Sintonía

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Mi relación con Javier es algo... Extraña. Hay día que estamos felices, todo es color de rosa mientras nos besamos y nos mimamos mutuamente. Pero hay otros días en los que prácticamente no sé en lo que piensa Javier. Ciertamente es muy extraño estar a su lado, sobre todo en momentos como aquella vez...

— Buenas... Tardes. — Miré al entrar a la cafetería como estaban sentado en la barra dos personas. Una de ellas era el doctor Sebastián Saucedo y la otra persona era el alumno Leonardo Ruiseñor. Ambos tuvieron su historia con Javier antes que yo.

— ¡Fabián! — Darío solo se reía asustado y nervioso mientras atendía la cafetería con sus meseros. — Genial, todo vinieron a ver a Javier... Chido. —

Solo me quedé mirando a los otros dos, no me iba a sentar con ellos por lo que fui directo a una mesa donde Darío se acercó a mí con una taza de café americano con doble carga.

— ¿Y qué te trae por aquí? — Solo me quedé mirando seriamente al chico que comenzó a reír, miré mi reloj y eran las 4 de la tarde había llegado puntual como Javier me dijo en su mensaje. — Ya sé, ya sé... — Desanimado mi cuñado se fue mientras esperaba la llegada de Javier. Era él día que tendríamos nuestra cita, después de que fue aplazada varias veces por cuestiones de trabajo, ¿Por qué ellos dos están aquí?

La espera se hizo larga mientras pasaban los minutos, las miradas entre nosotros tres se hacían más intensas sobre todo entre el doctor y yo. Ambos quedamos claros aquella vez cuando Javier seguía en el hospital, no nos caíamos bien y sé bien que a pesar de todo Sebastián tiene sentimientos por Javier.

Los minutos se hizo hora y simplemente no podía aguantar más, salí a prisa dejando a los dos allí en la cafetería tomé mi auto y salí directo a la universidad, mientras conducía estuve llamando a Javier pero no contestaba, solo comenzaba a preocuparme más y más. Aceleré un poco llegando con bien al campus al estacionarme me encontré con el director de la escuela, Dagoberto Iturbide.

— ¡Fabián Morales! — Gritó con alegría saliendo del brazo de una mujer.

— Profesor Iturbide, ¿Javier sigue aún aquí? — Pregunté algo apurado.

— ¿Javier? Si, está en la sala de maestros en el segundo piso. Lo vi algo atareado. Creo que se le juntó trabajo de último momento. — Suspiré más tranquilo al momento que escuché eso, mientras poco a poco se iba calmando todos los nervios que tenía encima. — Veo que el chico te trae de cabeza, tranquilo. Él ha estado mucho mejor desde que volvió. —

— Gracias. — Me despedí del director mientras caminaba dentro de la facultad, me adentré y busqué la sala de maestros, allí miré como Javier continuaba trabajando en su portátil mientras revisaba lo que parecían ser exámenes y proyectos. Se veía concentrado pero a la vez desesperado por acabar, sin hacer mucho ruido abrí la puerta para quedarme observándolo unos minutos hasta que se diera cuenta que estaba viéndolo y cuando lo hizo solo pegó un grito de susto que me hizo reír.

— Me asustaste. ¿Qué haces aquí? — Preguntó.

— Quedamos que nos veríamos en Luna café hace más de una hora, me preocupe y vine a buscarte. — Me postré a un lado suyo apoyando mi brazo en la mesa junto con una gran sonrisa que hizo sonroja al profesor.

— Lo siento, mi celular murió, pero es que no me di cuenta que hice los exámenes el mismo día, y no he podido acabar de revisarlos y todavía tengo que checar el avance de proyecto de la otra clase y me estaba apurando porque... Teníamos nuestra cita hoy. — Mi felicidad se disparó cuando escuché aquello estaba esforzándome y era por mí, no por ellos dos.

Mi Turno (Historia LGBT) ~ Finalizada ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora