Jaque mate Malik

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Tan solo ayer podía verte, podía escucharte, tan solo ayer y hoy... Hoy ya no estas. 

Tabala se sentía muy nerviosa aquella noche, no podía conciliar el sueño por mas que lo intento, cansada ya de dar vueltas y vueltas en la cama sin poder dormir, se levanto y se dirigió hasta la cocina del pequeño departamento que rentaba para prepararse un café.

Algo no andaba bien, pero no sabia qué, trato de despejar su mente buscando respuestas a su inquietud pero no hallo ninguna.

Se sirvió una rica y humeante tasa de te y se dispuso a beberla sentada en una de las sillas cercanas a la isla de la cocina; fue entonces cuando sintió una leve picadura por detrás de su cuello, no sintió ningún dolor, solo un pinchazo como la picadura de un mosquito, llevo su mano hacia la parte de atrás de su cuello en donde había sentido el pinchazo y tomo algo que había allí entre sus manos.

Llevo sus dedos hacia adelante y los abrió para ver que había atrapado.

Una araña negra.

Tabala se estremeció de pies a cabeza y se levanto dando varios pasos hacia atrás muy asustada.

Sus ojos se llenaron de lágrimas  en ese instante y cayo al suelo sollozante envuelta en un llanto inconsolable.

Era un presagio y ella sabia cual de las tres manadas era representada por la araña y peor aún ella sabía que la muerte de la araña solo podía significar que alguien moriría a traición, por la espalda justo como ella aplasto a la araña desde atrás.

Lloro, amargamente y por muchos minutos Tabala lloro la futura muerte del Alfa y fue entonces como en una epifania, un nombre se reprodujo en su mente "Mark"

La anciana se incorporo y sin ni siquiera cambiarse sus ropas de dormir, salio del departamento en la inafaltable compañía de su incondicional asistente quien la veía confundido y atontándo aun sin terminar de despertar.

Al subirse al auto pareció adivinar en su rostro la confusión del chico, pero no tenia ganas de dar ningún tipo de explicación así que solo lo miro fijamente con los ojos aun vidriosos por el llanto y ordeno.

 —A casa de los Tomlinson cachorro y no intentes comprender lo que no te concierne.

Como de costumbre el joven Beta no discutió sus ordenes y en un santiamén, menos del tiempo que se demora normalmente en hacer el trayecto cabe aclarar, Tabala ya estaba tocando insistentemente el timbre de la residencia Tomlinson.

Un adormilado Mark, en bata de dormir y pantuflas,  salio a su encuentro casi quince minutos después, pero mejor le hubiese valido no hacerlo.

—Maldito seas tú, escoria putrefacta, gusano del infierno, maldito y mil veces maldito seas.

La vieja bruja se abalanzo hacia el golpeándolo y rasguñando su cara como poseída en un frenesí salvaje de ira incontrolable, Mark apenas si podía esquivar uno que otro golpe y evitar algún rasguño, parecía increíble pero la anciana mujer poseía una fuerza demoledora y parecía que se había propuesto el causarle el mayor daño posible, Mark se quedo viendo al muchacho acompañante de la mujer con un gesto suplicante en sus facciones que parecía implorar por ayuda.

—No te quedes ahí mirando muchacho, ayudame a controlarla —le suplico y en ese momento Tabala detuvo su ataque para girarse hacia el Beta quien aun seguía solo observando, incapaz de realizar algún movimiento en particular

—No te metas este no es tu asunto ya te lo he dicho— sentencio con fría voz la Alfa.

—¡Ya basta Tabala! ¿Con qué derecho vienes a mi casa a estas horas a golpearme sin razón —gruño molesto Mark y como respuesta por parte de la anciana Alfa obtuvo una bofetada que tan fuerte que partio su labio inferior y lo hizo trastabillar hacia atrás casi al punto de estar por perder el equilibrio por un instante.

Sangre de  Lobos (Ziam Palik) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora