Realmente no sabía que pensar o hacer. Era el día de la famosa cena y solo estaba más que nada asustado de lo que podría suceder en aquel pequeño salón elegante lleno de gente importante y prensa. El padre de Fabián, el señor Benjamín estaba muy seguro de que su plan tendría una taza de éxito de cien por ciento de éxito.
— ¿Y si sucede algo imprevisto? O Ella va un paso delante de nosotros. — Me encontraba en la cafetería con mis padre, Darío y Damián, esté ultimo estaba hablando con su hermano el más menor.
— Beltrán dice que todo está listo para esta noche. Los aperitivos, los meseros, la prensa, la decoración del lugar. — El abogado se acercó mientras guardaba su celular.
— Hijo, si no quieres no tienes que hacerlo. — Escuché de mi madre quien solo me sobaba la espalda con ternura.
— No, pero tengo que hacerlo porque si no le ponemos un alto tendrá a Fabián de su mano y jamás podrá librarse de ella. —
— En eso tiene razón. Si no le ponen un alto ahora, simplemente ella estará como piedra en el zapato cada vez que se les hinche los ovarios. — Comentó Darío quien se encontraban sentado en la barrita junto a nosotros. Sé que no es solo mi madre quien está preocupada por mí, Teo, Rey, Julián, incluso el mismo Sebastián me mandaron mensajes durante aquellos días.
Fabián no estaba ahí con nosotros porque tenía que realizar varios preparativos, solo nos veríamos en la noche para hacer todo lo que nos había indicado el señor Benjamín. Solo pude decirle a mi madre que no se preocupara por lo que iba a ocurrir, que al final era todo por el bien y por bajar de sus nubes a una mujer despiadada.
Después de comer con mis padres y amigos, regresé al departamento donde estaba a la espera de la hora. Bianca le tocaba guardia, pero estaba mensajeándome constantemente. Estaba en silencio en mi cama, todo se encontraba solo, me recordaba a aquellos días cuando Fabián se fue a Ciudad de México y Bianca se fue por sus practicas avanzadas. No quería volver a sentir aquella sensación otra vez.
De repente escuché mi celular sonar y solo miré el numero del contacto. Se trataba de Iván, rápidamente contesté la llamada.
— ¿Madre? — Fue lo que dije al ponerme el celular en el oído.
— Hola, Javibi. Ha pasado un tiempo. —
— Si, desde que salí del hospital no he sabido nada más de ti. ¿Dónde te has metido? — Pregunté un poco más relajado.
— Pues de gira artística, ya ves como esto mi querida Javi. — Escuché ese clásico tono en la voz de Iván, aquel mismo modo que yo hacia antes. — Por cierto, me enteré por Darío lo que te ha pasado. Me alegro por tu mamita chula, pero por la perra sarnosa que está detrás de Fabi deberías de jalarla de sus pelos a la estúpida. Para que sepa lo que puede hacer mi hija La Javi. — Reí un poco divertido al escuchar eso. Pero de repente un pensamiento vino a mi mente al escuchar a Iván hablar y eso tenia que ver con aquello que dejé atrás.
— Madre, ¿Cómo fue que ser así se volvió normal para ti? — Pregunté.
— ¿A qué te refieres? —
— A tu forma de ser, a ser la madre de la comunidad y no solo Iván. He estado pensando en todo acerca de Javi la loca y simplemente no puedo dejar atrás todo eso. — Comenté mientras me sentaba en la orilla de la cama.
— Si bien recuerdo, empezaste a ser Javi la loca por defender y proteger a tu amigo Teo cuando lo sacaron del closet a la fuerza. —
— Así es, lo hice para que todos voltearán a verme a mi y dejarán a Teodoro en paz. —
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Mi Turno (Historia LGBT) ~ Finalizada ~
RomanceJavier Miramontes acaba de regresar de Argentina ya con una maestria sobre sus hombros, el siguiente paso es encontrar un empleo y un hogar donde vivir ya que para él a sus 27 años, vivir con su padre ya no es de "adultos". Lamentablemente su regres...