MARATÓN 1

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No sé qué hora es, mi habitación está totalmente a oscuras y tengo miedo, estoy sola. Las imágenes de la noche anterior se repiten en mi cabeza y comienzo de nuevo a llorar.

Pasan unos minutos y prendo la lamparita de noche. Veo a alguien acostado en el pequeño mueble y comienzo a temblar.

-Andrw...
Digo casi en un susurro. La silueta se levanta, y va hacia mí. Le abrazo, sentir su aroma me tranquiliza...

Llevo mi mano a su rostro y noto que está llorando. Me parte el corazón, él no se merece esto. Le abrazo fuertemente.

-Perdóname.
Me aparto un poco, lo miro dudosa y se levanta de nuevo. -Esto no hubiese pasado si no te hubiera dejado sola. Por sus mejillas ruedan lágrimas al igual que por las mías.

-Pero si gracias a ti no pasó nada.
Pestañeo un poco, las lágrimas nublan mi vista.

Se aparta lentamente y lleva las manos a su cabello y tira de él.

-Y si hubiese pasado... no me lo perdonaría.
Me levanto de golpe y me tiro a sus brazos. -Mi responsabilidad es cuidarte y protegerte. Me dice casi en un susurro.

-A tú lado, me siento más que protegida.
Hace una mueca y yo le doy un fugaz beso en la comisura de su dulce boca.

-Vamos a dormir, es necesario descansar.

-Quédate a mi lado.
Hago morritos y él asciende. Se mete en las sabanas y me abraza.

-Nadie más te hará daño te lo juro.
Me da un beso en la frente y quedo dormida entre sus brazos de nuevo.

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La luz da directo a mis ojos, los cuales abro. No sé qué hora es, tengo mucho dolor de cabeza, me levanto y voy al baño. Me inspecciono al espejo.

Las imágenes de lo ocurrido, ruedan por mi mente una y otra vez, comienzo a llorar de nuevo. Me quito todo lo que llevo puesto, necesito despojarme de todo, no quiero pensar más en esto.

Me meto a la ducha y me doy un baño. Quiero borrar de mi cuerpo cada caricia, cada beso, su maldito olor...

Salgo del baño, el dolor de cabeza se ha intensificado, por lo que antes de vestirme me veo obligada a tomar una pastilla. Una vez lo hago, me pongo unos vaqueros y una blusa no muy escotada, recojo mi cabello en una trenza y bajo.

Me encuentro con que todos están armando el árbol de navidad. No recordaba que ya mañana es noche buena.

-Con que empezaron sin mí.
Ese es mi saludo. Todos me miran cuando comienzo a ayudar. Después de un rato, mamá manda a mi hermano por las aleluyas para el árbol. Yo me acomido a traerlas.

Subo las escaleras y con lo primero que me encuentro es con esa habitación. Un sabor amargo sube a mi boca y me entran ganas de llorar. No, Soph... debes ser fuerte...

Cuando bajo con lo que me pidieron, noto que mamá está hablando, por lo que detengo el paso.

-Les pido por favor que delante de ella no hablen de esto... aunque estoy segura que es una mujer muy fuerte, no quiero que decaiga en el ánimo con que amaneció.
Dice mamá.

-¿Crees conveniente llevarla a donde un psicólogo para que le ayude a olvidar?
Dice papá... Pero que Carajos...

Entro como si no hubiese escuchado lo que decía y comienzo mi labor. Entre risas y bromas, hemos terminado el árbol, solo falta la estrella.

Mi hermano la tiene en la mano. Le miro y este levanta los hombros.

-Ponla tú, al final cada año eres más pequeña y es más fácil subirte.
Le doy un empujón y obtengo una sonrisa de su parte.

"MI HERMOSA COINCIDENCIA" Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora