Epíolgo

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El timbre del instituto tocó y todos los adolescentes salieron corriendo de ahí, dejando a su maestro negando dado que no lo habían  dejado hablar. Suspiró y miró hacia la ventana y vio que estaba nevando.

Hacia tres años que había  llegado a New York y su vida habia cambiado por completo. Vio a adolescentes  tirandose bolas de nieve y rió al ver que uno le golpeó la cara. Negó mientras pasaba por los bancos y comenzó a juntar papeles que sus alumnos habian dejado tirados dado que habían  tirado cuando el timbre de fin de año tocó.

Negó riendo mientras  veía  cartas de amor, tareas sin hacer, papeles vacios, apuntes por la mitad. Este se sentó en su escritorio y suspiró, debería irse de ahí.

—Papi— mumuró una pequeña niña sonrojada.

Jughead levantó la mirada y miró hacia la puerta para ver a su hija, y atrás a su chica. La niña corrió hasta la brazos de su padre y esté la sentó en un regazo. La pequeña niña lo miró para comenzar a dibujar.

Betty se acercó hasta en  y le dio un beso en los labios, dulce y pequeño.

—estaba por ir a casa a comer con ustedes— soniró mirandolas.

—lo se, pero es que pasé a buscar a Mia al instituto y ella a querido venir contigo— dijo Betty mientras miraba a su hija dibujar.

Jughead sonrió y acarició el pelo de su hija— hoy hace tres años que llegamos aquí— dijo.

Betty asinitó— fue lo mejor que nos pudo haber pasado— soniró y se acercó a Jughead.

Jughead la besó— deberíamos  ir a casa, tengo mucha hambre.

La niña rió— me parece que Mia también— habló Betty con una sonrisa.

Y los tres caminaron. Jughead llevaba en brazos a su hija y tomaba la mano de Betty. Y sin dudarlo, eran felices, ellos tres... Sin nadie mas.

¿Y que mas podia pedir Betty? Estaba teniendo aquella familia que nunca había  tenido, y tampoco se arrepentía  de nada. Capas que si, talvez, las cosas hubieran sido mas sencillas, todo hubiera ido un poco mejor. ¿Pero que mas importaba ahora?. Ningún  reproche, ni nada, podia hacer que ella no disfrutara de ver a su chico jugando con su hija, fruto de un amor prohibido, uno clandestino.

 Estos se aventaban nieve y corrían  por esta mientras reian y la niña soltaba unos pequeños gritos de alegría , y había  algo que ambos podian decir, y era de que eran felices.

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