Capítulo 23: Indeseables
Elliana:
Joder. Menuda suerte que teníamos. No me lo podía creer. En serio, parecía una broma pesada del destino. ¿Acaso en mi vida anterior había sido una asesina en serie? Porque no me explicaba las patadas que me daba la vida.
¿Qué coño hacían Tyler y Ruby allí? Me cago en todo. Con la de hoteles que había. ¿Justo tenían que alojarse en el nuestro?
Menuda vida más perra.
—Aquí tienen las llaves de su suite.
Me empecé a poner pálida. Oh, no. No, no, no, no. ¿No me digas que se iban a alojar en la cabaña que estaba al lado de la nuestra? Porque sí, aquel hotel solo tenía dos suites y estaban pegadas.
En serio, estaba considerándome el hecho de darme un tiro con una pistola.
El agarre fuerte de Derek me dio un poco de seguridad.
—Bella flor —susurró en mi oreja—, que ellos dos no impidan que pases unas buenas vacaciones. Ignora su presencia.
Me aferré a él con fuerza. Lo miré a los ojos. Aún seguía anclada en el sitio.
—No creo que pueda.
Una parte de mí estaba aterrada por el hecho de volver a ver al hombre que en su día me partió el corazón y destrozó los sueños que había construido a su lado. Otra parte de mí, al contrario, quería restregarle en la cara lo que se había perdido y la buena relación que tenía con mi hombretón. Porque de lo que estaba muy segura era que gracias a nuestra ruptura había tenido la oportunidad de conocer a Derek, un hombre que me volvía loca con solo una mirada y a quien quería con locura. Estaba total e irremediablemente enamorada de él.
Tomé la decisión indicada. No me iba a dejar guiar por el miedo otra vez. Ya no era una niña tonta y asustada, ya no era la misma Elliana del pasado. Ahora era una mujer hecha y derecha, con un trabajo y una pareja estable, y pensaba restregárselo en las narices a ese gilipollas.
Pasamos por su lado y os juro que pensaba que no iba a pasar nada, que no se iban a dar cuenta de nuestra presencia. Pero, de un momento a otro, Ruby se volvió para coger algo que cargaba en su maleta. En el mismo instante que sus ojos marrones hicieron contacto con los míos, supe que la tormenta se avecinaba. Su sonrisa me causó escalofríos.
—¡Cariño, mira quiénes estás aquí! —exclamó con falso entusiasmo.
Apreté con más fuerza la mano de Derek. Pobre, no sé cómo no se quejaba de la presión con la que sujetaba su mano. ¡Si casi le estaba dejando sin sangre en los dedos! Fue un gesto que aprecié mucho.
—Ruby, Tyler —los saludé con indiferencia. De pronto, notaba que mis músculos volvían a hacerme caso y que podía, por fin, moverme.
—Vaya, qué casualidad.
Sonreí con falsedad.
—Sí, qué casualidad —dijo Derek con calma, evaluando la reacción de ellos dos.
—Espero que vuestra estancia sea de vuestro agrado.
Ante todo, siempre se me había enseñado a ser educada, aunque la situación estuviese por encima de mí. Así que opté por desearles una buena estadía a decirles que estaba deseando que les partiese un rayo por la mitad o que una bandada de cuervos hambrientos los atacase por el bosque a medianoche. No, no era vengativa para nada.
Tiré de Derek e intenté alejarnos de allí. Estaba leyendo las intenciones de Ruby. Ella era como un libro abierto, siempre lo había sido. Cuando éramos niñas, siempre supe cuándo ella quería hacer alguna travesura. Pasó lo mismo en la adolescencia. Cuando estuvo colada por uno de los chicos más buenos de la clase lo supe antes de que ella lo asimilara. El problema fue que fui tan inocente de no ver que mientras salía con Tyler, ella y él se lo estaban montando pero bien. Fue uno de los errores que cometí y que esperaba que no se repitiera de nuevo.
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Sueños Enredados (Amor Enredado 3)
Roman d'amourTrilogía Amor Enredado 3. La relación de Derek y Elliana va viento en popa. Cada día sienten que se quieren más y, además, Elliana se ha mudado ya al piso de Derek. Creen que juntos podrán superarlo todo. Tyler ha vuelto a las andadas. Elliana ni sa...