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Por suerte o por desgracia tenía bastante aguante al alcohol y ese era el motivo por el que ya iba por mi tercer cubata y solo empezaba a notarme algo contentilla, si se podía llamar así. No quise dejar a Lizzie sola en la pista, así que cuando vi a los chicos acercarse me escabullí un momento para ponerme otro cubata. En la mesa estaban Jeongin y Seungmin terminándose la copa que llevaban en las manos mientras charlaban y Woojin y Minho discutiendo algo serios, así que me puse mi cubata en silencio y cuando terminé me giré hacia la pista para ver cómo estaba el ambiente mientras me lo tomaba. En el fondo pude ver al grupo de Julie donde ella ya no estaba, cerca de nosotros estaban algunos de nuestros amigos bailando y cuando dirigí mi mirada un poco más allá vi una cara conocida. Él giró su cabeza en ese momento y sonrió ampliamente sacudiendo un brazo hacia mí. Me terminé el cubata de golpe y me metí entre la gente para llegar donde estaba él.

—¡¿Cómo tu por aquí?! —Me abrazó con fuerza y nos tambaleamos un poco por el alcohol que ambos habíamos ingerido.

—He venido con Alice y Lizzie unos días de visita.

—Buah, cómo os he echado de menooooos. Tenemos que volver a quedar los cuatro.

Perdió el equilibrio y lo sujeté para que no se cayera entre risas. Conocía a Tom desde que teníamos doce años y entramos al instituto. Se hizo muy amigo de Lizzie porque iban juntos a clase, a raíz de eso nos lo presentó y fue uno de los primeros miembros en añadirse a nuestro grupito en España. Estaba ilusionada por haberlo visto, pero olvidé de quién era amigo y de quién era culpa que no hubiera dejado de serlo, pero cuando su mano se posó en mi hombro y me giré su gélida mirada caló en lo más profundo de mi ser.

—¿Qué haces por aquí, princesa? —Sonrió de lado un satisfecho Erik.

—Suéltame. —Sacudí el hombro y me tambaleé, aunque gracias a Tom no caí—. No quiero verte, ¿no has pillado las señales?

—¿A mí? ¿Por qué no? —Ladeó la cabeza.

Algo se revolvió dentro de mí. Quería gritarle muchísimas cosas a la cara, pero al mismo tiempo sabía que no iba a ser buena idea, aunque nuestros "yo" tocados por el alcohol no son conocidos por tomar buenas decisiones.

—Porque eres un cabrón. —Le puse un dedo en el pecho y di varios golpes fuertes en él—. Un cabrón sin sentimientos.

Él alzó una ceja.

—Estás borracha. No sabes lo que dices.

—¿Cómo tú cuando me violaste? —grité a su oído para asegurarme de que me oyera con claridad.

Erik se tensó, me miró con esos ojos azules tan fríos como un témpano de hielo y después de cogerme del antebrazo me arrastró fuera de la sala. Me habría resistido en otras circunstancias, pero estaba medio borracha y solo quería soltarlo todo de una vez. El alcohol fue el empujón que necesitaba.

—Así que es eso. ¿Aún sigues dándole vueltas al tema? Creía que lo habrías olvidado.

No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Pero cómo se podía ser tan capullo? ¿Cómo coño iba a olvidar como decidió aprovecharse de mí sin que yo lo quisiera? ¿Acaso pensaba que para mí fue un episodio sencillo de olvidar? Cada vez me sorprendía más el ego masculino, a veces era tan grande que no les dejaba ver con claridad lo que las mujeres pasábamos por su culpa. No pasaba nada. Me encargaría de hacérselo saber.

—¿Olvidado? Tú eres el culpable de que haya sido incapaz de salir con un solo tío durante cinco años, por tu culpa no he podido tener ni una jodida relación con los de tu sexo, además de la cantidad de inseguridades y miedos que me metiste a las relaciones sexuales por culpa de tu puto dedo. ¿Eres gilipollas? ¿Piensas que soy o fui una muñeca?

{Beautiful Maze}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora