12. I Love You Too

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Seattle

Tony's PoV

Tener cinco reuniones importantes en un día, en las que fingir que estoy atento y por ende, en las que no puedo mensajear a mi adorable bebé, es definitivamente algo que no quería repetir. Todo el asunto de los Vengadores me tenía harto. Fury y Ross me tenían harto. Y realmente quería mandarles a la mierda pero el destino del mundo, por muy dramático que sonara, estaba en mis manos. De ahora en adelante organizaría el equipo de forma que lo de Alemania no se repitiera y todo iría bien. Francamente, después de perder todo, de perder a todos, sentía que ya no había un extremo peor ni nada que pudiese afectarnos tanto como lo ocurrido el año pasado. Pero como dicen, no hay mal que por bien no venga. Ahora Peter sería finalmente un Vengador oficial, nada de misiones temporales y trabajos sin importancia, lo haría director de la compañía, de forma que pudiese estudiar y aprender de mí, todo lo que debía saber para llevar Stark Industries una vez que yo dejara de hacerlo y se convertiría en el hombre que estaba destinado a ser. Además de mi pareja formal, cosa que él aún no sabía pero estaba por suceder. Tenía pensadas mil cosas para aquella noche pero todo se fue a la mierda cuando volví al apartamento y me encontré a mi travieso bebé jadeando y gimiendo mi nombre, envuelto en las sábanas de la cama, con tres dedos totalmente hundidos en su estrecha entrada, moviéndose a un ritmo casi brutal. No se había percatado de mi presencia, totalmente perdido en sus fantasías. Debía ser ilegal presenciar algo tan caliente y perfecto. Mi cuerpo reaccionó inevitablemente, encantado con lo que tenía delante. Me correría sin siquiera haberme tocado si Peter seguía gimiendo mi nombre de esa forma. Carraspeé apoyado en la pared del dormitorio, cruzándome de brazos y mirándole con una sonrisa. Su mirada se posó en mí, asustada y confundida. Vi como retiraba los dedos avergonzado mientras su rostro comenzaba a teñirse de carmín.

—N-no te oí llegar...— Logró jadear sentándose en una posición decente.

—Ya lo noté.— Comenté desabrochándome los botones de la camisa y caminando hacia la cama con tranquilidad.

—Lo siento, es que... Estaba solo y te extrañaba y b-bueno...

—Pete, sabes que solo tienes que pedirlo.— Dije tirando mi camisa al suelo, tumbándolo sin ningún tipo de suavidad y subiendo sobre su cuerpo. Era mi turno de tener hambre. Y es que, con semejante cuerpo a cualquiera se le haría la boca agua. Acerqué mis labios a su cuello, mordiendo, besando y succionando la suave piel hasta el punto de dejarle marca. Mío. Bajé por su pecho, tomándome el tiempo de jugar con sus pezones, y ganándome en el proceso varios jadeos y gemidos desesperados.

—¡Por favor!— Sollozó hundiendo las manos en mi pelo y tirando levemente.

—¿Por favor qué?— Pregunté con la voz más ronca que de costumbre, separándome para mirarle a los ojos.

Sus mejillas volvieron a teñirse de rojo mientras rodaba los ojos de forma adorable. Nos miramos por unos segundos, perdidos en el éxtasis del momento, hasta que, muy lentamente, se acercó a mi oído. —Fóllame Daddy.— Susurró provocando que mi ya muy necesitada erección diese un tirón. —Por favor.

Aquello era demasiado. Tenerlo de esa forma era lo que siempre había querido. Y ahora que lo tenía, no quería imaginar cómo me sentiría si aquello, eventualmente, terminaba. Bajé por su abdomen, besando sus abdominales y jugando a lamer su ombligo, recibiendo varios jadeos desesperados como respuesta. Me aparté de su cuerpo, lo suficiente para desabrocharme el cinturón y el cierre del pantalón. Me mordí el labio al verlo tan sumiso. Era una jodida fantasía sexual hecha realidad. Me deshice de toda la ropa y tomé sus manos, sujetándolas por encima de su cabeza, de forma que no las pudiese mover. Sabía que podría liberarse si así lo quisiera, pero no lo haría. Junté nuestros labios en un beso lento, saboreando su boca y lo mucho que lo había extrañado. Mi Peter.

My Sex Instructor | StarkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora