.

No pude evitar reír y le abracé mientras nos mecíamos bailando.

—Gracias por estar siempre para mí...

—Siempre lo estaré, Marta. Aunque esté a kilómetros de distancia estaré a tu lado, siempre para ti.

Lo abracé más fuerte. La palabra siempre se le había dado increíblemente bien, solo había que pararse a leer las letras de sus canciones, pero esa vez aún fue más brutal que de normal. Sentir que alguien está contigo incluso cuando estáis muy muy lejos es un privilegio que no cualquiera puede tener y yo lo tenía con aquel chico, ¿en dos años podían unirse dos personas tanto? La respuesta era clara: sí.
El hecho de que me hubiera visto llorar como lo hizo reafirmó este sentimiento y ahora ya nunca me abandonaría. No es que yo fuera una persona cerrada, pero me gustaba reservar mis problemas para mí y eso nunca me había hecho un favor, por suerte poco a poco aprendí a soltar carga en otras maravillosas personas que me ayudaban encantadas, aunque esas personas eran un selecto grupo al que podría confiar mi vida.

{Beautiful Maze}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora