¡LO ODIO! Parte 1

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Unos meses antes...

Pasos de toda una multitud de gente se escuchaba por el eco de los pasillos de la eskuela, platicas indistinguibles y risas estruendosas les hacían compañía, pero había un par de leves taconeos que eran sobresalientes al resto, estos eran pesados y dominantes. Una chica de cabello violeta caminaba silenciosamente hasta llegar a la deplorable cafetería del lugar.

Haciendo el menor contacto posible con cualquier persona existente en el lugar, tomó una bandeja para tomar de ese "alimento" que servían diario. Silenciosa fue a tomar asiento en la banca más apartada posible, donde ella y su hermano comían juntos. Desde que tiene memoria siempre había sido así, ellos dos solos, como inadaptados, sentados uno al lado del otro platicando en breves lapsos, para luego volver a clase e ir a casa juntos.

Pero nada es para siempre, desde la llegada de Zim, su hermano se notaba cada vez más distraído, cada receso se la pasaba espiando al extraterrestre idiota, cada tarde intentando atacarlo o desenmascararlo por lo que se notaba un evidente distanciamiento entre ambos, pero esto no le molestaba a la chica gótica.

De cierta forma ambos estaban acostumbrados a estar juntos, por lo que cada que veían la oportunidad, no podían evitar buscarse para almorzar juntos o se acompañaban en sus caminatas, pero ambos se estaban enamorando de cosas diferentes.

El amaba a un patético invasor

Ella se apasionaba por su soledad.

Ese día, llegó su hermano a sentarse a su lado con su bandeja, ella simplemente ignoró la acción concentrándose en la partida de "Esclavos del juego 3: La revancha" preparándose psicológicamente para aguantar toda la platica de conspiraciones o quejas de Zim que el de gabardina siempre escupía, pero eso nunca pasó. La mesa se encontraba en completo silencio por parte de ambos, la chica se creía en un sueño hecho realidad.

¿Acaso Zim le ah cortado la lengua?

El tener a su hermano callado por unos segundos fue glorioso, pero por más que amara ese momento, la falta de palabras en el ambiente le hacían imaginar tantas cosas que toda su concentración se desviaba del juego para pensar en posibles causas de la mudez del de gafas.

- Bien antes me irritaba el que fueras insoportablemente molesto, pero ahora en serio me intriga que tantas estupideces pasan por tu mente - Se escuchaba entre gruñidos la voz de aquella pelimorada

El rostro del agabardinado cambió a uno de ilusión al escuchar lo que la chica acababa de decir -No son estupideces Gaz, solo eh estado pensando muchas cosas que se que no te interesarán, o ¿Acaso quieres que me desahogue contigo?

La chica no pudo evitar abrir un poco los ojos ante lo que había dicho, acababa de mostrar interés a su hermano, quizá hasta un poco de preocupación, cosa que ni ella misma se esperaba, pero esto no hizo que cambiara su semblante de indiferencia - Sabes creo que tienes razón torpe, no me interesa en lo absoluto lo que te pase

Pero por más que intentó eliminar rastro alguno de su intriga por su hermano, este continuó hablando hasta sacar sus frustraciones. Fue en ese momento en que ella se retracto de cada palabra que había dicho, lo prefería mil veces sin lengua y seguir perdiendo en su juego a tener que escucharlo llorar por la atención de un alien.

- ¿Qué tan difícil es idiota? Es obvio que lo extrañas, extrañas hacer tus estupideces de siempre y ya, ahora cállate o te callo a golpes- sentenció la chica dando su veredicto final empujando al chico de su asiento, alentando así al de la guadaña a ir tras ese ser igualmente irritante.

Una vez sola pudo ver como su hermano seguía su consejo y todo aparentemente iba "bien" entre ambos, ninguno de los dos había gritado, incluso le pareció ver como reían un poco juntos por la forma de ser del otro. La chica dio un suspiro profundo de satisfacción al poder volver a concentrarse en su juego, o eso creía ella.

No te amo, pero eres MIO (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora