10. Seattle

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Nueva York

Tony's PoV

Peter dormía tranquilo a mi lado. Tras la adrenalina y las emociones de la noche pasada, ambos necesitábamos descansar, pero, ¿cómo se supone que cierre los ojos cuando Peter se ve tan perfecto durmiendo a mi lado? No pude hacer más que observar los rasgos de su rostro, delinear sus mejillas y sus labios varias veces, acariciar su pelo, besar su frente y volver a empezar. Mi pequeño ángel. Iba a cuidarle con mi vida.

No estoy seguro de cuántas horas pasaron desde que se quedó dormido, parecieron meros segundos. No podría cansarme de él ni en un millar de años. Revisé mi móvil comprobando que, tal y como lo supuse, Pepper me había estado buscando como loca. Tenía que viajar a Seattle a reunirme con "gente importante" para discutir sobre el futuro de los Vengadores y zanjar el tema de Thanos. Mi avión debía despegar en pocas horas y yo aún no había empezado a hacer las maletas. Pasaría una semana lejos de Nueva York y de solo pensar en dejar a Peter, mis ganas de viajar se reducían a cero.

—Señor Stark, la señorita Potts me ha pedido que le avise de que un coche lo espera para llevarlo al aeropuerto dentro de 50 minutos.— Comentó Visión levitando en un lado de la habitación.

Tapé a Peter cuidadosamente y le hice una seña a Visión para que guarde silencio, evitando despertarlo. Le agradecí por el mensaje, recordándole que la próxima vez use la puerta, me libré con cuidado del agarre de mi pequeño y me dispuse a hacer las maletas. Esperaba que no fuese un problema que nos hubiese visto juntos pues no me apetecía lidiar con Steve y sus mierdas sobre justicia. Abrí uno de los armarios y saqué un par de camisas. Avancé por la habitación en busca del armario que usaba para guardar los pantalones y calcetines y seleccioné algunos que poner en la maleta.

—¿Tony..?— Giré para mirar a Peter, que se frotaba los ojos sentado en la cama. Tenía el pelo revuelto y la mirada preocupada, además de un adorable sonrojo cubriendo sus mejillas.

—¿Te desperté?— Pregunté sentándome a su lado.

—¿Qué haces?— Preguntó él confundido, sin responder a mi pregunta.

No había caído en la cuenta de que él no tenía ni idea sobre el viaje. No le había avisado. —Las maletas, tengo que viajar a Seattle por una semana, reuniones y demás. Pepper ha insistido.— Expliqué acariciando una de sus mejillas.

Peter asintió lentamente. —Te voy a extrañar...— Susurró a medida que sus labios formaban un puchero.

—Y yo a ti, bebé.— Cambié de posición, sentándome más cerca de él y rodeándolo con los brazos. Oí que sollozaba levemente, tratando de controlarse. —Hey, mírame. No me voy para siempre, ¿sí? Es solo un viaje de trabajo.

—Lo sé, lo siento.— Se disculpó limpiándose las lágrimas. —Perdón.

Suspiré volviendo a abrazarlo y besando su cabeza. No había forma de que me fuese sabiendo que estaba tan sensible. Dije que lo protegería y eso tenía pensado hacer. —No pidas perdón, no pasa nada, Pete. ¿Qué te parece si vienes conmigo? Puedo llamar al director de la universidad y a tu jefe y decirles que te necesito en Seattle.

Peter sonrió sorbiendo la nariz. —No te preocupes por mi jefe, me despidió la semana pasada.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Falté mucho a trabajar, supongo.— Dijo encogiéndose de hombros como si no tuviera importancia.

—¿Por qué no me dijiste nada? Podría haberte dado dinero para el alquiler.

—Por eso no te dije nada... No quiero que me des dinero, estoy cansado de ser una molestia para todos.— Explicó limpiándose las lágrimas que volvían a recorrer sus mejillas.

My Sex Instructor | StarkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora