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La madera de la puerta se había convertido en un laberinto para mí. Seguía los dibujos con la mirada como entretenimiento mientras me preparaba para bajar de nuevo las escaleras, esperaba que Woojin, Changbin y Minho le fueran de ayuda a Chris, yo no podía hacer más. Una vez me decidí, bajé las escaleras con pesadez, era como si mi cuerpo no respondiera ante mis órdenes, o como si por lo menos no quisiera hacerlo. Cuando el último paso me llevó al piso inferior de la casa solté el aire que había estado conteniendo todo el trayecto. ¿Qué le estaría diciendo Lizzie a Felix? Mierda, debería haber ido con él, yo tenía la culpa de todo.

—¿Tú también? —La voz de Hyunjin me sacó de mis pensamientos de golpe.

—¿Yo también?

—Todo el mundo está como si hubiera muerto alguien.

—No digas eso ni en broma. —Noté como un cosquilleo recorría mi columna. La muerte no era un tema que tratar en momentos como ese.

—Lo siento. —Asintió con la cabeza y dio golpes con la punta del pie en el suelo —. ¿Te apetece salir de aquí?

—¿Adónde?

—No lo sé, ¿al bosque? La espera aquí me pone nervioso y así no voy a solucionar nada.

Respiré hondo y dejé el aire salir por mi boca, durante un instante pude sentir un ligero alivio del peso que atrapaba mi pecho. No era tan mala idea, ya que no podía hacer nada al menos tendría que despejarme.

—Claro, vamos.

—¿En serio? Wow, genial. No esperaba que nadie quisiera venirse.

—Creo que aquí no vamos a hacer nada y estar solo me va a hacer comerme la cabeza, así que después de ti. —Señalé la puerta.

—¡Exacto! ¿Tú sabes cómo ha pasado todo esto? —Abrió la puerta y la sujetó hasta que yo puse la mano en ella, después comenzó a bajar las escaleras mientras parloteaba —. O sea, yo sabía que algo pasaba con Chris, llevaba unos días raro, pero ni idea.

—Hyunjin, si nos vamos no creo que sea lo mejor empezar a hablar del mismo tema que nos hac... —Antes de que pudiera reaccionar Hyunjin se tropezó en el antepenúltimo escalón y se precipitó hacia adelante. Su mano trató de parar el golpe pero para su desgracia solo consiguió ser aplastada con todo el peso de su cuerpo—. ¡Hyunjin! —Bajé las escaleras corriendo y cuando llegué a su lado lo ayudé a sentarse en el suelo. Él se sujetaba la mano con los ojos apretados y una expresión de dolor —. ¿Estás bien...?

—Sí... Tranquila, solo ha sido un golpe... —dijo con dificultad porque estaba demasiado ocupado tratando de fingir.

—No me mientas. Ven. —Le ayudé a levantarse del suelo sin soltarle en ningún momento la mano dañada. Él se dejó y subió conmigo las escaleras. Una vez dentro de la casa le señalé la cocina. —Quédate allí, enseguida bajo.

—No hace falta, Marta. Ya estoy bien.

—Cállate y ve a la cocina —dije firme antes de subir las escaleras corriendo.

Sin pararme a pensar entré a la habitación que nos habíamos apropiado las chicas y de debajo de mi cama saqué una mochilita que había llenado de todo tipo de curas que nos pudieran ser necesarias. Me la colgué en el hombro y bajé dando pequeños saltitos, después entré a la cocina donde Hyunjin esperaba sentado en una de las sillas de madera de la gran mesa central.

—Menos mal que fui previsora.

—¿Te has traído un botiquín?

—Y creo que ha sido buena idea, ¿no te parece? —Extendí la mano para que él mismo me la diera. No tardó mucho en colocar su mano sobre la mía, yo la sujeté con delicadeza y miré la muñeca con detenimiento. No estaba hinchada y parecía moverla bien aunque le molestaba, por lo que imaginaba que no sería nada demasiado grave, pero como me enseñaron durante mis siete años de baloncesto, siempre era mejor proteger la zona golpeada. De la mochilita saqué una crema para ese tipo de golpes, siempre la había utilizado para mis lesiones deportivas y era mano de santo. Puse un poco en su muñeca y la froté por toda la zona con delicadeza para no hacerle más daño del necesario.

{Beautiful Maze}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora