8. You're Not Alone

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Nueva York

Tony's PoV

Llegué al campo en busca de Peter pero lo que encontré no era ni por asomo lo que esperaba. Su cuerpo inerte, tendido en medio de la cancha, sangrando y a punto de perder el conocimiento. Mi respiración se aceleró al verle de esa forma. ¿En qué mierda estaba pensando?

—¡Peter!— Mi vista comenzó a nublarse a causa de las lágrimas.
—¡Abre los ojos, joder! ¡¿En qué mierda pensabas?!— Tomé su cuerpo con cuidado, asustado al escuchar como soltaba un alarido a causa del dolor. Lo acerqué a mi rostro para comprobar si aún respiraba. Suspiré aliviado al comprobar que sí. —¡No te atrevas a morir! ¡¿Me oyes?! ¡No te atrevas a dejarme!— No podía pensar con claridad. No sabía si avisar a F.R.I.D.A.Y, a Harley, si llevarlo al hospital o simplemente no hacer nada. No, eso no era una opción. Lo levanté tratando de no hacerle más daño y corrí, lo más rápido que me permitían mis pies, de vuelta al coche. Lo tumbé en el asiento trasero y subí rápidamente. —F.R.I.D.A.Y llama a Visión.

—Sí, señor.

Traté de mantener la calma, de no dejar que la culpa me carcoma mientras esperaba a que la llamada me contactara con Visión.

—¿Ocurre algo señor Stark?

—¡¿Está Wanda contigo?!— Grité girando hacia la derecha y acelerando aún más.

—Así es, ¿quiere hablar con ella?

—Sí, es urgente.

—¿Stark? ¿Qué ocurre?— La voz de una Wanda medio dormida se hizo oír a través del altavoz.

—Es Peter, ha tenido un accidente, no responde y está sangrando, no sé qué hacer.— Traté de explicarle notando como empezaba a tener un ataque de ansiedad.

—Cálmate, ¿dónde estáis?— Dijo empezando a despertar, visiblemente preocupada.

—De camino a la base, llego en cinco minutos.

Fueron los cinco minutos más largos de mi vida, estaba más asustado que la vez que tuve que redireccionar el misil hacia el espacio o la vez que casi pierdo la vida en la batalla contra Thanos. Llevé a Peter a mi dormitorio y lo tumbé en la cama, dejando que Wanda inspeccionase sus heridas, haciendo uso de su magia, naturalmente. Visión trataba de calmarme, diciéndome que todo iría bien y que no tenía de qué preocuparme pero solo conseguía estresarme aún más. Rogers apareció en un momento dado, preocupado al escuchar tantos ruidos y gritos. Su rostro se descompuso al ver a Peter inconsciente, y por alguna razón, mi odio hacia él no se hizo presente. Probablemente la situación me tenía demasiado ocupado como para pensar en eso.

 Probablemente la situación me tenía demasiado ocupado como para pensar en eso

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No salí del dormitorio cuando los demás volvieron a dormir. Tampoco lo hice cuando me llamaron para desayunar a la mañana siguiente. Sentía mi cuerpo y mi mente agotados, no por no dormir, tampoco por apenas comer, esas cosas eran habituales para mí. No podía dejar de pensar en lo ocurrido, en como aquello era mi culpa. ¿Por qué le había hablado de esa forma? Tenía que aprender a controlar mis celos. Después de todo, no tenía motivos para tenerlos. Si quería que Peter fuese feliz, debía aceptar que tarde o temprano llegaría esa persona que lo haría sentir mariposas en el estómago, que lo mantendría con la cabeza en las nubes constantemente, pero que por sobre todo, cuidaría de él y daría su vida por verle feliz. Apoyé los brazos sobre la cama, enterrando el rostro entre mis manos. No tenía pensado moverme de mi sitio hasta que lo viera abrir los ojos. Tenía que tragarme mi orgullo y pedirle perdón, podía hacerlo por él.

Pasaron varias horas hasta que sentí que la cama se movía ligeramente, indicando que Peter había despertado por fin. Abrí los ojos para mirarle y suspiré aliviado al verle bostezar, como si nada hubiese ocurrido. —¿Pete? ¿Cómo te sientes? ¿Te duele?— Pregunté sentándome a su lado.

—¿Señor Stark? ¿Dónde estamos? ¿Qué hago aquí?

Rodeé su cuerpo con ambos brazos, abrazándolo con fuerza y pegándolo a mi pecho. —Tony, chico.

—Perdón.

Negué con la cabeza separándome un poco para mirarle. —Nada de pedir perdón, ¿descansaste? ¿No te duele?

—Estoy... ¿Bien? ¿Qué pasó?

¿De verdad no recordaba nada? ¿Tenía sentido recordarle lo ocurrido? Debía hacerlo si quería sentirme bien conmigo mismo. —Peleamos Pete, te fuiste sin decir nada y...— Paré al recordar que se suponía que él no sabía nada sobre el rastreador en su traje. —Karen me avisó de algo inusual en tu ritmo cardíaco. Creí que no sería nada pero luego tu pulso comenzó a ser prácticamente nulo así que salí a buscarte.

Su rostro cambió de una expresión tranquila a una aterrada en cuestión de segundos. Tal vez sus recuerdos no eran tan vagos después de todo.

—¿Tú me trajiste de vuelta?

—Sí, oye Pete... Siento todo lo que te dije. Estaba molesto y me desquité contigo, odiaría pensar que te hice daño.

Peter negó con la cabeza tapándose con el edredón y mirándome con una expresión que me rompió el corazón. Odiaba verlo de esa forma. No lo soportaba.

—¿Quieres que te deje descansar?— No dijo nada. Solo se aferró al edredón y cerró los ojos dejándome totalmente indefenso. Necesitaba hacer algo, lo que fuera. Necesitaba hacerle sonreír. Suspiré derrotado y me levanté para salir del dormitorio.

—Stark.— Llamó Wanda cuando atravesé la cocina sin siquiera mirarles. —¿Ya despertó?

Asentí desorientado, como si me hubiesen arrancado la brújula que conducía mis pasos. —Está descansando.— Informé de camino a la terraza. —Wanda, gracias.— Añadí antes de desaparecer por la puerta.

Oí como Visión le comentaba algo parecido a "el señor Stark está muy raro desde que pasa tiempo con Peter, nunca lo había oído dar las gracias o pedir perdón". Era cierto, Peter sacaba lo mejor de mí. Una parte de mi ser que no sabía que existía. Inhalé el aire fresco de la mañana. El complejo estaba envuelto en una fina capa de niebla, característica del clima de Nueva York. Tenía que ordenar mis ideas y encontrar una solución a lo que sentía o lo ocurrido con Peter sería el mejor de los casos posibles. Apreté el puente de mi nariz, frustrado.

—Tony.

Giré la cabeza al oír la voz de Natasha a mis espaldas. En tiempos de necesidad, una amiga era lo mejor que tenía.

—Nat.— Era extraño que no apodase a todo el mundo a mi antojo. Brujita. Agente Romanoff. Solo llamaba por su nombre real a personas que no me importaban o que me importaban demasiado. Dependía de mi humor, quise suponer.

—¿Qué ocurre?

—Estoy estresado.

—Sí, lo noté. Peter se va a poner bien, es fuerte. Lo que pasó anoche, no fue tu culpa.— Aseguró ella posando una mano en mi hombro y sonriendo levemente.

—Lo es. Peleamos, le grité, le dije cosas que no siento, le hice daño.

—Esas cosas pasan Tony, ¿acaso crees que yo nunca le grito a Steve? ¿O a Bruce? Es parte de las relaciones.

—Lo sé, Nat, solo necesito pensar.

—No, Tony, necesitas un amigo y un buen abrazo.

No pude resistirme cuando sus brazos me rodearon, abrazándome con fuerza. Suspiré dejando que una parte de mis preocupaciones se disiparan ante su afecto. Sabía que no podría perdonarme jamás lo ocurrido, pero debía seguir adelante, no podía quedarme bloqueado en ese momento. —Gracias.

 —Gracias

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My Sex Instructor | StarkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora