Algunas horas antes de que Salva, Manu, Nicole y Sylvana llegaran a la cabaña...
Estaba horrorizada. Tras oír el ruido del motor aproximarse a la cabaña estaba completamente segura de que no podía salir de ahí con vida. Harvey y Skye estaban allí, casi una hora intentando ayudarme a salir de aquel espeluznante cuarto sombrío y no encontraban modo alguno. Lo único que podía hacer desde dentro, dadas las circunstancias, era rezar para que Giovanni no encontrara a Harvey y a Skye con las manos en la masa. Esperaba que no hubieran sido lo bastante atrevidos como para haberse escondido y esperar otro momento en el que pudieran sacarme de allí. Tenían que huir. Por mucho que quisiera largarme con ellos, no quería que a ellos les pasara nada.Y no quería que sus vidas estuvieran en peligro. No los conocía de nada y me producía cierta impotencia ver como se estaban jugando la vida por mi. No obstante, estaban haciendo justo lo contrario. Estaban buscando mil y unas posibilidades para que pudiera salir sana y salva de aquellas cuatro paredes que se habían convertido en mi espacio las últimas horas.
Ver cómo no dejaban de intentarlo, me hizo entender que pese a que vivimos en un mundo donde la maldad tristemente parece que reina por naturaleza, todavía existen buenas personas. Todavía hay gente que es capaz de luchar lo que haga falta por salvarte y no dejar que caigas al pozo. Dos completos desconocidos estaban buscando la forma de salvar mi vida y yo no sabía como iba a agradecérselo. Si salía con vida, claro. Cada minuto que pasaba, menos eran mis esperanzas de salir viva de aquel lugar.
Cierto es que la vida me había enseñado a ser fuerte. Me había obligado a ello por todas las situaciones que había vivido, que no habían sido pocas. Pero eso era superior a mí. ¿Cómo demonios haces para ser optimista cuando estás encerrada en un lugar desconocido, por el cual apenas entra luz y que es tú ex, el que tiene una orden de alejamiento el que te tiene allí metida? Francamente, no creo que exista ni una sola persona en el mundo que sea positiva ante la situación que estoy viviendo. Si ya había conseguido salir con vida de aquella paliza en Nochevieja, si ya había sobrevivido a un coma por su culpa; ¿cómo iba a ser valiente si se iba a asegurar de que estuviera muerta?
De repente me vi envuelta en un charco de lágrimas. Era consciente de que no podía despedirme de mis padres. Ni de mi perro. Ni de mis amigos. Me vinieron a la mente las vacaciones en Cerdeña con mis padres, los paseos por el monte con mi perro Black, las comidas familiares por Navidad... me estaba dando cuenta de que todo aquello no se volvería a repetir y lo peor de todo, no podría ni si quiera decir un triste adiós a todas aquellas personas que tanto quiero. Seguían viniendo imágenes a mi mente. Me acordé del viaje de fin de curso con Nicole y con Sylvana, las noches de borrachera y las risas que nos echábamos siempre. Cerré los ojos y mi mente se transportó a aquel día en el que quedamos Nicole, Sylvana, Manu, Salva y yo a pasar el día en la playa. Un día que jamás olvidaré. Posiblemente del mejor verano de mi vida. Un precioso día que cerraba el verano y qué mejor que pasar el día entero con cuatro de las personas que más te hacen reír en el mundo. Todavía con los ojos cerrados, como si de un relámpago se tratase, apareció la imagen del beso con Salva de hace dos días, de cuando jugamos juntos a la botella y el día siguiente, donde vino a verme por sorpresa y acabó sucediendo lo jamás imaginable entre las sábanas de mi habitación. Sonreí. Realmente echaba de menos a Salva. Quería gritar. Quería salir de ahí e ir corriendo hasta sus brazos y acurrucarme en su pecho. Quería que me protegiera con sus brazos y que me tranquilizara diciendo que todo estaba bien, que estaba segura con él. ¿Cómo no me había fijado en Salva antes? Era el chico perfecto para mí. Y para cualquier mujer, de eso no cabía duda. Estudioso, responsable, amable, divertido... y además tenía un físico para flipar. Estaba musculado, gracias al deporte que hacia casi todos los días en el gimnasio. Adoraba las pecas que le aparecían por el sol sobre su nariz y también por debajo de sus ojos verdosos con tintes amarronados.
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Cuestión de prioridades.
Fiksi RemajaDiane es una chica italiana que sufre violencia de género tras los cuatro años de relación que lleva con Giovanni. Tras una fuerte paliza, Diane comienza a replantearse la vida sin Giovanni hasta que un americano, Harvey Sanders, se cruza en su cami...