"Nunca me consideré especial, hasta que llegaste tú."
Advertencias:
Personajes con diferencia de edad, si no es lo tuyo, no pierdas el tiempo.
Todos los personajes representados a lo largo de la historia son adultos, mayores de edad.
Contenido explí...
Aproveché para dar un par de vueltas por el enorme apartamento. De todas formas tenía tiempo de sobra hasta que Tony volviese de su importante cena con el presidente. Toqué el piano durante media hora (aunque no tengo ni idea de cómo hacerlo correctamente), me distraje haciendo pompas de jabón en el baño durante casi una hora, observé las luces de colores de la ciudad, que vistas desde lo alto eran un completo espectáculo y me deshice de mi incómoda ropa, poniéndome una camisa de las que Tony había guardado en su maleta horas antes. Me dejé caer sobre la cama y encendí la tele en un intento de hacer que las horas pasen más deprisa. Miré mi móvil, encontrando casi 10 mensajes de Harry y 6 llamadas perdidas. Abrí el chat confundido.
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Mierda. Lo había olvidado por completo. Tecleé lo más deprisa posible, empezando a preocuparme por no haber asistido a su encuentro. Harry era realmente un buen chico y no quería perder su amistad. Solo quería pensar que no había estado demasiado frente a casa, esperando por mí.
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Apagué el móvil y lo puse a cargar. Suspiré preocupado y extremadamente aburrido. No había nada interesante en la tele así que decidí dar una vuelta por el apartamento pues estaba seguro de que aún me quedaban sitios por descubrir.
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Eran casi las once cuando oí la puerta de la entrada abrirse. Me acomodé encima de la isla en la cocina y zarandeé las piernas con impaciencia. Estaba ansioso. Había aprovechado para ducharme y retirarme las vendas, pues gracias a mi condición (y los cuidados de Wanda), no había ni rastro de las heridas. Me encontraba en perfecto estado.
