CAPÍTULO XXIV: SOLA EN CASA

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—Pero si han pasado como... no sé, un montón de tiempo desde lo nuestro, nada que ver. No es rencor —aseguré.

—Piénsalo bien. Por más que haya pasado el tiempo, ustedes nunca arreglaron la situación, de ninguna forma, ¿cachai? Y ahora que está de vuelta, tú volviste a tener presente todo lo que pasó, aunque no quieras aceptarlo —trató de explicar Lara—. Mira, sé que es súper tonto que yo te diga esto, porque probablemente me coloque celosa después, pero, tienes que hablar con ella.

Tal vez Lara si tenía razón. Lo correcto era hablar con Sofía, tranquilamente, sin mi prepotencia. Después de todo, no es como si ella tuviese la culpa de lo que sus padres hicieron. Probablemente ella si me perdonaría si yo estuviera en su lugar. No es como si volviésemos a ser amigas o algo más, simplemente sería para dejar todo en paz, y claro, sin rencores.

Me quedé conversando con Lara un rato más. Me pidió que le explicara lo de Karla, y lo hice, sin rodeos. Fue muy comprensiva al momento de hablar y quedó todo absolutamente solucionado, incluso me volvió a pedir disculpas por no contarme lo de su, ahora, ex polola.

Después de mi conversación con Lara, y todo lo que pasó con Sofía, las semanas prácticamente pasaron volando. Habían pasado varias cosas relevantes en mi vida, como finalmente hacer las paces con mi ex, dejando las cosas en pura cordialidad, ni más, ni menos, simplemente nos saludábamos y nos hacíamos uno que otro comentario, lo justo y necesario para mantener una relación sana, como simples compañeras de curso. Lara estaba bastante contenta de haber seguido sus consejos. En realidad, arreglé las cosas con la chica después de tener esa profunda conversación con mi querida profesora, así que se podría decir que se lo debía a ella.

Era viernes, por lo que la cuenta regresiva para la gira tan solo se acortaba a tres días. Partíamos el lunes que venía hacia Argentina, por lo que Lara y yo tratábamos de pasar la mayor cantidad de tiempo posible juntas, aunque por su trabajo en el colegio y mi mamá, no era posible pasar más de unas pocas horas juntas.

Para nuestra suerte, el sábado íbamos a poder estar juntas prácticamente todo el día, ya que mi mamá se iba a ir con su pareja —que ya me había presentado, y honestamente me había caído bastante bien—, por lo que no volvía hasta el domingo por la tarde. Así que no tendría problemas en irme al departamento de Lara y ella tampoco.

Desde que comenzó lo nuestro, que en realidad no tenía nombre, porque no lo encontrábamos realmente necesario —o eso creemos­—, no habíamos traspasado los límites en cuanto a la intimidad, pero aún así lo deseaba mas que nada, tan solo quería respetar a Lara, y no forzarla a hacer nada que no quiera. Por eso, tenía planeado intentarlo cuando estemos en su departamento, como una especie de despedida momentánea, para que ambas tengamos algo de nosotras como recuerdo, hasta que yo volviera. Tal vez sea un poco dramático teniendo en cuenta que estaríamos lejos durante una semana, pero en mi mente se veía necesario.

—¡Deja de pensar en las tetas de la profe, mierda! —me gritó en el oído, Fernando.

—Oye ahueonao, te dije que no me grites en el oído —contesté dándole un golpe en la frente—. Torpe culiao... mas encima, ni siquiera estaba pensando en eso...

—Voy a hacer como que te creo... —se metió Andrea—. ¿Tienen todo listo para la gira? Hueón, aún no creo que podamos ir todos.

—Va a ser muy la raja. Tenemos que meter copete* a las cabañas... —propuso Enrique, siendo bien recibida su idea por todos.

—¿Qué harán mañana? —preguntó de pronto Amanda.

Todos respondían uno por uno, diversos planes, desde ordenar la ropa para la gira, hasta salir a carretear, extendiendo la invitación por supuesto. Para mi desgracia, llegó mi turno y no hice mas que empezar a tartamudear porque no sabía qué mentira inventar para que no me molestaran.

—La hueona está mas nerviosa que la chucha —rio fuertemente Andrea­—. Todo por que no se atreve a decir que se la va a pasar haciendo cosas del diablo con la profe Faúndez. —soltó, provocando las carcajadas de mis amigos—. ¿Cómo gemirá? —preguntó intentando molestarme más.

—¡Cállate un rato, hueona! Si me voy a juntar con Lara... —admití finalmente.

Así mis amigos se dieron cuenta y empezaron a hablar de todo lo que pasaba por sus pervertidas mentes con respecto a nosotras. Siendo honesta, si tan solo pasaran unas cuantas de esas cosas, estaría más que feliz.

Cuando llegó la hora de retirarnos del colegio, esperé a Lara para despedirme de ella y confirmar que nos juntaríamos mañana.

—Adivina quién terminó de firmar todo y va a poder salir temprano hoy —dijo Lara, llena de felicidad, como siempre.

—Ni idea... —jugué—. ¿Quién? —pregunté de forma inocente.

—La profesora con la que te besuqueas todos los días, jovencita —susurró a mi oído, matándome por dentro-. Qué harás en la tarde?

—Nada, creo que mi mamá va a llegar temprano... —dije con un puchero.

Con eso, Lara sabía que sería imposible vernos durante el resto de día que nos quedaba, por lo que sin darle muchas vueltas, nos despedimos y nos fuimos cada una a nuestros respectivos hogares. Maldición, ni siquiera podría ir a su departamento a verla por unas horas, me haría mucha falta.

Pasé a dejar a mis amigos y me dirigí a mi casa, bastante desmotivada por el hecho de no poder compartir la tarde con Lara, y tener que esperar hasta mañana para verla. Aún peor, debía preparar mis cosas para el viaje, lo cual sería seguramente agotador.

Al llegar, estaba completamente sola, lo cual era raro, porque mi madre siempre llegaba antes que yo, cuando podía, claramente, pero esta vez no fue así, por lo que me dirigí inmediatamente a mi dormitorio para dormir por unas horas, ya que estaba extremadamente cansada. Me desperté después de media hora, por el sonido incesante de mi celular, avisando que me estaban llamando. Al contestar, escuché la voz de mi mamá disculpándose porque no iba a llegar, ya que su pareja la había invitado repentinamente a comer a quién sabe dónde.

Mas que colocarme triste o algo así, decidí llamar inmediatamente a mi bella profesora de artes, ya que los planes habían cambiado radicalmente. Estaría sola probablemente hasta la madrugada.

En cuanto la vi llegar, sabía lo que iba a pasar esa tarde en mi casa. Estaba simplemente magnífica, con su cabello suelto, libre y dándole un aire salvaje que se complementaba con la felicidad en su rostro a la perfección. Era como ver a una diosa, una sexy diosa recién caída de su paraíso terrenal. 

*Copete: bebidas alcohólicas

¿Arte? Es amarte (LGBT) (LESBIANAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora