—Ya, cálmate. Tampoco es como si tú anduvieras haciendo weas, ella sola se "enamoró" de ti, problema de ella —dijo Andrea, en un intento de calmarme—. Y si estás así por Lara, insisto en que no tienes que sentirte culpable, no seas hueona.
—Hueona, a mi nomás me pasa esta mierda —susurré, afligida—. Igual mi mina se va a poner celosa, ¿cachai? —hice una pequeña pausa, tragando saliva—. Además, ¿cómo chucha voy a hablar con ella y decirle que no estoy ni ahí? Que incómodo...
—Tienes que decirle, tal y como son las cosas... Mala suerte si se pone a llorar o alguna hueá —respondió mi amiga—. Y Lara... bueno, tiene que entender nomás, si al final tú no hiciste nada. Sería tonta si se enoja.
Andrea tenía razón, bueno, siempre la tenía, debía hablar claramente con Verónica, decirle todo tal y como es. Lo único de lo que estaba segura es que no quería para nada estar con ella.
Decidí no darle muchas vueltas al asunto durante la gira, ya me preocuparía después de todos estos detalles. Después de media hora, llegamos al aeropuerto, embarcándonos en el avión que nos llevaría hasta Buenos Aires. No demoramos absolutamente nada en llegar a la ciudad, en la que nos esperaban gustosos los guías de la compañía de turismo que habíamos contratado.
El día estuvo lleno de actividades, en su mayoría relajantes. Comida, termas, parques y luego directo al hotel, donde compartía habitación con Andrea, mientras mis amigos se quedaban en las habitaciones de los lados. Fernando y Enrique llegaron a nuestra habitación en la noche, ya que el límite para compartir se alargaba hasta las dos de la mañana.
Como ya estaba previsto, ambos chicos llegaron con pequeñas botellas de alcohol que habían camuflado entre su ropa interior. Por gracia del Espíritu Santo no fueron encontradas por el profesor que revisó las maletas. Teníamos pocas horas para tomar, por lo que inmediatamente nos pusimos manos a la obra, y comenzamos a preparar los tragos, con lo que teníamos.
Otro de mis talentos, era mi don para preparar tragos, inventarlos en realidad. Todos me tenían como la bartender oficial de los carretes. Era algo bastante gracioso, e incluso agradable. Mi especialidad era un trago a base de vodka, al que había bautizado como "White & White", y que era el favorito de mis amigos.
Entre risas y borrachera, las horas pasaron sumamente rápido. Terminamos jugando a decir trabalenguas, como pudiéramos, con lo cual moríamos de risa al escuchar nuestra horrible pronunciación y modulación producto del alcohol.
Cuando llegó la hora de que todos volvieran a sus habitaciones, salí a dejar a mis amigos, percatándome de la presencia de Alfonso en el pasillo, que miraba con cierto recelo. Simplemente lo ignoré y volví a mi habitación, no sin dejar de pensar en cómo habían terminado tan mal las cosas con el chico.
Así pasaron los días, en los que, entre locuras y aventuras, disfrutábamos de nuestra gira de estudios. Casi terminando la maravillosa semana, prácticamente todos nos habíamos juntado entre todos, aunque sea para compartir un momento, todos, menos mis amigos y yo, con Alonso y Manuel, que por nada del mundo se acercaban a nosotros.
Todo iba perfecto, pero no podía dejar de pensar y extrañar intensamente a Lara, con quien hablaba lo mas que podía durante los días, aunque solo fuera a través de unos cuantos mensajes preguntando cómo estaba.
El último día de gira, que coincidía con un viernes, ya que era una "semana escolar", no completa como tal, se nos llevó a una especie de quincho, donde nos tenían una especie de fiesta de despedida, donde incluso había un poco de alcohol para los que quisieran. Todo esto ya consensuado con el profesor que nos acompañaba.
Todo eran risas y más risas, hasta que el alcohol comenzó a hacer de las suyas, soltando las lenguas de muchos de los presentes, que, sin vergüenza alguna, comenzaban a confesar cosas personales o de sus amigos. Entre todos tratábamos de amenizar los momentos incómodos que iban surgiendo, pero todo se arruinó definitivamente, cuando, un mareado Alonso se acercó a Sofía, riendo de forma extraña y mirándome atentamente. De cierta forma, sabía lo que podía ocurrir, por lo que me acerqué un poco donde estaban ellos, para saber qué estaba pasando.
—Oye Sofía... tú siempre me caíste bien ah —comenzó a hablar Alonso, arrastrando ligeramente las palabras—. Y siempre te encontré buena para Sam, como que hacían sentido po —siguió hablando, mientras Sofía lo miraba con un semblante serio—. ¿Tú cachai por qué no quiere saber nada contigo?
—Si lo sé po, y es razonable —contestó fría—. Ya, déjame hueón, andas puro molestando...
—Noooo, no seas hueona, Sofía. Si esa hueona no te dejó precisamente por esa hueá —rió, malvado Alonso—. Si se quiere comer a la profe Faúndez, hasta apostamos y todo —Ese fue el colmo para mí, por lo que me acerqué apresurada a solucionar todo.
—Déjate de hablar hueás, imprudente de mierda —solté con rabia, apartándolo de Sofía. —Ni se te ocurra creerle a este hueón. No sabe como dejar de odiar... —Miré a Sofía, obteniendo una mirada mas calmada. Me había creído a mí, menos mal.
—Cómo que no me va a creer. hueona, a ver —dijo, ahora violento, sosteniendo fuertemente mis brazos—. Yapo, maraca culiá, admite que te metiste con la profe, si yo cacho todo. Mas encima parece que igual quieres huevear con la de historia. No te pierdes ninguna po, marac... —lo interrumpí con una cachetada.
—Mas te vale que no vuelvas a hablar así de mí, ni de nadie... —escupí con rabia. Por suerte nadie sobrio nos había visto.
Extrañamente, Alonso no respondió a mi cachetada de ninguna forma, simplemente agachó la cabeza y se fue, evidentemente enfurecido. Inmediatamente sentí desconfianza de su actuar, sabía que en algún momento respondería, pero mas no sabía qué podría llegar a hacer.
—Sofi, por favor, no digas nada de esto... Nadie se tiene que preocupar —pedí—. Son los efectos del alcohol. Últimamente, Alonso se pone bastante violento con el copete, no debes hacerle caso. Solo quiere perjudicar a los demás.
—Si, sí. No te preocupes, si caché que se pone mal... No diré nada, pero solo dejaré que pase esto una vez, no quiero ver que intente hacerte daño —respondió Sofía, con sincera preocupación.
Después de la tensa disculpa, y de que terminara la fiesta de despedida, a eso de las cuatro de la mañana, volvimos al hotel, para descansar como correspondía, lo cual no pude hacer, debido a que la preocupación por lo sucedido con Alonso no desaparecía, era como una puntada en el pecho que presagiaba que algo malo iba a suceder. Si, definitivamente tenía un mal presentimiento sobre mi vuelta al colegio.
![](https://img.wattpad.com/cover/157300790-288-k167680.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¿Arte? Es amarte (LGBT) (LESBIANAS)
RomantizmCuando el amor llega, no importa quién seas ni de quién te enamores, no hay imposibles, pero... ¿qué pasa si esa persona es tu profesora? Samanta y Lara quedarán maravilladas al conocerse, ¿pero será posible dar paso a una relación amorosa?