Capítulo 20: Unas pequeñas vacaciones

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Capítulo 20: Unas pequeñas vacaciones

Derek:

—¡Dios mío! ¡Es enorme!

El grito que pegó Elliana al ver el hotel me sacó una sonrisa e hizo que todo mereciera la pena solo por ver aquella expresión en su cara.

—¿Te gusta?

Ella estaba muda. Era una de las pocas veces que se quedaba sin palabras. Con la cabeza hizo un leve asentimiento. Sus pupilas se habían dilatado y veía todo con avidez.

—Derek, Derek, Derek. Quiero verlo por dentro. ¿Será tan alucinante como lo es por fuera?

Las mejillas de mi bella flor estaban rojas de la emoción. De vez en cuando daba saltitos en su sitio de lo impaciente que estaba por entrar.

Habíamos aparcado en el garaje que el hotel tenía y ya desde allí se podía apreciar lo perfecto que sería aquella escapada. Estábamos literalmente en medio de la nada. Todo lo que se podía ver era un gran e inmenso bosque en el que quería perderme con mi bella flor. Se respiraba paz por todos los lados, la paz que tanto ella como yo necesitábamos.

Saqué del maletero nuestras maletas. Elliana tomó la suya con rapidez, antes de que yo pudiera procesar su jugada, y empezó a caminar con urgencia hacia la entrada.

—¡Vamos, hombretón! —me apremió ella—. Quiero verlo por dentro.

Su emoción me contagió. Estaba más contenta que unas castañuelas.

Al entrar por la puerta, nos golpeó de lleno el aire acondicionado. Suspiré con alivio. Era agradable pasar de un calor sofocante a un ambiente más fresco. La verdad es que ya me estaba agobiando.

El hotel estaba cargado de decoraciones lujosas, muy propio de un hotel de su categoría. Todo en él gritaba lujo por doquier. La recepción tenía unos sofás desperdigados aquí y allá en donde, de seguro, ambos nos tomaríamos una copa. Había algunas televisiones en la estancia que estaban emitiendo un partido de béisbol.

Las sandalias de Elliana resonaron sobre el mármol blanco mientras avanzaba hacia la chica que estaba en el mostrador de recepción. Era bastante joven. No tendría más de veinte años. Iba vestida de manera impecable, con el uniforme pegado a su cuerpo.

—Bienvenidos a Sophie's Luxure Hotel —nos saludó la recepcionista con cortesía.

—Buenas noches, señorita... —Me fijé en su placa. Ponía Lara Lane—...Lane. Mi novia y yo tenemos una reserva a nombre de Derek Foster.

Ella buscó en el registro y sonrió al encontrarme.

—Aquí está, sí. Tienen una reserva de siete noches. Tienen el desayuno, la comida y la cena incluido en el precio, así como las bebidas. —Tomó un par de tarjetas que utilizaríamos a modo de llave y las activó—. La suite Sophie les espera. El desayuno se sirve de seis a once de la mañana; el almuerzo, de una a tres y media; y la cena, de ocho a once. El comedor está en la primera planta. El horario de la piscina es de diez de la mañana a diez de la noche. Espero que les sea de su agrado la estadía.

Elliana sonrió con cordialidad y cogió las llaves.

—Muchas gracias.

Después de firmar todos los documentos, pudimos por fin buscar nuestro dormitorio. Bueno, más que eso. La suite no estaba dentro del edificio, una característica muy buena. Por fuera tenía el aspecto de una cabaña. Era sorprendente. Una valla de setos y metal la separaba del complejo.

—¡Oh! ¡Hombretón, es gigantesca! —gritó la mar de contenta mi bella flor. Estaba tan emocionada que incluso daba botecitos en su lugar mientras esperaba a que abriera la puerta de la verja.

Sueños Enredados (Amor Enredado 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora