Apuesto diez al marginado

5.2K 412 471
                                    


Ya había amanecido, la luz del sol recorrió cada uno de los rincones de aquella habitación obscura y totalmente desordenada. Dib Membrana seguía posado sobre su cama profundamente dormido, hasta que un estruendoso sonido y un dolor inesperado lo despertaron de un grito aullador.

- Levántate de una vez flojonaso que vamos tarde a la eskuela - al levantar la mirada de su almohada vió a la pelimorada gruñendo parada justo al lado de su cama.

- ¿!Pero qué te pasa loca?! - se levantó Dib de inmediato sobando su espalda ante tremendo manotazo que había recibido por parte de su adorable pero tenebrosa hermana.

- Tenía que levantarte de alguna forma, no es como si me interese que llegues a la eskuela, pero papá aún no me deja irme sola, así que levanta ese trasero sucio de ahí y vámonos... - Dijo la pelimorada antes de salir de la habitación de un portazo.

El chico se levantó de la cama al escuchar el golpe de la puerta y dió un gran bostezo, caminó hacia el espejo dandose cuenta que se durmió sin siquiera ponerse la pijama, pero bueno que mas daba, se encogió un poco de hombros y se sacudió la gabardina que siempre trae puesta, acomodó sus botas y restiró su playera azul, por último echó un vistazo a su cabello en el cual no se veía diferencia alguna ya que siempre estaba igual de despeinado.

Bajó inmediatamente a la cocina, donde se encontraba Gaz sentada comiendo una tostada y jugando sus videojuegos, se dirigió al refrigerador a servirse un poco de jugo de naranja y tomó una tostada, Gaz simplemente se limitó a mirarlo de reojo mientras jugaba ya que no quería perder la partida.

Durante el trayecto a la eskuela no se dirigieron una sola palabra, Dib simplemente la miraba de vez en cuando para ver la concentración que tenía para jugar en ese aparato todo el día y no aburrirse.

Llegando a la entrada de nuevo cada uno se fue por su propio lado. El chico de gabardina simplemente llegó a su salón y se posicionó sobre su asiento recostando la cabeza sobre la mesa en lo que daba inicio la clase.

Dib se sentía muy agotado y cansado pero no podía conseguir el sueño, había algo que lo molestaba y no le permitía descansar. Levantó un poco la cabeza y sintió una mirada tormentosa y llena de ira, lentamente giro su cabeza hacia la derecha a lo que efectivamente encontró al dueño de tan molesta mirada, era ese molesto alien que se sentaba al otro extremo del salón. Dib intentó ignorarlo pero su mirada era muy persistente, era incómodo y daba algo de miedo.

El de mirada fulminate sostenía fija la mirada en el chico de gabardina, hasta que se dió cuenta que el apestoso humano lo ignoraba, esto le ofendió, ¿Cómo se atrevía esa larva asquerosa a no sentirse intimidado ante su furia? Estaba a punto de dirigirse hacia el y hacerlo pagar hasta que la clase dió inicio, por lo que decidió esperar.

.

.

.

Sonó el timbre, dando inicio al receso para ir a comer y descansar. Dib se levanto rápidamente para evitar al chico verde, pero le fue imposible ya que apenas y movió un pie y el alienígena ya estaba parado frente a él obstruyendo su paso.

- ¿Ahora qué es lo que quieres Zim?

Preguntó algo molesto y con mirada de indiferencia ante la mirada arrogante que este le lanzaba.

- Quede completamente insatisfecho ayer gusano Dib ¡Insatisfecho!

Dijo mientras movía su pie arriba y abajo impaciente y molesto, con las manos en la cadera, esa pequeña y muy bien definida cadera.

- No entiendo de que me estas hablando -

Respondió confundido y risueño el humano mientras le divertía un poco la pose de señora molesta de supermercado que tenía el enano.

No te amo, pero eres MIO (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora