Había llegado a un pequeño bar donde solo estaba la barra y algunas mesas contadas, parecía de mala muerte pero los clientes que se encontraban allí estaban demasiado bien vestidos para venir a mendigar por alcohol barato.
Fue en ese momento que logre ver a Sebastián sentado a la orilla profunda de la barra donde estaba tomando un tarro de cerveza de un trago. Me acerqué a él como para poder notar que estaba entrando en estado de ebriedad.
— Pareces un muerto viviente desde la entrada. ¿Puedo? — Dije señalando el banco a lado de él.
— Eres idiota, claro que puedes. Para eso te hablé. — Con molestia el buen Sebastián me respondió enojado, yo tomé asiento y pedí otro tarro para mí. El cantinero no tardó mucho para entregarme una cerveza bien helada que pude disfrutar en un trago. Miré a mi amigo de reojo y pude un poco indagar en lo que ocurría y eso gracias a experiencias anteriores.
— Te confesaste ¿No es así? — El doctor solo asintió sin decir nada. — ¿Te rechazó? —
— Creo que si... — Su mala vibra me mareaba un poco.
— ¿Crees? Explícate. —
— Hoy saliendo del turno en el sanatorio, le regalé una pequeña rosa, y le dije que todos estos días conociéndonos me había dado cuenta que había algo especial entre nosotros... Pero su reacción no fue como imaginé. Creo que no es como tú y yo. —
— Pfff si tiene toda el aura de ser ella, una hermana. — Dije burlándome pero lo único que gané fue un rostro enojado. — Lo siento... —
— En serio Javier, ando mal. ¿Podrías ser un apoyo para mí? — La tristeza de Sebastián era demasiada como para estar decaído sobre la barra. Suspiré con cansancio, porque sabía que nunca podría dejarlo en esa situación. Él había estado en momentos así conmigo y en ese momento yo no podía abandonarlo.
— Está bien. ¿Y de que hablaremos durante este rato de melancolía? — Pregunté.
— De lo que sea... Simplemente no quiero saber nada de Abraham. —
Me quedé pensativo unos minutos mientras veía a mi amigo, sonreí levemente a verlo y solo pasé mi mano por su cabello.
— Idiota. Eres un dolor de cabeza ¿Sabes? — Fue lo que dije.
— Ya sé. —
— Por cierto, ¿Sabes que tu primo la Teodoro anda en España de diva? —
— ¿Qué dices? — Lentamente se levantó con una expresión de sorpresa, fue entonces que empezó a reclamarme como es que sabía esa información antes que él, sacando rápidamente su celular para mandar mensajes. Durante varias horas estuvimos platicando de cosas que fueron saliendo, como cosas de viajes, cosas que compraríamos, para después pasar a como el matrimonio nos afectaría a ambos, para después hablar de autos, celulares, cerveza... Era una conversación que se iba deshilando poco a poco en el cual Sebastián iba cambiando su expresión a como lo había encontrado. Después de muchos, pero muchos tarros de cervezas ambos nos levantamos y con cuidado nos subimos al auto del doctor para ir a su casa donde seguiríamos bebiendo.
— Esto no está bien... — Dije tambaleante. — Conduce despacio hijo del bisturin...
— Vamos Javi, no estoy tan ebrio. — Eso comentaba, al mismo tiempo que no atinaba la llave al interruptor de encendido. Pero como le había dicho, el auto avanzó despacio, no tan rápido. Durante el trayecto nadie habló nada, simplemente pusimos algunas canciones que íbamos cantando al unísono, esas canciones de antreras y pasivas. No por nada la playlist se llamaba "Pasiva entrona, diva, fabulosa e inalcanzable con lugar"
![](https://img.wattpad.com/cover/182564393-288-k174619.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Mi Turno (Historia LGBT) ~ Finalizada ~
RomansaJavier Miramontes acaba de regresar de Argentina ya con una maestria sobre sus hombros, el siguiente paso es encontrar un empleo y un hogar donde vivir ya que para él a sus 27 años, vivir con su padre ya no es de "adultos". Lamentablemente su regres...