CAPÍTULO X: SAMANTA "PARFAIT ÉCRIVAIN" ECHEVERRÍA

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Después de unos extasiantes minutos, la canción ya había terminado. Mis mejillas ardían a más no poder, y las de Lara no estaban muy lejos de eso, el notorio color de sus pómulos la hacía ver mucha más guapa de lo que ya era. Reíamos nerviosas ante los aplausos y alarmantes gritos.

—Inteligente, guapa, simpática, culta y con unos increíbles dotes artísticos... Señorita Echeverría, ¿hay algo que la aleje siquiera un poco de la perfección?

—Creo, profesora, que yo debería estar preguntando eso a usted. Podría escribir y escribir de sus maravillas —reí nerviosa al notar que parecía una pequeña niña enamorada por primera vez.

—Oh profe, con esa voz podría enamorar a cualquiera —se metió el fastidio de Alonso a nuestra conversación.

—Gracias Alfonso, la verdad es que no me gusta cantar demasiado, pero gracias

Comencé a reír fuertemente cuando confundió el nombre de mi "amigo", ni siquiera eso podía recordar de él. Por mientras, el chico me miraba furioso al saber el motivo de mis burlas.

—Me llamo Alonso... Pero no se preocupe, sé que va a llegar un momento en el que no va a poder olvidar mi nombre.

—¿A qué se refiere?, no, espera, para qué pregunto... Cuidado con lo que dice —respondió la profesora con un tono frío y cortante ante la poca delicadez del chico.

Alonso no pudo sentirse más humillado en ese momento, por lo que se marchó rápidamente sin agregar ni una sola palabra.

—Sam, ya leí unas cuantas páginas de tu libro, bastantes de hecho —rió— Es muy envolvente, podría jurar que quedé enganchada a la historia desde la primera página... Tu libro debería estar siendo publicado por las más grandes editoriales.

—Profe, ambas sabemos que no es para tanto...

—¿Me estás diciendo exagerada? —fingió indignación— Adriana, en unos días mis contactos estarán llamándote por tu libro, es mi última palabra.

Lamentablemente eso no podía ser posible para mí, aun, ya que era demasiado evidente que con ese libro expresaba mis más profundos pensamientos relacionados con mi sexualidad, y seguramente si ganaba un poco de fama con todo esto, mi familia comenzaría a preguntarme demasiadas cosas hasta llegar a la maldita verdad.

—No, no lo haga...

—¿Por qué no debería hacerlo?, Sam, si tiene éxito, cosa que sucederá... Tu futuro estará asegurado.

—Es que no puedo, mis escritos son demasiado personales aún, porque hablan mucho de mí. Hay cosas plasmadas en esos papeles que ni siquiera mi mamá sabe, así que no quiero ganar problemas por esto.

La profesora pareció entender de inmediato a lo que me refería, por lo que simplemente guardó silencio y acarició mi mejilla suavemente, haciéndome sentir el confortable calor que desprendía su tacto y me dedicó una tierna sonrisa.

—Tendré que hacerte caso, por ahora, quiero que sigas escribiendo como un hobby, parfait écrivain*.

—Qué sutil apodo —reí—

—Más perfecto no te puede quedar, en serio.

La conversación se vio interrumpida por enésima vez, pero en esta ocasión a causa de la señorita que se encargaba de enseñarme un poco de historia.

—Larit... —se interrumpió a si misma al observarme, ya estando dentro de la sala— ¿no estarás sermoneando a una alumna como Sam, cierto?

¿Arte? Es amarte (LGBT) (LESBIANAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora