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—Aaaaaghhh ¿entonces no hay noticias, cierto?—preguntó Secco después de la incómoda plática sobre su edad y sus planes de suicidio. Le parecía un poco lindo ver a Cioccolata preocupado por él. Era el único que se preocupaba por él.

—No, en realidad no. Me siento ignorado.—el de cabellos verdes sacó un espejo para retocar su maquillaje.

El rubio decidió acercarse al escritorio para tomar un cubo de azúcar, pero Cioccolata lo detuvo antes de que su mano alcanzará dicho frasco.

—No, no, Secco malo. Haz comido mucho azúcar el día de hoy.

El contrario le vio con ojos de desprecio.

—¡Mentira! Oh, te has portado tan bien que mereces uno más.—sacó el terrón adulterado—Es para ti, ten.—se lo entregó con una gran sonrisa, tenía miedo de que Secco sospechara.

Pero no lo hizo, Secco tomó el cubito de azúcar con sus dedos y lo metió en su boca. Comenzó a masticarlo, pero lo único que notaba era un sabor ligeramente ácido.

—Grrrrr... Sabe raro.

—¿De qué hablas? Es solo un terrón de azúcar como los que tanto te gustan.—dijo intentando oírse lo más creíble posible.

—Es ligeramente ácido al derretirse en la lengua, pero el sabor es picante cuando pasa hacia mi laringe... El azúcar normal es dulce en todo momento, no puedo descartar que éste tenga algo extraño. ¿Revisaste la caducidad, Cioccolata?

Cioccolata comenzó a sudar frío, había fracasado su plan y ahora tenía que disculparse con su compañero por haber intentado drogarlo.

—Mierda... De repente me siento cansado...

—Deberías acostarte un momento—lo llevó al escritorio y lo recostó ahí.

—Pero si yo dormí todo el día, no es posible que ahora me encuentre cansado, dormí un total de siete horas hoy. Cumplí con mi horario de sueño ¿por qué me siento así?

—No sé...

—Ahora mi vista se nubla... Supongo que te haré caso y me quedaré aquí, Ahhh.

"Ahhhh" aquella expresión le causó una satisfacción interna. Había logrado la primera parte de su plan.

—Está haciendo algo de calor... Estoy sudando tanto.—se quejó Secco.

Cioccolata comenzó a echarle aire con un abanico, pero el joven cada vez sentía su cuerpo más y más caliente.

—AAAAHHHH MIERDA. ME DERRITO... —estaba retorciéndose en el escritorio, sufría demasiado.

—¿Por qué no retiras tu stand? Quizá te ayude a refrescarte un poco...

—No... Yo debo conservar mi Oasis en todo momento...

—Anda, quítatelo. Mira cómo te rostizas dentro, eso no es sano.

—¡NO LO HARÉ, ZORRA! ¿ENTENDISTE?—gritó con la poca energía que le quedaba y comenzó a jadear. Por su parte, Cioccolata no se inmutó, se dirigió a donde tenía guardado su estuche quirúrgico y sacó un bisturí.

—Te lo quitas o te lo corto. Vamos, decide.—su voz se oía genuinamente seria.

Secco finalmente obedeció, retiró su stand quedando únicamente en una especie de tanga color crema.

—OOOOHHHH♪ así que... Solo llevas eso debajo.—Cioccolata se llevó las manos al rostro fingiendo estar sorprendido. Secco por su parte lo estaba masacrando mentalmente.

—Grrrr... —Se hizo un ovillo nuevamente.

—¿Te sientes mejor?

—Si fue tu plan desde un principio el desnudarme así, supongo que estarás contento. Maldito perro teibolero...

—No te enojes, además piensa... Debías dejar descansar tu stand de vez en cuando.—Cioccolata se sentó en la silla giratoria produciendo nuevamente ese molesto chirrido.

—Ahhh... Me siento peor, mi cuerpo se siente extraño, no siento las extremidades...

"Mierda, debí darle una sobredosis"–pensó, sabía que la había cagado.

—Mmmhhh, te ayudaré... Quizá unos ejercicios para la movilidad de las extremidades te ayude a sentirte mejor.

—Ni se te ocurra tocarme—intentó levantarse y cayó al suelo, golpeándose fuertemente las rodillas.

Cioccolata lo cargó y nuevamente lo puso sobre el escritorio.

—Debes tener más cuidado. Mira, se te hará un terrible moretón ahí.—puso sus dedos sobre la piel de Secco y presionó la zona causándole una intensa oleada de dolor.

–AAAAHHH. ¿Qué parte del "no me toques" no entendiste?—preguntó molesto.

—Tsk, yo solo quiero ayudarte. Te aprecio demasiado.—intentó hacer la forma de un corazón con sus dedos, pero más bien eso parecía un hígado.

—¿Esto es tu culpa, no es así?—le preguntó sin despegar sus ojos de él.

—No digas tonterías, estás enfermo... Es fiebre, de la peligrosa... Tú sabes, no hipertermia y no febrícula, F I E B R E—respondió intentando no hacer obvio su nerviosismo.

—Te creeré solo porque tú sabes de qué mierda hablas, además que tienes más de diez años de estudio sobre esta clase de cosas, pero te estaré vigilando, Cioccolata.—se tendió nuevamente en el escritorio. Secco aún conservaba sus facultades, era cuestión de minutos que comenzará a confundirse y a entrar en un estado psíquico distinto al habitual.

Después de un rato, efectivamente el chico de los dientes torcidos comenzó a sufrir una especie de delirio, perdió la orientación de tiempo y lugar y solo se encontraba ahí, tendido en el escritorio existiendo.

—Vaya... Resultó mejor de lo que hubiera esperado. Espero no perder el control y matarlo de una vez, este imbécil me servirá de mucho para sacar mi frustración.—más que eso, Cioccolata en el fondo sentía algo por Secco, algo que no se podía definir como obsesión pero tampoco como amor, al menos no una forma  pura y desinteresada de este último.

Cioccolata deseaba tener a Secco, meses atrás había soñado con ese momento y ahora se estaba volviendo realidad.

Sin tiempo que perder, se  sentó en una esquina del escritorio, y comenzó a acariciar el cuerpo de su compañero. Secco era muy suave, su piel era como el terciopelo y además tenía un hermoso color.

—Ohh, de verdad me gustaría poder tocarte así todo el tiempo.

—¿Qué dices? Puedes hacerlo, no me molesta—respondió.

—Bien, como digas.****—sus delgados dedos trazaron un recorrido desde la oreja izquierda de Secco hasta llegar a su pecho. Una vez ahí no se contuvo en masajear ligeramente los pezones desnudos de su compañero.

—Aaahhh, eso es raro. Oye nunca me dijiste que eras gay...

Apretó con fuerza su pezón izquierdo sacándole un nada discreto chillido de dolor.

Notas: ****Queria poner un "a tus órdenes chichona" pero pues no, iba a cagar  el momento

Doble actualización porque es lunes y tengo terribles deseos de morir, así que decidí distraerme en algo más sano, o sea escribiendo esta cochinada.

Sweet as sugar [Cioccolata x Secco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora