Acorralado

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Aturdido y abrumado, se ve una triste sombra de lo que fue el mas hermoso ser...
Con los nervios destrozados y llorando sin remedio, como un loco atormentado rogando lo lleve la muerte para que su infierno termine.

Advertencia: Este capítulo contiene escenas de violación y abuso físico y psicológico, leer con precaución y recuerden: esto es solo ficción.

—Está hecho Señor

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—Está hecho Señor.

Mirando a través de la ventanilla las oscuras nubes, Harry Romanov sonrió, satisfecho, con esas simples palabras.

Colgó sin decir nada. Dejó el móvil en la mesa y cogió su copa de vino tinto, la alzó en el aire, mirando el espacio vacío frente a él con ojos llenos de diversión.

—Por ti padre.

Bebió lentamente, tomándose su tiempo en degustar el sabor del vino en su paladar con ojos cerrados, recordando al hombre que lo había educado.

—A partir de ahora el asunto está en tus manos Harry, hay demasiado en juego. No me decepciones.

La gélida mirada de su padre dejaba muy en claro que no iba a tolerar ni una sola falla. No de él. —No lo haré. Puedes confiar en mí.

—Eso espero. El deber de vengar la muerte de tu hermano es tuyo.

Lo era, pero no era solo eso lo que tanto ansiaba.

No. Él quería poder, y lo conseguiría a como diera lugar

—Quiero su manada también.

Desmond sonrió; le dio una sonrisa que no le llegó a los ojos, se mantuvo en silencio un momento, estudiándolo detenidamente, como lo había hecho cuando le prometió el liderazgo de su manada ante la intempestiva muerte de su hermano mayor.

—Limítate a hacer bien las cosas y lo obtendrás.

—Es un trato.

—Lo es hijo.

Sí. Iba a conseguirlo y no descansaría hasta lograrlo.

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Sangre de  Lobos (Ziam Palik) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora