Nueva York
Peter's PoV
Salí corriendo del taller tras oír sus palabras. No sabía ni como ni porqué había dicho lo que había dicho pero sentía mi corazón aún más roto de lo que ya estaba y mi pecho dolía a causa del ritmo acelerado de mi respiración. No importaba. Nada importaba. Corrí hasta que mis piernas no pudieron resistir más y tuve que sentarme. Sollocé abrazándome las piernas durante lo que pareció una eternidad hasta que el frío me hizo moverme.
Caminé hasta el piso compartido con Harley y entré secándome las lágrimas, por si seguía despierto.
—¡Peter! No te esperábamos, ¿todo bien, hermano?— Comentó mi mejor amigo dejando a su novia y caminando hacia mí.
—Lo siento, no sabía que estabas aquí.— Me disculpé al ver a MJ.
—No te preocupes Pete.— Dijo ella sonriendo despreocupada.
—¿Todo bien con el "señor Stark"?— Quiso saber Harley al verme tan desanimado. Y principalmente, al verme en casa durante el fin de semana.
Asentí incapaz de hablar del tema. —Me voy a dormir, haced de cuenta que no estoy.
—Vale, si necesitas algo estoy aquí. Descansa.— Dijo él mirando a MJ con una expresión preocupada.
Genial, ahora también les había arruinado la noche a ellos. Me encerré en mi habitación y me dejé caer sobre la cama, abrazando mi almohada de Iron Man y tratando de no hacer ruido al sollozar.
—¿Qué ocurre, Peter?— Preguntó Karen, probablemente notando el dolor que sentía. Me alegraba tenerla a ella pues era mi confidente y siempre estaba conmigo.
—Lo mismo de siempre... S-solo que, aún duele.
—¿Por qué no le cuentas al señor Stark lo que sientes?— Era adorable que no entendiese la imposibilidad de la ecuación. Él jamás se fijaría de esa forma en alguien como yo.
—No quiero q-que me ignore...— Ahogué un sollozo enterrando el rostro en la almohada. —De todas formas me odia así que y-ya no importa.
—Peter... El señor Stark es incapaz de odiarte.
—¿No oíste como me habló? Está claro que no quiere volver a verme...— Sollocé a medida que recuerdos del pasado revoloteaban en mi cabeza. Voces, personas, acontecimientos, mucho dolor. Extrañaba a tío Ben y tía May. A mis padres. A Gwen.
Estaba solo.
Sabía que las únicas personas a las que quería no entenderían lo que sentía así que tampoco podía recurrir a ellas. De todas formas estaba harto de molestar a todo el mundo con mis problemas. No quería seguir entre esas cuatro paredes, sintiéndome estúpido y llorando cual adolescente con el corazón roto. Tenía que transformar mi dolor en algo, tal y como había hecho cuando perdí a mis padres, cuando perdí a tío Ben, cuando perdí a tía May, cuando Gwen se marchó. Tiré la almohada al suelo y me levanté decidido.
Ya sabía qué hacer.
Tomé una chaqueta de mi armario y salí de mi habitación, sin molestarme siquiera en despedirme de Harley y Michelle. Suponía que estaban algo ocupados así que no iba a interrumpirles. Anduve hasta la universidad, que para mi suerte no estaba demasiado lejos, y una vez allí, salté la valla sin problema. Me dirigí hacia la pista que solían usar para los concursos de atletismo y comencé a recorrer los metros señalados por pintura blanca en el suelo. Un recuerdo doloroso por cada paso. La noticia de que mis padres no volverían de aquel "viaje de negocios". Los había perdido. La muerte injusta del tío Ben, poco tiempo después de que aquella araña radioactiva se encargara de convertirme en Spider-Man. A él también. La depresión que sufrió May tras aquello y la forma espantosa en la que se suicidó, dejándome completamente solo. Pude resguardarme en mi relación con Gwen por un tiempo, pero finalmente, ella también se cansó de mí y decidió dejarme. Las perdí a ambas.
Mi tobillo se torció al pisar mal y acabé rodando por el suelo, golpeándome la rodilla contra una roca y provocándome una herida bastante profunda. Hice una mueca al ver como un flujo de sangre abundante cubría mi pierna izquierda.
Pero no me detendría.
No hasta que el dolor físico fuese mayor que el sentimental. Me levanté y retomé mi carrera, acelerando el ritmo de mis pasos a medida que varios recuerdos del año pasado invadían mi mente. Tony reclutándome para la Guerra Civil, Tony en el bar de noche, Tony acariciando mi pelo mientras veíamos Star Wars por enésima vez, Tony y yo yendo de compras, Tony ayudándome con mis estudios, Tony cuidándome. Volví a tropezar, cayendo sobre mi brazo derecho y arañándolo debido a la velocidad y el áspero cemento que cubría el lugar.
Más sangre. Más lágrimas. Más dolor. Pero aún no era suficiente. Aún dolía.
Volví a levantarme y retomé mi marcha, acelerando aún más mis pasos y apretando los puños con fuerza. Tony mirándome extasiado durante nuestra primera vez, Tony preocupado al verme llorar, Tony diciendo que no quiere volver a verme. Mi vista se nubló y en cuestión de segundos, acabé rodando por el suelo de forma violenta. Mi cabeza se golpeó contra el pavimento mientras mi espalda se doblaba de forma imposible debido a la caída. Jadeé en busca de oxígeno mientras sentía el sabor metálico e inconfundible de la sangre mezclarse con mi saliva. Todo mi cuerpo dolía de forma agonizante. Apenas sentía mis extremidades, tendidas a cada lado de mi cuerpo, inertes. Sollocé con fuerza una vez hube recuperado algo de oxígeno y mi vista se nubló, obligándome a cerrar los ojos. Ni todo ese daño físico podía igualar el dolor que sentía al recordar la forma en la que me había mirado Tony, la seriedad de sus palabras, el odio. Traté de levantarme para seguir pero mi cuerpo no respondió a mis órdenes. Estaba completamente inmovilizado. Supuse que me había desmayado pues todo se tornó oscuro.
Mis oídos captaron un ruido, acercándose a mi posición a gran velocidad. Quise abrir los ojos para comprobar de qué se trataba pero sentía mi cabeza zumbando cual terremoto. Unos brazos me sujetaron con fuerza, levantándome y haciéndome gritar a causa del insoportable dolor. Sabía que no moriría gracias a mi metabolismo evolucionado pero eso no me impedía sentir como si cada músculo de mi cuerpo estuviese siendo despedazado y vuelto a montar, una y otra vez.
—¡Peter! ¡Abre los ojos, joder! ¡¿En qué mierda pensabas?!
Esa voz. Sonreí incapaz de creer que mi imaginación fuese capaz de crear algo tan real, solo para hacerme creer que Tony había venido a buscarme. Menuda estupidez.
—¡No te atrevas a morir! ¡¿Me oyes?! ¡No te atrevas a dejarme!
Sentí como mi cuerpo se despegaba por completo del suelo. Puede que sí muriese después de todo. Puede que ya lo hubiese hecho. Puede que aquel fuese mi castigo, revivir los recuerdos más horribles una y otra vez por una eternidad. Mi mente se quedó en blanco y me desmayé nuevamente.
Actualización triple wowowow se acerca el fin del mundo.
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My Sex Instructor | Starker
Fanfiction"Nunca me consideré especial, hasta que llegaste tú." Advertencias: Personajes con diferencia de edad, si no es lo tuyo, no pierdas el tiempo. Todos los personajes representados a lo largo de la historia son adultos, mayores de edad. Contenido explí...