Capítulo 29: ¿Qué hago aquí?
Semanas antes
Elliana:
Una luz demasiado clara me cegó por completo cuando desperté. Olía demasiado a desinfectante. Lo primero que vi fue una enfermera que me miraba como si yo fuera lo más extraño que sus ojos percibían.
No podía moverme, no al principio. Tenía el cuerpo agarrotado. ¿Cuánto tiempo llevaría inconsciente?
Un momento. ¿Qué hacía allí? ¿Qué hacía en un hospital? ¿Dónde estaba? Espera. ¿Quién era?
—Señorita Jones —dijo la mujer con un suspiro de alivio. Hablaba en castellano y no tenía acento—, menos mal que ha despertado. Ya nos estábamos preocupando.
Intenté hablar, pero tenía la garganta y los labios secos. A mi lado, en la mesita de noche, había un vaso repleto de agua. Hice acopio de todas mis fuerzas para cogerlo y llevármelo a los labios. Estaba fría y eso ayudó.
—¿Qué... qué ha pasado? —pregunté con temor. Tenía la voz rasposa.
Pero la maldita mujer no respondió a mi pregunta.
—Llamaré al doctor para que te ponga al día.
Estaba nerviosa. Estaba asustada. ¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba?
Estaba sumida en mis propios pensamientos cuando un hombre entró por la puerta. En toda la habitación predominaba aquel color tan claro que tenía que hacer esfuerzos sobrehumanos para no quedarme ciega.
Cuando me miró, una sonrisa amable iluminó sus rasgos. Era bastante mayor, su rostro estaba surcado de arrugas. Parecía amigable.
—Elliana Jones —dijo con cautela acercándose a mí—, soy el doctor Arana. ¿Qué tal te encuentras?
Tosí.
—Siento como si un camión me hubiese arrollado —confesé.
Él se puso cara a cara. Sacó una linternita de su bolsillo e inspeccionó mis ojos. Cuando se alejó, todavía veía puntos negros debido a la luz cegadora.
—No me extraña. Llevas días inconsciente. ¿Recuerdas algo?
Un nudo se instaló en mi pecho.
—Recuerdo —hablé con un hilillo de voz. Divagué en mi memoria borrosa—, recuerdo criarme en Phoenix con mis padres y trabajar los veranos en la pastelería que tenían. Me gradué en la universidad tras estudiar el grado de Traducción e Interpretación. También hice un máster en Traducción e Interculturalidad. —Seguí buceando en mis recuerdos—. Sé varios idiomas. Fue por eso que quería estudiar la carrera de traducción. —Me quedé callada, pensando. ¿Trabajaba en algo o estaba en paro? Seguí indagando en el cajón oscuro de mis recuerdos—. Trabajo... trabajo en FosterWords.
—¿Recuerdas algo más? —Negué con la cabeza y apreté los labios. Quería llorar. Mi último recuerdo era una salida que hice con Winter y con Genevieve—. ¿Sabes dónde estás? —Volví a negar con la cabeza. Era tan frustrante. Tenía ganas de llorar. Sentía las lágrimas agolpadas en mis párpados y un nudo enorme en la garganta.
La alarma en mi cabeza se encendió. Mi cerebro gritó <<¡Alerta!>>.
—¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?
El doctor Arana se sentó en la cama y me apretó las manos en un intento de tranquilizarme. Pero es que yo estaba histérica. ¿Qué cojones estaba pasando? ¿Por qué estaba en una camilla? ¿Qué me había pasado?
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Sueños Enredados (Amor Enredado 3)
RomanceTrilogía Amor Enredado 3. La relación de Derek y Elliana va viento en popa. Cada día sienten que se quieren más y, además, Elliana se ha mudado ya al piso de Derek. Creen que juntos podrán superarlo todo. Tyler ha vuelto a las andadas. Elliana ni sa...