14. Ese era el plan

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Kara permaneció en la cama, tal y como le aconsejaron, aunque se encontraba francamente bien. Y, aunque no le había costado que la naturaleza la dañara, ya que simplemente obedecía sus órdenes, fueran cuales fueran, Sam había sabido curarla en un instante.

Un ruido tras la puerta la obligó a llevar su vista en esa dirección. Allí, en el umbral, una joven y bella muchacha le observaba. Tenía el pelo negro y los ojos de una intensidad verde fuera de serie.

"Inconfundible", pensó Kara mientras su corazón se aceleraba poco a poco. Se dio cuenta de que Lena ya no portaba gafas y se había deshecho de aquel aire inocente que tanto le gustaba de ella. Lo había cambiado por un halo oscuro, aunque elegante.

Le extrañó mucho verla sin ellas. Le daban confianza cuando se ponía nervosa. Se sentía protegida interponiendo algo entre sus ojos y el mundo, y por eso a Kara le llamó la atención que no tuviera aquello que la hacía sentir bien. Sin embargo, seguía siendo ella. Seguía siendo Lena. Era preciosa. Ya lo era con quince años, pero el tiempo la había convertido en una mujer hermosísima. Sus labios estaban pintados en un color rojo oscuro y sus ojos perfilados en negro. Notó cómo le temblaba el pulso mientras la miraba, y Lena también parecía desconcertada. O triste. O abatida. O intrigada... No podía leer en sus ojos.

Kara tragó saliva antes de poder hablar.

-Hola- dijo tímidamente, esperando que ella moviera algún músculo-.

-Soy la señora de esta mansión- dijo sin saludarla- Sólo vengo a darte la bienvenida, pues te han admitido en el centro. Te recuerdo que aquí se trabaja muy duro y todos los días. Al alba, debes dirigirte al tercer piso, a la segunda puerta a la derecha. Allí es donde practican los aquas. Si no lo encuentras, pregunta a alguien.

Kara se sorprendió de la rapidez con la que hablaba. Era algo propio de ella. Hablaba de tal manera que siempre la hacía marear, como si la velocidad de sus palabras la afectara. Esta vez parecía saberse de memoria lo que iba a decir, como si lo hubiera ensayado, y ahora que había terminado, se giró para irse.

-Mi nombre es Melissa- dijo Kara, intentando retenerla- ¿Puedo conocer el suyo?

-Apenas nos veremos y estoy prácticamente segura de que jamás volveremos a hablar. Si necesitas por alguna razón llamarme, hazlo por el nombre de señora.

No era muy amable, estaba claro, pero no iba a darse por vencida.

-Así lo haré- contestó educadamente-.

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Lex acompañó a Nia hasta su nueva habitación.

-Encima de la cama tienes ropa. Estate preparada. Vendré a buscarte en unos minutos y hablaremos.

-Gracias, señor- dijo la chica sin quitarse la manta que cubría sus alas-.

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Kara subió hasta el tercer piso para dirigirse hasta donde Lena le había indicado. Había estado pensando en lo que había oído el día anterior a uno de los alumnos. "Los dos traidores", pensó. Ya suponía que estarían en contra de Lex, ¿pero de Krypton? ¿Acaso no trabajaban para él?

Al abrir la puerta se dio cuenta de que no se había confundido. Cuatro personas, tres hombres y una mujer de pelo y ojos azules, le estaban esperando. Llegaba tarde.

-Aquí nos gusta la puntualidad- dijo el mayor, de unos sesenta años- así que por favor, no vuelvas a entretenerte.

-Lo siento.

-Veo que dominas el poder del hielo- dijo otro que estaba más apartado- Pero no te creas la única aquí- su pelo se volvió blanco un instante, pero volvió a cambiar rápidamente al azul- Que no vaya presumiendo de ello no significa que no sea capaz de hacerlo.

Katie (Supercorp + Agentreign + Brainia) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora