10. Sin que su cuerpo lo toque

924 132 25
                                    

-En este bar no pueden entrar gekkos- informó el hombre-.

-¡Vaya!, - soltó Kara con ironía- como no vimos ningún cartel en la puerta...

El camarero cargó su arma, que produjo un desagradable chasquido.

-No sois bienvenido en este pueblo.

-Lo siento, señor- dijo Olsen- Sólo estamos de paso. Pasaremos la noche aquí y no les molestaremos más.

-De todos modos,- gruñó el hombre- salid de mi bar.

Kara golpeó furiosa la barra, haciendo que todo el mundo se tensara, y se volteó. Atravesó de nuevo el bar en dirección a la salida, pero se detuvo ante la mesa donde estaba la niña.

-¿Nos tienes miedo a nosotros?- le preguntó ofendida- Seguro que es mucho peor lo que te hará él cuando lleguéis a casa.

Los ojos de la niña se llenaron de lágrimas, pero ninguna se deslizó por sus mejillas.

-Déjala en paz- soltó el hombre sonriendo, claramente borracho- Nunca le he hecho daño. Yo la quiero mucho.

-¿Hablas de amor?- gritó Kara, enervada, agarrándole por el cuello y levantándole de la silla-.

Era un hombre corpulento y alto, con el que nadie se atrevía a discutir debido a su gran tamaño. Su nariz sonrojada indicaba que repetía aquel comportamiento a menudo. Todos odiaban al viejo Jack, como ellos le llamaban, pero aún más a los gekkos como Kara.

El dueño del bar posó el cañón de la escopeta en la espalda de la chica.

-Esto no es una pelea justa- dijo el camarero- Si no fueras una gekko, dejaría que te liaras a tortas con él, pero ahora Jack está en desventaja.

-De acuerdo- sonrió Kara, soltando el agarre del hombre y sacudiendo su camisa para quitarle las arrugas- No utilizaré mis poderes- dijo antes de propinarle un puñetazo al borracho y tirarle al suelo. Se quedó allí, desconcertado y gritando mientras se tapaba la nariz que sangraba profusamente- Esto podríais haberlo hecho cualquiera de vosotros sin la ayuda de un poseedor.

El hombre se quejaba desde el suelo, y pedía ayuda a su hija para levantarse. Kara apoyó su pie en el pecho del hombre, obligándole a tumbarse de nuevo.

-Si vuelves a hacerle algo, y te prometo que me enteraré, te juro que no terminarás tan bien. Apenas me bastará un segundo para atravesar tu mugriento cuerpo y acabar con tu miserable vida.

La gente que se encontraba allí sólo observaba. Nadie se atrevió a mover un dedo y Kara los miró con desprecio. Caminó hacia la puerta y, al salir, se encontraron a Alex, que les esperaba fuera.

-¿Qué habéis hecho?- les preguntó, con el tono en el que una madre regaña a su hijo-.

-Nada- le contestó Kara- No nos quieren ahí dentro.

-¡Claro que no!- exclamó Alex- Todos os temen. Si te cambiaras ese estúpido color de pelo por uno que tenga una persona normal...

-¡No puedo!- reclamó- Y tú lo sabes. Que la gente me odie es parte de mi penitencia y lo acepto. Hasta que no lo arregle, nada volverá a ser como antes.

-Está bien, hermana, pero yo no le he dicho a la señora que nos ha cedido una habitación que vosotros sois...

-Gekkos.

-Sí.

-Pues nos van a echar- concluyó la chica de ojos blancos-.

-Tenemos que intentarlo. Vamos.

Katie (Supercorp + Agentreign + Brainia) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora