Confianza ciega

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Sin desperdiciar un único segundo Ángela entró en la habitación que estaba al lado del laboratio.

¿Qué como podía ver lo que sucedía en el laboratorio sin que los de dentro lo supieran?
Fácil. Un cristal ahumado oscuro unía la habitación. Aquel detalle tenía sus ventajas. Ya a demás de para vigilar al sujeto desde fuera de la sala, si alguien se quedaba encerrado dentro de ella podía romper el cristal y salir de ahí.

Nada más llegar se colocó frente a la gran ventana sin preocuparse de lo cansadas que estaban sus piernas y la necesidad que tenían sus párpados de cerrarse.
Aún que no se viera tan nítido como en un cristal normal, podía apreciar todos los movimientos que hacia Moira a la perfección.
Su mirada no se desviaba de aquellas finas y descuidadas manos que jugueteaban con el frágil frasco que contenía la sustancia que antes prepararon juntas.
Mercy, la pobre, no dejaba de darle vueltas a la idea de si hizo bien en llamar a aquella científica, ya que aún que ahora tuviera un alto conocimiento en medicinas, medicamentos y química en general, había tenido un pasado un tanto peculiar y oscuro. Pero todo aquello era incierto y solo eran rumores y Mercy no terminaba de fiarse por ciertos bulos no muy positivos... Pero en fin, solo es una científica prodigiosa.

Moira abrió el frasco dejando salir un extraño humo del mismo color que el líquido que contenia. La peli-naranja actuó con indiferencia, ya sea por que no se percató de ello o por ser una reacción natural.
Pero Mercy actuó de una forma muy distinta. Al ver aquel vapor púrpura salir con tal rapidez se temía lo peor. Se giró y comenzó a buscar desesperada un gran mando con el que podía controlar el interior del laboratio, ya sea el desactivas y activar las máquinas enganchadas al sujeto o manipular la  temperatura que había en su interior.
Consiguió su objetivo, encontrar el mando, aun que durante su proceso no pudo ver lo que la científica estaba haciendo, pero eso no le preocupaba. Con prisas, pulso un concreto botón del mando que hacía que los conductos de ventilación funcionarán con mayor fluidez haciendo que cierta toxina saliese, pero le dio demasiado tarde, ya no estaba ese ambiente colorido, ¿o quizás se había acostumbrado?

Mientras se limpiaba las gotas de sudor que había en su frente con su antebrazo seguía observando la escena, que hasta el momento era normal, pero sólo eso, hasta el momento...

Moira introdujo el pastoso líquido en un brazalete bastante futurista e irrealista para la época, a lo que Mercy achico los ojos para ver más detalladamente que estaba haciendo la mujer.
Desde la palma de su mano izquierda comenzó a salir otro vapor lila pero de la derecha uno amarillo, lo cual no tenía lógica en la cabeza de Mercy. Era cierto que puede que lo que tenga en la muñeca este conectado a su palma, pero lo amarillo no tenía explicación.

La sala se oscureció y solo daba luz los gases que expulsaba Moira a través de su mano

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La sala se oscureció y solo daba luz los gases que expulsaba Moira a través de su mano. Para la doctora todo esto ya era de película y no le daba buena sensación el que ella estuviera aquí. Un sentimiento de remordimiento le recorria de pies a cabeza y no quería que Tracer fuera expulsada de aquí por testigo, o mejor dicho, por participar en esto. Si algo saliese mal Jack no se lo perdonaría y estaría en la calle en menos de lo que mata un bastión. Pero aún que eso le atemorizaba, le sentía peor la idea de dañar, o peor, matar a Genji.
Aún que el Shimada había crecido física y mentalmente, para Ángela seguía siendo el chico que pasó su primer Halloween con ella, ya que nunca pudo ir a celebrarlo como es debido ya que siempre estaba de un lugar a otro por culpa del trabajo de sus padres.

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