Desde que eran pequeños estos dos personajes se conocían. Ángela Ziegler, más conocida en su equipo como Mercy, y el dragon del viento del Norte, más conocido como Genji. Ellos nunca habían mostrado sus sentimientos, ya queambos sentían gran atracci...
Pasaron un par de días en los que simplemente paseaba con Tracer. Parecía un deja vu. Todas las mañanas y tardes eran tan similares que podía perecer la noción del tiempo. Salía de mi "habitación", si es que se le puede llamar así, caminaba junto a echa echando alguna que otra carcajada y como lo más lejos que llegábamos, la puerta. Quería preguntar que había tras aquel gran portón, pero no quería incomodarla o meterla en problemas ya que ella había sido siempre muy simpática y amable conmigo. No tenía nada de malo todo aquello. El problema era que únicamente me comunicaba con ella y, aún que era un encanto y por culpa de estar tanto tiempo juntos hizo que enlazaramos un fuerte lazo de amistad, me sentía atrapado y que todo esto era parte de una trampa. A penas pude ver a otras personas, y mucho menos a Ángela. A Jack Morrison lo pude ver un par de veces por los pasillos pero en esas veces no hubo ni un simple saludo entre él y nosotros. A Winston simplemente no lo vimos. Reinhard si lo vimos en más ocasiones, tantas que perdí la cuenta, Tracer siempre salía corriendo a abrazarlo, podía verse a distancia que eran grandes amigos. Después Ángela... Bueno, Mercy, no la vi ni una única vez.
Llevábamos un gran rato dando vueltas por el mismo camino que recorrimos siempre, así que nos sentamos apoyados en la pared de un simple pasillo que había por allí. En esos momentos no teníamos ningún tema de conversación y nos acompañaba un silencio bastante incómodo a decir verdad. Estuve varios minutos esperando a que mi acompañante dijese algo para poner iniciar un tema de conversación, pero no soltaba ni una palabra. La miré de reojo y podía ver su nuca. Al parecer estaba mirando al fondo del pasillo, de donde venían varias luces alternándose de color y, para mi parecer, simulando un pub. Ella me miró y me dedicó una sonrisa rota.
Tracer: ¿Qué te parece si vamos a un bar? Es decir, no es un bar. Es algo parecido. Lo que pasa es que no venden alcohol, bueno, se supone - Lo último lo dijo en un susurro y tapándose la boca para que yo sea el único que pudiera enterarse. Yo acepté la propuesta animadamente, nos levantamos y nos dirijimos allí.
Cuando entré vi una gran sala de colores morado y azul neón. Había una larga barra de bar de madera, con sillas altas con cojines rojos. Más lejos de aquel lugar había unos grandes sillones rojos con forma de labios, muy atractivos a la vista como el resto del lugar. Parecía una discoteca más que un pub, y era muy distinto al resto del gran edificio donde estaba encerrado. El contraste de colores blancos, verdes y rojos tan futuristas a este "club" tan moderno era muy notable. El lugar estaba desierto, bueno, miento, solamente había una única persona y desde la entrada juraría que es un hombre. Estaba en el lugar donde los camareros, pero no parecía uno. Estaba tirado en la mesa fumando un puro con un gorro de vaquero mal colocado en su cabeza.
Miré a Tracer ya que no sabía si entrar o no, ella me sonrió y asentó con la cabeza, así que continúe caminando. Nada más entrar ella cerró la puerta y el olor del puro se podía oler suavemente. El hombre estaba observandonos desde que nos pusimos en el portón. Cada paso que daba me incomodaba esa mirada en mi. Aquellos ojos marrones mirándome intensamente me intimidaban y podía notar cada vez más el alto olor de aquel abano haciendo que me arrepintiera de haber entrado aquí. Cuando él apreció que nos acercábamos hacia él, dejó de estar apoyado y se puso en pie, como si nos esperara.
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