Luego de dilatar un poco a su amante, Cioccolata decidió entrar en él. Su pene dolía y necesitaba ser atendido urgentemente. Colocó la punta húmeda de sus caliente erección en el orificio anal de Secco y se introdujo con cuidado. Era algo difícil para él aguantarse las ganas de follarlo como un animal. En su cabeza ya había armado la siguiente idea que tenía planeada cuando le suministrara droga. Así que pensó que sería mejor dejar el maltrato, dolor y mutilación para la siguiente vez.
Al sentirse invadido por ese gran pene, Secco solo se inclinó más, para así recibirle con más suavidad, sin pena alguna levantó las nalgas para así ser penetrado deliciosamente.
–Haaaajj—su cuerpo se sacudió apenas el glande de su amante chocó con su próstata.
—¿Te gusta ahí?–preguntó el mayor. Su voz sonaba más ronca de lo normal.
—Ahhh s-sí. Dame más justo ahh ahh ahí nghh.—la habilidad que tenía su amante para encontrar su zona erógena era impresionante, era como si Cioccolata conociera más el cuerpo de Secco que él mismo. Aunque después el menor pensó que era lógico, pues su amante poseía avanzados estudios en anatomía.
—Siempre quise follarte así. Esas nalgas rebotando cada que te la entierro me prenden más.
—Ahhh... Ya te dije que ahora que soy tuyo puedes tenerme siempre.—dijo el rubio con dificultad, apenas podía mantenerse respirando.—Puedes amarme como desees, finalmente fui hecho a la medida para ti, Cioccolata.
Esas palabras removieron un poco los sentimientos humanos que Cioccolata aún conservaba en su interior, los cuales creía extintos. Una especie de calor extraño en su cuerpo lo invadió, seguido de una especie extraña desagradable cosquilleo que recorrió desde su abdomen hasta su pecho. Por inercia sonrió, esas sensaciones agradables eran tan nuevas para él, eran por supuesto, menos intensas que la adrenalina de hacer una cirugía, menos intensas que el placer exquisito de un orgasmo y menos intensas que el dolor. Eran efímeras como la primavera, pero de algún modo esas sensaciones eran alimento para su marchito corazón.
—No entiendo qué pasa conmigo... Esto es extraño... Nunca me había sentido de este modo.
Secco no respondió, solo intentó cubrir su rostro con las manos mientras el mayor introducía su gran pene en él. El placer lo estaba llevando al límite, tanto que sus músculos internos estaban teniendo pequeñas contracciones con cada choque, sentía que no podía respirar bien, además de que su vista comenzaba a nublarse, creía que pronto se desmayaría. Era la mejor puta cogida de su existencia.
—Ahhhh... AGGGHHHH.—su apretado ano le dio la señal indicada, unas estocadas más y se correría. Como pudo se sostuvo con fuerza de su amante, rodeando sus caderas con las piernas mientras que se abraza a a él como si su vida dependiera de ello. Hubo un momento incluso en el cual sus uñas se enterraron en la espalda de Cioccolata. Excitando así más al peliverde, quien perdió el control total de sus caderas.
El mayor ya no podía más, se movía con tanta violencia que hacía rechinar la cama, metía y sacaba su caliente erección de una forma tan placentera y salvaje que le costaba un poco mantenerse así sin venirse. Sintió que estaba rompiendo a su amante quien temblaba y gemía debajo suyo mientras cerraba los ojos y se mordía in poco intentando callar esos suaves cantos de placer. Le excitaba mucho... Secco una vez más era suyo. Quería follarlo duro hasta que no quedará nada de él, quería hacerlo tan suyo que se olvidara de su nombre, quería entrar en él tan profundo.
Quería llenarlo de él. Meter su pene tan profundo en el interior del otro y liberar toda su semilla en esa estrecha y húmeda cavidad anal. Quería preñarlo, pero fisiológicamente y anatómicamente eso no era posible.
Una vez que Cioccolata sintió que el orgasmo se aproximaba. Besó a Secco y se introdujo todo. Se movió con violentas sacudidas, haciendo que su pelvis chocará con el delicado cuerpo masculino del rubio. El orgasmo venía, cada una de las células de su cuerpo lo sentía. En un momento previo a la eyaculación, sintió los brazos de Secco rodeándole en un torpe abrazo y así la sensación de extraña calidez que había experimentado con anterioridad se incrementó.
Después de un par de estocadas profundas, liberó todo su semen dentro de su amante. Era una sensación deliciosa pues las paredes de Secco se contraían como si succionaran su erección, haciendo que el se,en saliera con más velocidad. Se había venido mucho y realmente agradecía eso.
Por otra parte, Secco se sintió lleno al fin, no había podido gemir debido a que su amante había atrapado su boca en un apasionado beso lleno de amor y saliva. Aunque por dentro el rubio gritaba de placer mientras sentía su ano llenarse de fluidos. Él se vino justo después de sentirse lleno.
Ambos permanecieron un rato así, unidos. Estaban alto agotados y no era para menos, el tener sexo de esa manera hubiera sido (en otras condiciones) suficiente para embarazar a Secco.
–Ahhh... Me siento tan cansado.—comentó el menor mientras secaba el sudor pegajoso que cubría su cara.
–Yo también estoy agotado. Esto fue fantástico. El mejor sexo de mi vida, sin duda.—salió del interior de Secco, dejándolo con el trasero escurriendo de semen.
—Dios mío...no creí que esto fuera a suceder y mira...
—Es por qué te amo. Adoro que seas un buen chico.—acaricio con cariño los claros cabellos del menor, Secco solo sonrió, era muy feliz.
—Te amo Cioccolata.—dijo.
—Y yo a ti, mi dulce niño.–el mayor le dio un último beso y con las picas fuerzas que aún le quedaban lo cubrió con las sabanas y lo abrazó, para en seguida quedarse dormido.
Para Secco, lo que estaba ocurriendo era un sueño hecho realidad, el cual esa día se tornaría en pesadilla.
No mamen tengo insomnio, me pinches odio.
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Sweet as sugar [Cioccolata x Secco]
FanfictionCioccolata se siente atraído por su compañero. Secco en cambio odia a Cioccolata pero nunca se lo demuestra porque está agradecido con él y a pesar de que le cae como un hígado le tiene mucho respeto y admiración. Todo cambia en el momento en que en...