Capítulo 21: Marca traumática.

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Tyson.

Martes, 05 de Abril de 2016.

Aún recordaba mi pasado, y en como todo se fue a la mierda. 

En como mi familia se fue a la miseria.

Recuerdo que todo había comenzado desde aquel día. Cuando tenía cuatro o tal vez cinco años. Recién habíamos llegado de un viaje que mi padre había organizado para que pasáramos más tiempo juntos, ya que él trabajaba de contador en un banco y no tenía mucho tiempo para nosotros. Él la mayoría del tiempo se la pasaba en el trabajo. Mamá fue la que básicamente me crió, ya que ella era ama de casa.

Recuerdo que la habíamos pasado bastante bien en todo el viaje, y que estaba muy feliz. Papá me compró manzanas cuando nos devolvimos a casa en el auto, y mamá también comió. Me encontraba garabateando en un cuaderno de dibujos que papá me había comprado en el camino, mientras que seguía recostado de los asientos de atrás, y si mal no recordaba, sentía que tenía una familia perfecta y que todos eramos felices.

Justo recordaba las expresiones de mis padres en ese momento, y mis pensamientos de niño de cinco años. Papá tenía una muy grande y radiante sonrisa en su rostro, mientras que seguía conduciendo y hablando dulcemente con mi mamá, quien iba en el copiloto. Mamá estaba hojeando con una sonrisa una revista de ropa femenina que papá le había comprado, para que ella eligiera algo que le gustara ya que él se lo compraría. Ellos realmente hacían eso en el trayecto. Solo que, ahora que volvía a pensar en ese día. Me di cuenta de que no estaban felices.

Mamá tenía una mirada apagada y perdida en el catalogo de ropa, mientras que papá trataba de hablar con ella. Papá trataba de hacer feliz a mamá, ahora que lo volvía a recordar y me daba cuenta de la realidad. Mientras, que mamá estaba con una mirada fría y depresiva sin querer hablar con él en todo el trayecto de vuelta a casa. 

«¿Te encuentras bien, Maggie?», papá le había preguntando con preocupación a mamá, ya que ella no le contestaba y solo lo ignoraba. Él le había hablado muy dulce y con aquella comprensión que solía tener. Incluso, la había llamado por el apodo que le había puesto por su nombre.

Sin embargo, mamá siguió teniendo aquella mirada fría y apagada. Ella solo se dedicaba a hojear las hojas del catalogo en silencio. Entonces, papá le habló con un poco de carácter, y ella reaccionó, y contestó: «Lo siento, Jacob. Estaba un poco distraída.» Dejó la revista en uno de los gabinetes del auto, y se giró hacia la ventana del auto para no hacer contacto con papá. Él se dio cuenta de eso. «Si algo esta pasando, necesito que me lo digas, cariño», le dijo papá con preocupación, y mamá solo ignoró sus palabras. «Margareth, por favor, estamos casados. Sabes que voy apoyarte si algo te pasa.», insistió papá ante el frío silencio de mamá.

Él se mostraba atento, y como todo un buen esposo. Pero, mamá no se mostraba interesada en eso. Incluso, mientras que papá más le hablaba a mamá, el rostro de ella se desencajaba aún más. «Oh, Maggie. ¿Acaso estás volviendo a tener problemas con... la depresión?», continuó papá con la preocupación pintada en sus palabras, y el rostro de mamá terminó de desencajarse. Ella dejó de mirar por la ventana, y bajó la cabeza para mirar fijamente sus pálidas manos. Entonces comenzó a llorar silenciosamente, y recuerdo que no me di cuenta de eso, ya que estaba distraído garabateando sobre el cuaderno de dibujo. Pero, ahora que volvía a recordar aquel día, me di cuenta de la realidad.

«Maggie, vamos, dime qué sucede.», insistió papá con cautela y delicadeza. Él llevó una mano hacia la mano de mamá para tomársela dulcemente mientras que seguía conduciendo. Mamá no reaccionó, y solo soltó sollozos silenciosos. Pero luego de un rato se limpió las lágrimas, y dijo: «Lo siento, Jacob. Perdóname. Pero antes de que hiciéramos este viaje... aborté. Estaba embarazada.» Esas pocas pero fuertes palabras, dieron inicio a la miseria en nuestra familia. Papá no pudo creer lo que ella había hecho, y se enojó con ella. Tanto, que le había dejado de hablar a mamá. Él entendía que mamá sufría de sus depresiones, y que se le dificultaba tener hijos, ya que mamá siempre decía que no estaba preparada para criar a un bebé. Pero, por otro lado papá estaba dispuesto ayudarla a salir de sus depresiones, solo que el problema era, que mamá no quería su ayuda.

Crush ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora