Capítulo 28: Desesperación

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Capítulo 28: Desesperación

Derek:

—¿Cómo te encuentras? —preguntó Landon.

Habían pasado casi dos semanas desde que Tyler y yo discutimos. Habían pasado casi tres desde que Elliana estaba desaparecida. La policía no había dejado de buscarla y yo estaba desesperado por encontrarla.

No era lo mismo sin ella. La vida carecía de sentido. Echaba de menos pasar tiempo con ella, escuchar su voz, los ratos en los que ella se sumía en su propio mundo. La echaba de menos. Tenía ganas de encontrarla. Sabía que la situación era complicada. Si todavía no había aparecido era porque el muy cabronazo de Tyler la había escondido bien. Ojalá no le hubiera hecho daño. ¿Por qué cojones nadie me creía? ¿Por qué solo me creían mis amigos? ¿Por qué la policía no hacía nada al respecto?

Argh.

—Estoy echo polvo.

Los días sin ella habían sido una agonía. Apenas dormía. En sueños la veía sufrir de mil maneras y eso hacía que despertara a altas horas de la mañana sudando y gritando. Tampoco comía mucho. Había perdido el apetito y la comida me sabía insípida.

—Tío, deberías descansar un poco. Tanto trabajo te va a sentar mal —dijo.

Lo miré. Parecía preocupado, tanto como yo.

—¿Se sabe algo más?

Él se metió las manos en los bolsillos del traje que llevaba. También se le veía cansado, como si las últimas noches apenas hubiese pegado ojo.

—No. Argh, odio todo esto —confesó—. No me creo la excusa tan tonta que se ha inventado Tyler. Está claro que ha sido él. Ruby y él son capaces de hacer lo que sea con tal de salirse con la suya. —Me miró con seriedad y lo que vi no me gustó ni un poco. Me puse en alerta—. En serio lo digo. Recuerdo que en la universidad Elli fue a una carrera de coches clandestina solo porque Ruby quería ir y, cuando las pillaron, dejó en la estacada a mi pobre amiga. Tyler tampoco es que fuera un santo. Recuerdo verle haciendo de las suyas más de una vez.

Landon se dejó caer en la silla que había frente a mí. La verdad es que antes de que él entrara, había estado perdido en mis pensamientos. Había intentado leer los estudios de mercado en vano. Mi mente viajaba a ella todo el rato.

—Odio no saber dónde ni cómo está —confesé.

—Ya somos dos. —Se quedó callado bastante tiempo, mirando la nada. Cuando volvió a hablar, su voz sonaba lejana—. ¿Sabes una cosa? Deseo que ese hijo de puta no la haya tocado. Deseo que no haya puesto sus sucias manos sobre ella. —Se derrumbó—. Deseo que esté aquí.

Landon, un hombre fuerte, estaba llorando. Yo también había llorado mucho aquellos días. Lloraba de impotencia y de frustración. Lloraba porque no sabía dónde estaba mi bella flor.

Me levanté de mi asiento, rodeé la mesa y le di un abrazo. Landon y yo nos habíamos unidos más desde que Elliana y yo habíamos empezado a salir. Lo consideraba ya un amigo. Era fiel a ella y, a diferencia de lo que la gente creía, entre ellos solo existía una gran amistad.

—La encontraremos —le aseguré.

Él sorbió por la nariz.

—¿Lo prometes?

Esbocé una sonrisa triste.

—Removeré cielo y tierra si hace falta. Juro que la traeré de vuelta.

. . .

Los días siguientes fueron de lo más estresantes. Si os soy sincero, utilizaba el trabajo para mantenerme ocupado durante el día, pero al regresar a casa los pensamientos negativos volvían. Veía las diferentes formas que Tyler podría estar utilizando para hacer sufrir a Elliana y eso no me dejaba dormir. Si me quedaba frito, me despertaba a la madrugada gritando su nombre. A veces, ni siquiera era capaz de pegar ojo. Me era imposible descansar sabiendo el daño que el muy mamonazo podría estar ocasionando en ella.

Sueños Enredados (Amor Enredado 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora