24. No llores

851 140 101
                                    

La vista de Kara se nubló un momento y notó como de su cuerpo brotaba una inmensa energía. Poco a poco, fue canalizándola y la tierra comenzó a temblar. Sus ojos se volvieron del color del infierno cuando miró al kappa.

-Voy a hacer que sufras como nunca antes lo has hecho- dijo mientras las lágrimas caían de sus mejillas-.

A su lado estaba su amor, la que había perdido y recuperado, muerta. Miraba aquel rostro que amaba más que a nada en el mundo. Mon-El la había matado por haberla perdonado, por haber mostrado compasión, por su bondad.

El suelo se dividió en cinco rombos. En el medio, el pedazo que sostenía a la elemental y al cuerpo de Lena, se alzó, mientras los otros cuatro, que las rodeaban, se hundieron hasta perderlos de vista.

Poco a poco fueron surgiendo unas figuras que iban tomando forma a medida que salían a la luz.

Delante de Kara, apareció un fornido caballero empuñando una afilada lanza. Tenía una gran barba gris y el torso desnudo. Flotaba en el aire sobre una cola de algún tipo de pez. Era brillante con unas resplandecientes escamas azules.

A su izquierda, una figura de rasgos femeninos hizo su aparición. Su pelo se asemejaba a una nube y se movía sin cesar. Vestía una gran túnica blanca de la que asomaban dos espectaculares alas blancas.

A la derecha, una vez más, apareció el fauno que ya le había ayudado en anteriores ocasiones.

Y tras la elemental, un enorme dragón de grandes y brillantes escamas rojas rugió provocando un estremecimiento en Mon-El y Nia.

-Estos son los elementos materializados- dijo Kara- Tienen la fuerza de la tierra, el agua, el fuego y el aire. Ahora vas a enfrentarte contra todo tu mundo.

Al decir esto, los cuatro personajes abandonaron su posición y emprendieron la batalla. Rodearon al kappa y comenzaron a golpearle. Ninguno de las dos chicas podía ver a Mon-El, pero a Kara le tranquilizaban sus gritos desesperados.

-¡Basta!- gritaba él suplicando perdón-.

Pero ninguno parecía detenerse. Cuando el cuerpo del kappa se agotó, los elementos se retiraron esperando a que volviera a revivir.

Mon-El abrió los ojos e inspiró profundamente. Fue entonces cuando Nia observó aquellos ojos extrañamente familiares. Unos segundos después, una imagen cruzó su mente.

-¡Eras tú!- le gritó al kappa, que agradeció que le diera conversación para que aquellas criaturas le dieran un respiro- Tú fuiste el que nos atacó en el bosque. Tú eres el hombre que maté aquel día.

Mon-El sonrió con maldad. Kara se arrastró hasta llegar a Lena, para abrazarla. La había perdido, no podía permitir eso. No otra vez.

-¿Me viste bajo la capucha?- preguntó curioso-.

-Vi tus ojos- dijo Nia- Y yo nunca olvido nada. Pero estabas muerto y yo...

-No más que ahora- contestó riendo- Ya he muerto varias veces, a mi pesar. Pero luego vuelvo a la vida.

-Pero mis alas son del color de lo siniestro. Porque te maté y me condenaron, me maldijeron.

-Porque tu mente creyó que eras una asesina.

Nia esperanzada miró atrás, esperando un milagro, y fue entonces cuando, poco a poco, las plumas de sus alas fueron tornando al color que habían tenido todos aquellos años.

Miró a su hermana y ésta intentó devolverle la sonrisa que le enviaba, pero sus lágrimas delataban el dolor que sentía su alma.

Tras la breve conversación, las cuatro figuras comenzaron de nuevo con el sacrificio del soldado de Krypton.

Katie (Supercorp + Agentreign + Brainia) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora