Lucas.
Domingo, 14 de Febrero de 2016.
Me desperté con un insoportable dolor de cabeza, cien veces peor que cualquier dolor de cabeza que hubiera tenido antes. Al principio ni siquiera podía abrir los ojos, me dolía hacerlo, pero me propuse abrirlos, y finalmente lo logré y me quede deslumbrado por la luz de la habitación.
Alguien me estaba sacudiendo ligeramente del brazo, era una molestia que me resultaba casi familiar. Y entonces sonreí y miré hacia arriba, esperando ver la sonrisa de Markie, pero, en su lugar me encontré con el pálido rostro de un muchacho y sus ojos azules.
Me levanté sobresaltado de donde estaba y tuve que reprimir un grito tras ser consciente de que todo aquello era real y no una pesadilla horrible; sin pensar, me pegué al respaldo del sofá en el que estaba acostado, lo más lejos que pude de él.
- Lamento haberte asustado, pero, quería conocerte- Me dijo en un susurro-. Solo quería hacer eso, lo siento.
Abrumado y asustado, trate de retroceder aún más de él, y caí al frío suelo en un golpe seco, y él se preocupó por mi y se acercó para ayudarme, pero mi expresión aterrada lo hizo detenerse.
- Lo siento- Se disculpó con la sinceridad pintada en sus palabras, pero yo no podía creerle-.
Él era un chico bastante pálido y atractivo. Su rostro parecía el de uno de esos modelos de las revistas que tanto le gustaban a las chicas. Tenía un largo y rizado cabello negro, que podría jurar que le llegaba hasta arriba de los hombros, pero no podía saber eso ya que tenía el pelo recogido con una goma elástica. Llevaba una extraña y peculiar vestimenta, que consistía en una camisa de mujer morada muy corta que hacia mostrar su torso, y una larga falda negra que le llegaba más abajo de las rodillas y casi le cubría sus pies descalzos.
Su aspecto me hizo recordar al de una mujer.
- Ven, Lucas. Te ayudare a levantarte, no pasa nada- Me habló con suavidad, y me extendió una de sus manos-.
Dio unos pasos hacia mi con la mano tendida, como si esperara a que yo la tomara, pero, lo que logró hacer fue que retrocediera aún más asustado y que me pegara contra la pared de la habitación.
- A-Aléjate de mi... no me toques- Hablé con voz gruesa y temblorosa, y él negó con la cabeza con tristeza-.
- No soy el enemigo, Lucas- Respondió, mientras que se sentaba en el sofá y me miraba dulce y compasivamente-.
No respondí, y tampoco me moví. No podía. Mi pulso estaba muy acelerado por el pánico y el miedo, y se me dificultaba respirar. Aún no podía procesar lo que había pasado. ¿Tyson... enserio me había secuestrado? ¿Dónde estaba? ¿Quién era ese chico frente a mi?
Miré instantáneamente a mi alrededor, al lugar en el que estaba, y observé que estaba en un sucio y polvoriento sótano que estaba lleno de cajas y un par de sofás con manchas de suciedad. Había una pequeña bombilla de luz guindando en el techo. Las paredes estaban sucias y teñidas de un gris. El suelo era de cemento y en una esquina de la habitación estaban las escaleras de madera que te llevaban arriba.
No aparté la mirada de las escaleras, e instantáneamente dije:
- T-Ten.... Tengo que salir de aquí.
No tuve respuesta alguna de parte de aquel chico, pero ahogué un grito cuando sentí que algo me caminaba en la mano. Entonces, cuando eché un vistazo retrocedí asustado al ver que era una rata gorda y espantosa que se me había subido a la mano.
- El sótano está lleno de ratas, y de cucarachas- Mencionó él, mientras que yo me apartaba asustado y asqueado de la rata-.
- ¿Por qué me hacen esto?- Susurré con lágrimas en los ojos, y me hice un ovillo lejos de la rata, contra la pared -. ¿Quién demonios eres tú?
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Crush ©
Misteri / ThrillerLucas Hood estaba tratando de que su obsesión por el chico perfecto y popular, Tyson Hemmings, no saliera de control. Pero, un día las cosas se salieron de sus manos por su obsesión psicótica y decidió seguir a Tyson al bosque en una noche de sexo c...