Anillos Del Tonalli: Vida Y Muerte(Finalizado).

26.- Ataque.

—¿A dónde vamos?.

—Tu súbete, te lo mereces.

—De acuerdo.

Alice me llevó a un centro comercial que nunca había visitado. El lugar era enorme con demasiadas tiendas y algunas atracciones, parecido al que visité con Chelsea, pero esté era aún más grande y un tanto lujoso.

—Seguramente estás hambrienta luego de pasar toda la mañana en tu negociación—comentaba al entrar al lugar.

—La verdad es que sí.

—Bueno, se que la dieta que tuviste que seguir no estaba tan mal, pero tampoco es malo premiarse un poco de ves en cuando.

—No entiendo.

—Solo sígueme.

La sorpresa fue llevarme a un prestigioso restaurante donde se sirven platillos realmente deliciosos.

Una vez que llenamos el estómago, salimos de ahí y entonces comencé a sentir que el ambiente cambiaba de forma rápida.

—Oye Alice, ¿No sientes como que nos observan?.

—Acostumbrate pequeña, algunas lo harán por envidia, otros porque son perros detrás de carne.

—No, esto es un tanto diferente—argumenté viendo a todos lados sin encontrar a nadie que nos estuviese mirando.

—Claro que no, es la primera vez que vienes a un centro comercial vestida de esa forma, es normal.

—Si tú lo dices... Espera, ¿A dónde vas?—pregunté a notar que Alice seguía caminando mientras que yo me había detenido.

—La nueva tú, necesita un nuevo guardarropa, vamos.

Alice y yo, estuvimos caminando por las distintas tiendas en las cuales se detenía a comprar muchas que pedía le enviaran a una dirección. Joyas, zapatos, ropa, maquillaje, en cada tienda se llevaba una buena cantidad de cosas muy variadas, lo que hizo que finalmente terminaramos cargando algunas bolsas.

Después de unas cuantas horas, mis pies comenzaron a dolerme a pesar mientras que trataba de ignorar la sensación de que alguien me observaba.

De pronto Alice se detuvo en una tienda de tecnología, así que decidí esperar afuera, lo que al poco rato me dejó helado. Al voltear a mi derecha, pude ver a unos metros a uno de los que me robaron mi motocicleta, quien soltó una sonrisa muy perturbadora, así que decidí mirar hacia la izquierda, solo para darme cuenta que ahí estaba el otro, con una sonrisa muy similar, pretendiendo que miraban artículos de mini tiendas.

Pasó un rato sin que se movieran, cada segundo me aseguraba que iban tras de mí. Por suerte, de la nada, apareció un policía.

—Disculpe.

—¿Que sucede, jovencita?.

—Hay dos personas muy sospechosas que han estado mirándome desde hace rato.

—Bueno, si no quiere que eso suceda, no debería vestir así, solo está buscando provocar a los hombres.

—No diga tonterías y haga su trabajo.

—De acuerdo, ¿Quienes son los sospechosos?.

—Estan por... Ahí—dije al ver que habían desaparecido por completo—, ya no están.

—Señorita, es muy bonita, pero no alucine.

—Hablo en serio.

—De acuerdo, que le parece si me da su número por si acaso.