Frente a aquel edificio que fue mi segunda casa, por primera vez me sentía pequeñito.
Lo que dijo Karina no fue muy alejado de lo que Fernando había estado intentando decirme.
Mientras estaba frente a la puerta de cristal, alguien me empujó con rudeza.
—No estorbes, fracasado—dijo una voz fría que reconocí inmediatamente.
Frente a mí, estaba el joven Fernando, entrando al edificio, sin mirar atrás, con soberbia.
Ahí entendí todo. Recordé las veces en las que fui grosero con las personas a mí alrededor. Sin embargo, ahora soy diferente y no puedo dejar que alguien igual a lo que fui antes, sea quien tome las decisiones.
Entré decidido, acercándome a las recepcionistas.
—Buenos días, quisiera...
—Si, y entonces me dijo que no podía y yo así como de...
—Hey, les estoy hablando.
—¿En serio hizo eso?, Seguro te está engañando.
—¿Hola?... Creo que me atenderé solo.
Comencé a caminar en dirección del ascensor cuando una de las recepcionistas se dirigió a mí.
—¿A dónde crees que vas?.
—Voy a ver a Andy, así que si me disculpan.
—Licenciado Alcántara, para tí, igualada y no puedes hacer eso.
—¿Por qué no?.
—El licenciado está muy ocupado, tienes que hacer cita.
—Bueno, hágame una cita.
—Con gusto, ¿Te parece bien dentro de cien años?.
La risa de ambas fue muy molesta.
—Necesito hablar con él, vengo por el puesto de director general.
Nuevamente su risa se hizo presente, ahora con mayor intensidad.
—Claro, claro. ¿Tienes una carrera terminada?, ¿Un posgrado?, ¿Diez años de experiencia?.
—No ha de tener ni la secundaria.
—Escuchen, no puedo explicarlo, pero tengo el conocimiento suficiente y la experiencia para hacerlo.
—Oh, claro, tiene todo el sentido para mí. En un momento el licenciado te atenderá.
—¿De verdad?.
—Si, y yo mañana iré a postularme para presidenta con toda mi experiencia imaginaria. Mejor vete con tu dignidad bien puesta antes de que llamemos a seguridad.
—No no no, espera, yo quiero ver su currículum, creo que tiene un buen lugar en esta empresa.
—Bueno, no tengo currículum, pero estos son mis papeles—comenté sacando de la mochila los papeles en el folder que preparó Chelsea.
—Un momento—dijo la chica al recibirlos.
La recepcionista se levantó y llevó los papeles a un pequeño bote de basura para arrojarlos ahí sin siquiera mirarlos.
—Ahora si, puedes irte.
—No gracias. Tengo una mejor idea.
Di la vuelta e intenté entrar al ascensor pero fui detenido por un guardia.
—Lo siento pero no puede pasar sin autorización. Tendré que pedirle que desaloje en calma.
—Aún no.
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Anillos Del Tonalli: Vida Y Muerte(Finalizado).
De TodoCréditos de portada: LRiaas💜 ... Jonathan Carrasco Madero es un hombre de ochenta y siete años, quien vivió en la época del machismo donde los problemas se arreglaban con armas, sin embargo su gran capacidad mental lo ayudó a salir de la pobreza y...