Nueva York
Tony's PoV
Sabía que Peter estaba en clase. Era apenas miércoles y ya sentía que habían pasado siglos desde la última vez que lo vi. Era desquiciante lo mucho que lo necesitaba. Y no era tan solo necesidad física. No. Era algo más. Algo diferente. Desde lo ocurrido con Steve y los acuerdos de Sokovia, cuando eligió a su preciado Bucky y destruyó los años que pasamos juntos, me prometí a mí mismo que no volvería a sentir nada. Volví con Pepper pues necesitaba soporte emocional pero la cosa no duró debido a que no nos soportábamos de esa forma. Creí que si lograba reunir un equipo, conseguiría llenar el vacío que dejó Rogers en mi vida, sin embargo nada parecía funcionar. Por eso decidí pasar mi tiempo en bares nocturnos y por eso descubrí que aquel inocente chico con poderes arácnidos, no era lo que supuse que sería. Y Peter se convirtió en mi obsesión, mi nuevo aire. La pieza que necesitaba para llenar ese horrible vacío. Conduje en contra de la voluntad del mundo, hasta la universidad y entré corriendo, en busca del aula en la que se encontraba mi chico. Lo excusé con el profesor, ante la atenta y fascinada mirada de los alumnos y recorrimos los pasillos hasta dar con los baños.
—¿Tony? ¿Ha pasado algo? ¿Qué haces aquí?— Preguntó él preocupado a medida que lo acorralaba contra la pared del cubículo y cerraba la puerta echando el pestillo.
—Te extrañé.— Susurré besando sus labios y acariciando su cuerpo por encima de la molesta capa de ropa.
—Tony, espera... Aquí no...— Jadeó él apartándome para mirarme a los ojos.
—¿Qué ocurre?
—Tengo clase, además... ¿Qué si entra alguien?— Dijo mirando hacia la puerta cerrada y de vuelta a mis ojos.
—Por tus clases no te preocupes, yo me encargo de hablar con el profesor y con el director si hace falta. Y en cuanto a si entra alguien, estaremos bien mientras no hagas ruido.— Susurré acercándome a su oído. No iba a forzarlo si no quería hacerlo. Lo último que quería era dañarlo, pero por el gemido que soltó y la forma en la que sus manos se abalanzaron sobre mi cinturón, desesperadas por desabrocharlo, entendí que no era el caso. Sonreí levantándole la camiseta y agachándome para besar su abdomen y pecho lentamente. Sus jadeos y lloriqueos no hacían más que aumentar así que se me ocurrió algo para callarlos. Retiré mi cinturón por completo y se lo acerqué a la boca esperando a que entendiera. Me miró asustado durante unos segundos pero finalmente abrió la boca y mordió el material sujetándolo con una mano para evitar golpearse.
—Buen chico.— Susurré terminando de desabrocharle el pantalón y librándome de las últimas -y muy molestas- capas de ropa.
—Tfomy...
Sonreí dándole la vuelta y haciendo que apoye las manos en la puerta mientras adentraba dos de mis dedos lentamente en él. —¿Sí?
Echó su cabeza hacia atrás mordiendo el cinturón con fuerza. Llevé mi otra mano hasta su ya evidente erección y mientras escuchaba los lloriqueos desesperados que me dedicaba, comencé a masturbarle. Mis dedos ya se movían con facilidad en su interior y él no hacía más que removerse inquieto rogando y sollozando por más. Retiré mis dedos y tras colocarme un preservativo, alineé su cuerpo al mío. —Recuerda no hacer ruido, bebé.— Susurré inclinándome sobre él, de forma que pudiese oírme sin necesidad de levantar la voz, y comencé a adentrarme en su estrecho interior. No me detuve en ningún momento, escuchando sus sollozos y gemidos ahogados hasta que mi piel chocó con la suya, indicando que estaba completamente hundido en él. Y joder si se sentía bien. Posé una mano en su espalda baja y salí lentamente, volviendo a adentrarme con lentitud y repitiendo el proceso varias veces. Establecí un ritmo predeterminado, masturbándole lentamente para evitar que se corriese antes de tiempo y embistiéndole lento pero sin detenerme en ningún momento. Podía notar como llegaba a su límite -que me encargaría personalmente de extender más adelante- temblando y sollozando cosas sin sentido.
La puerta del baño rechinaba con cada embestida que le asestaba, haciendo todo mucho más caliente de lo que debería ser. Recordé mis años de universidad y las miles de personas que me follé -y me follaron- en los baños. Gemí muy cerca del orgasmo. —Mírate cariño, tan perfecto para Daddy.— Posé la otra mano sobre la suya quitándole el cinturón y finalmente lo retiré de su boca también. —¿Quieres correrte?
—S-sí, p-or favor D-addy...— Gimió mi Peter posando la frente sobre la puerta y recibiendo cada embestida encantado. Me preocupaba que se mordiera con tanta fuerza los labios pero no podíamos arriesgarnos a ser descubiertos. Sus estudios estaban en juego. Había sido irresponsable, pero qué novedad.
—Entonces córrete para mí, bebé. Muéstrame lo mucho que te gusta que te folle así.— Accedí acelerando el ritmo de las embestidas y acercándome a su cuello para besarlo y morderlo, dejando una que otra marca.
Mío.
Giré su cabeza al sentir como se tensaba y uní nuestros labios, tragando los gemidos que escapaban de su garganta a medida que se corría manchando mi mano y parte de la puerta. Su estrechez fue el detonador. Mordí su labio a medida que también me corría en su interior. Definitivamente íbamos a repetir aquello.
Nos quedamos en silencio durante unos minutos, calmando nuestras respiraciones y relajándonos tras todo ese esfuerzo. Salí de él y deseché el preservativo. Tomé su cuerpo, que por experiencia sabía que estaba agotado, y lo ayudé a vestirse. Limpié la puerta y me aseguré de no dejar evidencia de lo ocurrido antes de tomar su rostro entre mis manos para besar sus labios. —¿Estás bien?— Susurré sonriendo levemente.
Peter asintió sonriendo y abrazando mi cuello. —Solo cansado...— Susurró cerrando los ojos.
—Te llevo a casa entonces.
—Aún me quedan varias horas de clase...
—No te preocupes por eso, yo me encargo.— Insistí tomando su mano y saliendo del cubículo. —¿Puedes caminar?
Vi como asentía a pesar del evidente dolor que debía estar sintiendo. —Pero en serio, quiero ir a clase, Tony.
Suspiré abrazándolo de nuevo. —¿Seguro?
Peter volvió a asentir sonriendo feliz. —Nos vemos el viernes. Intenta no visitarme hasta entonces.— Bromeó saliendo del baño y dirigiéndose de vuelta a su aula. Sonreí embobado y me coloqué las gafas de sol saliendo del baño para volver a mis reuniones, papeleo y responsabilidades.
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My Sex Instructor | Starker
Fanfiction"Nunca me consideré especial, hasta que llegaste tú." Advertencias: Personajes con diferencia de edad, si no es lo tuyo, no pierdas el tiempo. Todos los personajes representados a lo largo de la historia son adultos, mayores de edad. Contenido explí...