Capítulo 12

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—No podemos seguirle el juego. Ese tío acabará matando a Diane de todas formas.—Sylvana se negaba a mentir a la policía. Lo único que quería era liberar a su amiga de las garras de Giovanni.
—Sabemos que él es capaz de cualquier cosa y si tenemos la mínima posibilidad de salvarla, yo la voy a utilizar. No sé vosotros.—Salva sin embargo, era partidario de decirle a la policía que Diane les había llamado y que estaba bien. Él confiaba en sí mismo y en sus aptitudes como futuro policía que sabía que iba a ser. De hecho, las oposiciones eran en breve y no estaba repasando nada, pero su amiga era lo primero.
—Yo confío en Salva. Si alguien de este grupo sabe de lo que habla es él.—Manu mira a su amigo y éste le hace un gesto de aprobación.
—Yo ya no sé qué opción es la mejor. Sólo quiero recuperar a Diane. Ni me imagino las barbaridades que debe estar soportando.—Nicole estaba realmente angustiada, aunque así estaban todos, pero Nicole controlaba peor sus emociones comparada con los demás.—El caso es ¿cómo lo hacemos?
—Eso. No sabemos donde está. Lo único que sabemos es que es Giovanni quien la tiene y tratándose de él, deberíamos darnos más prisa que nunca. No hay tiempo que perder.
—Vamos por partes.—Salva tomó las riendas de la situación. Estaba claro que iba a ser quien dirigiera a sus amigos, puesto que él era el más adecuado para saber que hacer.—Lo primero es llamar a la policía y mentir. Giovanni cuenta con ayuda por algún sitio y nos están vigilando. Y eso significa que hasta que no controlemos a cuánta gente nos enfrentamos, no podemos actuar.
—Salva. Te recuerdo que hace menos de un año Diane casi muere por su culpa. No podemos perder tiempo.—le contesta Sylvana levantando un poco la voz.
—Lo sé y quiero darme prisa, pero no podemos hacer las cosas sin pensar. Sylvana, estamos hablando de tíos que no tienen ningún problema con matar a una persona. Les da lo mismo clavarte una navaja a ti que a cualquiera, les da igual, como si eres millonaria, te roban y encima te matan, lo hacen sin problema.—Sylvana asiente, comprende que no queda de otra que hacer caso a su amigo y rezar por encontrar a su amiga con vida.

Pocos minutos después, Salva ya había hablado por teléfono con Messina, quien al principio no creía que eso fuera cierto después de tantas horas en las que la chica no hubiera dado ninguna señal de vida. Pero Salva tenía tanto poder de convicción y defendía tan bien sus argumentos, que el policía terminó fiándose de él y le prometió que comunicaría al resto del departamento que iban a dejar de trabajar sobre el caso. Si el chaval decía que lo había llamado, se fiaba de él. El hecho de que el chico iba a ser un futuro policía, hizo que Messina confiara el doble de lo normal en alguien en casos tan sumamente importantes.
Salva suspiró. Sólo esperaba que no analizaran el cigarrillo, puesto que les iban a salir las huellas de Giovanni y verían que el chico tenía una orden de alejamiento con respecto a Diane. Y ahí tenían un enorme problema. Sólo esperaba que hubieran zanjado el caso y que no investigarían más, de lo contrario ya no sólo se vería Diane involucrada en el doble de problemas que los que tenía, sino que ellos iban a tenerlos también por mentir y ocultar información a la autoridad.
Hay instantes en los que Salva pensaba que quizás haberle dicho a la policía los problemas que estaban teniendo iba a ser la mejor opción, pero no quería arriesgarse. Tenía que confiar en sí mismo y aplicar la teoría de todo lo que había aprendido y llevarlo a la práctica. Esto es lo que determinaría si realmente estaba preparado para ser un policía de verdad. Sólo le quedaba ser optimista y pensar que todo esto iba a salir bien. No pensaba irse de allí sin Diane. Y a ser posible con vida. Pensar que estaba en peligro con ese capullo, no hacía más que hervirle la sangre. Un calor repentino inundaba su cuerpo y sólo tenía ganas de pelearse a puñetazos con aquel imbécil.

Ahora solo tenían que abordar un plan. ¿De dónde iban a conseguir la información del paradero de Diane? Obviamente Giovanni no les iba a decir nada. En más de una ocasión les había demostrado que no tenía muchas luces, ya que muchas veces hacia comentarios absurdos y decía tonterías por doquier. Pero sabía de sobra que pese a que no fuera muy avispado, no lo era del todo como para decirles el lugar exacto donde se encontraba su amiga.
—Tenemos una opción. Desgraciadamente de alto riesgo. Giovanni me dijo que había varios ojos que miraban por él. Si sabían que habíamos estado en el apartamento es que saben que ahora mismo estamos nosotros aquí. —Salva mira a sus amigos uno por uno sostenidamente.
—¿Entonces cómo vamos a movernos? Cualquier paso que demos lo sabrá Giovanni.
—Vamos a despistarlos. Al menos lo intentaremos. Sólo tenemos que mirar bien y ver si algo nos resulta sospechoso.—Salva intentaba idear el mejor plan posible hasta que a Nicole se le ocurrió una idea.
—Podemos hacer una cosa. Si saben quienes somos, sólo nos queda disfrazarnos. Me refiero a cambiarnos totalmente de aspecto. Nos ponemos gorras, sombreros, gafas de sol e incluso nosotras podemos comprar una peluca para pasar más desapercibidos. No creo que Giovanni tenga tanta pasta como para contratar a muchos tíos, como mucho habrá un par de ellos.

Cuestión de prioridades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora