Lucas.
Viernes, 19 de Febrero de 2016.
Sentía el cuerpo pesado, como si estuviera hecho de cemento. Un dolor sordo me palpitaba la cabeza, era insoportable. Tenía la boca seca, y varias partes de mi cuerpo me dolían. Sentía que estaba sudando, y que mi frente me ardía de dolor. Trate de abrir los ojos, pero no se movieron ni un poco; era como si estuviera demasiado débil para hacerlo. ¿Qué me pasaba? Una oscura neblina espesa se extendía a mi alrededor, y me dejé arrastrar de nuevo a un sueño tranquilo.
Me desperté de aquel sueño en el que estaba cuando un fuerte grito me hizo despertar automáticamente y salir de esa tranquila burbuja. Trate de abrir los ojos, otra vez, pero no podía. Mierda, ¿por qué? Me sentía muy débil, y cansado. ¿Acaso había muerto? No, claro que no. «Concéntrate en abrir los ojos.», me susurró la voz en mi cabeza. Ella tenía razón, tenía que concentrarme.
Me armé de valor y coraje, y me forcé, aunque me doliera, a abrir los ojos. Entonces, gracias a eso, pude hacerlo, siendo deslumbrado por la fuerte luz de la habitación. Observando, cuando mi vista comenzó lentamente acomodarse que estaba en la habitación de Tyson. La reconocía a la perfección de las muchas veces que entré por las noches para tomarle fotos para mi colección.
Noté que ya no estaba desnudo. Llevaba un suéter negro muy pequeño y ajustado que se pegaba a mi piel, parecía de mujer. También llevaba una larga falda marrón que me llegaba hasta más abajo de las rodillas. Me percaté de eso último cuando quité la sabana azul en la que estaba envuelto sobre la cama de Tyson.
No sentía mis piernas, pero al más mínimo movimiento sentía un dolor insoportable en ellas. Las miré detalladamente, y no estaban dobladas como estuve creyendo. Pero, aún así sentí que algo se había roto ahí. Llevaba las piernas cubiertas con unas vendas de hospital, y sentía que estaban cubiertas de alguna crema o algo así, ya que noté que una crema sobresalía de uno de los vendajes. ¿Tyson había hecho todo esto por mi?
Sentí algo en el pecho, y mis mejillas se coloraron.
Supongo... que él no era tan malo.
Tragué saliva, y con la poca fuerza que tenía trate de sentarme sobre la cama, ahogando varios gritos de dolor en el intento. Mierda, ¿por qué me dolían tanto las piernas? Y no solo eso, el cuerpo también, incluso la frente. Me la toqué y sentí un ardor y un moretón, ¿cómo me había hecho eso? ¿Y dónde estaba Tyson?
Tenía ganas de gritar para llamarlo, pero, no tenía tantas fuerzas para hacerlo, ni mucho menos ánimos. Él me había dejado en el sótano, por dos días, sin agua sin comida. ¿Por qué lo había hecho? Yo creí... que él me amaba.
«No te ama, Lucas. ¿Cuándo te darás cuenta de eso?» oí susurrar a la voz de mi cabeza, y me negué a creer en su palabras.
- N-No, falso- Le contesté susurrando con la débil voz que tenía-. Él me a-ama, si no, ¿por qué hizo esto por mi?
Él... pudo haberme dejado morir en el sótano. Pero, no. Me trajo aquí y me cambió de ropa. ¿También me había bañado? ¿Me había dado algo de tomar, y de comer? Porque ya no sentía esa necesidad desesperante de antes. Me sentía aliviado, como si ya hubiera bebido y comido algo.
- Ves, T-Tyson no es tan malo...- Continué suavemente, y la voz de mi cabeza dejó de sonar-.
Miré detalladamente, por milésima vez, toda la habitación de mi crush. Era bastante moderna y masculina. Las paredes eran de un color azul oscuro, y en ellas habían posters de fútbol y de otros deportes. También tenía un perchero que estaba contra la pared, y en el estaban colgadas sus gorras, sus chaquetas, y sus guantes favoritos de boxeo. Nunca llegué a mencionarlo, pero Tyson había estado en un club de boxeo hace dos años, así que sabía pelear cuerpo a cuerpo contra alguien.
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Crush ©
Mistério / SuspenseLucas Hood estaba tratando de que su obsesión por el chico perfecto y popular, Tyson Hemmings, no saliera de control. Pero, un día las cosas se salieron de sus manos por su obsesión psicótica y decidió seguir a Tyson al bosque en una noche de sexo c...