Atrás: El Preludio de Javier Miramontes

1.2K 61 9
                                    




Si bien, cumplir los sueños es algo que no es imposible, para mí son casi inalcanzables porque mi forma de ser hace que cometa error tras error, tras error. Sin embargo, a pesar de que he visto sueños volverse realidad, y ver a mis amigos alcanzar la plenitud como ser humano junto a sus parejas y familias. Por mi parte las cosas son bastantes complicadas en mi familia, una madre internada en un asilo mental debido al trauma de la muerte de mi hermanito a los días de nacer, un padre amoroso pero de carácter "un poco" distante debido a su trabajo.

Cuando le dije acerca de mi homosexualidad simplemente escuche un corto y sin sentimiento, "Ok" seguido de un sermón de que tuviera cuidado con el sexo y las personas con las que me juntaba. No lo dudo, me hubiera gustado más que estallara y me gritara de hasta lo que me iba a morir, negándome y sacando toda su furia, en vez de aquellas palabras frías que simplemente me entraron en un oído y salieron por el otro. Necesitaba un poco de cariño pero no lo tenía de aquel hombre que me dio la vida.

Por eso desde siempre buscaba en hombres que me llevaba a la cama un poco de cariño que no había sentido. Si no fuera porque en los inicios de mis veintes al entrar a la universidad conocí a la primera persona que me dio cariño sin necesidad de fornicar con locura como siempre lo había hecho desde mis catorce primaveras.

— Desearía tener un novio como el tuyo. — Mi tristeza se reflejaba en cada una de mis palabras mientras los brazos de mi amigo me abrazaban con ternura como si fuera aquel abrazo paternal que siempre había deseado sentir, era una calidez que jamás había sentido pero al cual me acostumbre con unos segundos.

— Allá afuera hay alguien, solo no te desesperes... Porque es un tabú que te podría traer infelicidad. — Dijo en un tono de la cual parecía sonar un poco triste pero de cierta manera entendí y a pesar de que seguí con mi retorcida costumbre en algún momento sentía la esperanza que las manos en turno que me tocaban serían las indicadas para tocarme siempre pero fueron pasando las noches, los hoteles y los condones, parecía que no iba a llegar ese especial a mi vida.

— Que rico culo tienes, me gustaría follarte en otro momento. —

— Si, nos ponemos de acuerdo. — Cada quien se encontraba tomando sus prendas y vistiéndose, cada quien de lado opuesto de la cama de hotel, el parecía emocionado y excitado por volver a encontrarnos, yo por mi parte me sentía asqueado. Ni siquiera abrir los ojos para verlo simplemente su forma de besar y culminar el acto era algo que no quería volver a sentir.

Saliendo de aquel hotel de mala muerte, seguí mi camino de manera lenta por el centro de la ciudad, quería llorar, era de esas veces que simplemente sentías el impulso de gritar y dejar salir todo pero me tenía que aguantar porque no quería que me vieran débil, la noche adornaba el cielo y no podía quitar mi mirada de arriba imaginaba como las estrellas eran personas que he conocido, y como de todos ellas solo tenía contactos con pocos, mis manos perfectamente podrían contarlos.

Cuando me gustaría saber lo que sienten aquellas personas enamoradas sin embargo es lo mismo cada vez que termina una sesión de sexo, todos dicen lo mismo, cosa bonitas, cosas sucias, o a veces ninguna palabra pero aquella sensación de vació poco a poco se vuelve una costumbre que cala hasta las bolas.

La vida siempre pone pruebas, para algunos son pruebas difíciles para otros son fáciles, para mí, son pruebas sacadas del infierno. Porque cuando digo que ya no lo haré aparece alguien nuevo, y es tan fácil caer, tan fácil como conocer alguien en un antro.

— ¿Puedo sentarme contigo guapo? — Hombre de galanura, todo un guapo, sonrisa de novela, cuerpo del sueño. No iba desaprovechar. Hay que admitirlo a pesar del vacío que había mencionado antes el toque de unas manos sobre mi cuerpo hace que sueñe, que crea que sus caricias son verdaderas, siempre es así pero algún día iba caer por uno, y que mejor hombre que este, que se sentó conmigo en el antro y que por alguna razón no acabamos en la cama... Sino acabamos caminando por el centro platicando de cosas estúpidas.

Mi Turno (Historia LGBT) ~ Finalizada ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora