La maleta descansaba a mi lado mientras esperaba a que alguien abriera la puerta. Le daba vueltas a cuándo podría escaparme para hacer una visita también a mi padre, pero encontrarlo a él en casa era casi imposible; si no estaba trabajando, estaba con algún amigo o se había ido a correr unos kilómetros. No paraba quieto.
De repente la puerta se abrió y me sacó de mis pensamientos:—¡Martiiiii!
Mi madre me acercó a ella y me apretó entre sus brazos dándome uno de sus abrazos de oso y no dejándome respirar.
—Te he echado de menos... —Sonreí y la abracé como pude por la poca movilidad que me había dejado en los brazos.
—Y yo a ti, hadita. —Enmarcó con sus manos mi cara y ahí vi las lágrimas de sus ojos.
—No llores, mamá. Estoy muy bien, ¿no lo ves? —La cogí de las manos y me separé un poco para que me viera entera.
—Lo veo, lo veo. Cada vez que te veo pareces más adulta que la anterior. —Me dijo con orgullo—. Pero no te quedes ahí. ¿Has venido sola? —Arrastró mi maleta dentro de la casa y yo la seguí.
—Claro. —La seguí.
Todo estaba exactamente igual que la última vez que estuve allí, pero al mismo tiempo cada cosa me parecía diferente a cuando me fui. Al parecer mi madre estaba sola, cosa que agradecí. No me apetecía nada tener que ver a Klaus, su pareja. Klaus era el padre de Erik y en cierto modo se parecía mucho a él: ambos tenían unos helados ojos azules y ese tipo de cuerpo rígido y fuerte tan estereotipado en los nórdicos como ellos además del pelo rubio y siempre revuelto. Nunca había tenido ningún problema con él; quería a mi madre y la hacía feliz, cosa que para mí era suficiente, pero desde todo lo que ocurrió con Erik no fui capaz de volver a verlo de la misma forma. Lo veía en él y me sentía rara.
—Si me lo hubieras dicho antes habría preparado algo. Mañana me pondré manos a la obra y cocinaré algo dulce para mi hadita, ¿vale?
Asentí con una sonrisa infantil. Me estaba dejando querer como cuando vivía allí porque lo necesitaba. Algo en mí no estaba bien y lo sabía. Estar allí con mi madre era algo que seguro me ayudaría a sentirme mejor. En ese instante el timbre sonó y yo me levanté para ir a abrir como si siguiera viviendo en esa casa.
—¿Esperas a alguien?
—¿A quién voy a esperar yo a las nueve de la noche? Si Klaus no vuelve hasta mañana.
Abrí la puerta de entrada algo distraída, pero en cuanto centré la vista una sonrisa iluminó la oscura entrada de mi casa. Me lancé a sus brazos sin siquiera preguntar, él me abrazó con fuerza y tras alzarme del suelo me dio una vuelta mientras reía conmigo.
—¿Qué haces aquí? —dije en cuanto Chris me dejó en el suelo.
—Estuve pensando en lo que dijiste.
—¿En qué?
—Dijiste que no querías agobiarme y por eso estoy aquí.
—Creo que no te entiendo. —Fruncí el ceño.
—Te quiero y quiero conocer a tu familia si tú también lo quieres.
—¿En serio? —Abrí mucho los ojos—. ¿No te parece muy pronto? Solo llevamos un par de meses y...
—Y a saber cuándo vuelvo a tener la oportunidad de conocerlos. Marta, quiero hacerlo. —Me cogió la mano con una sonrisa en sus labios—. Además, ¿te crees que no sé que te dolía apartarme de tu familia?
—¿Te diste cuenta?
—¿Cómo no voy a hacerlo? Estoy tan pendiente de ti que veo incluso lo que tú no quieres.
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{Beautiful Maze}
Fanfiction"Ella no era como todo lo que había conocido hasta el momento: ella era complicada. Su cabeza iba a una velocidad pasmosa que conseguía sorprenderme siempre. Su interés por aprender y su hermosa mente me hicieron quererla como nunca había querido. E...