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Entré corriendo a la clase y cuando localicé un hueco vacío al lado de Hana me acerqué lo más rápido que pude y dejé caer mis cosas en la mesa que estaba a su lado.

—Ay, qué susto. —Se llevó una mano al pecho. Antes de que la asustara estaba inclinada hacia adelante hablando con Skyler y del susto se sentó bien en su silla—. Un día me vas a matar...

—Exagerada. No ha sido para tanto.

Hana me dio un empujoncito con la mano y Skyler se echó a reír. Hana era la chica más inocente que había conocido nunca. La coreana era como un angelito que se preocupaba por todo el mundo y nunca quería hacer daño, pero eso no la llevaba a ser tonta: sabía perfectamente con quién debía o no debía ser así, aunque tampoco podría decir que nunca nadie le hizo daño por ser confiada. Por el contrario, Skyler era tanto astuta como desconfiada. No quería decir que no fuera social, probablemente era de las personas más sociales que había conocido, pero eso no eliminaba que fuera precavida y no dejara a todo el mundo acceder a su círculo cercano. Skyler fue a la primera que conocí en mi clase y cuando la escuché hablando en inglés casi hago una fiesta. Era medio coreana medio estadounidense y la gente le llamaba tanto Skyler como Myeong, algo que para mí al inicio fue un infierno.

—¿Por qué has tardado tanto?

—Buff, el chico del que os hablé me ha contestado después de una semana.

—¿Y habéis tenido sexo telefónico? —susurró Skyler poniéndose una mano a un lado de la boca para que los chicos no la escucharan ni leyeran sus labios.

—Myeong. —Hana le dio un golpe, lo que hizo a Skyler estallar en una carcajada.

—No, no lo hemos tenido —dije y negué con diversión—. ¿Por qué no me habéis esperado? —Hice un puchero con los labios.

—Aquel de allá tenía prisa. Decía que llegábamos tarde. —Skyler señaló con el dedo a Byeongho.

Cuando miré hacia allá el me guiñó un ojo y yo le mostré mi dedo corazón. Se echó a reír y fue a decir algo, pero entro el profesor. Al instante se giró hacia adelante y abrió su cuaderno. Byeongho siempre sería Byeongho. Era terriblemente responsable, tanto que a veces me estresaba cuando me recordaba que tenía que estudiar para los exámenes mientras estaba en mis períodos de ansiedad. Aunque no se lo tenía un cuenta, era un cielo de persona y sabía que esa no era su intención. A su lado se había sentado Seongjin, justo la persona opuesta a él: mientras que Byeongho no callaba una y siempre estaba aprendiendo, Seongjin disfrutaba en su mundo; quizás componiendo alguna canción para su grupo, quizás pensando qué tendría para cenar... Nadie nunca sabía qué pasaba por su cabeza, aunque nosotros cada vez lo íbamos conociendo más.

—Atiende. —Jongsu me apretó la rodilla y yo di un pequeño salto aguantando la risa, aunque no pude evitar que se me escapara una risa ahogada.

Le di un golpe en la cabeza aguantándome las ganas de reír y lo vi temblar desde atrás, significante de que estaba riéndose. Jongsu era otro caso aparte. ¿La leyenda de que chicos y chicas no pueden ser amigos? Bueno, con Jongsu no funcionaba. Adoraba estar rodeado de chicas, pero no de cualquier chica: de sus amigas. Siempre decía que ya tenía muy vistos a los chicos porque era uno, quería aprender de nosotras, por eso fue el primer chico en entrar al "grupo". Salía de fiesta siempre que podía y trataba de arrastrarnos con él hasta cuando no podíamos con nuestra alma. Era una persona muuuy especial.

La clase pasó menos lenta que de normal porque el profesor tuvo la brillante idea de ponernos una película. Durante las dos horas estuve tomando apuntes como loca porque estaba segura de que había gato encerrado y no sería tan sencillo. El profesor intervino antes de que nos levantáramos para irnos:

{Beautiful Maze}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora