Zim... ¿Estás bien?

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- Aunque gozo de tu dolor, créeme que lo que está por venir te hará sufrir más... Así que no me queda otro remedio más que este... - comentó el extranjero con una voz que erizaba la piel del humano, se veía que disfrutaba lo que estaba haciendo y su mirada maliciosa apareció de nuevo, él en serio que lo aterrorizaba, pero a la vez lo hacía caer perdidamente enamorado de él.

Con los nervios de punta y totalmente perdido en el magenta del invasor, el chico gótico se quedó inmóvil mientras veía como el irken sacaba una especie de arma y le apuntaba directo al centro de la frente, todo esto sin dejar de mirarlo directamente a sus ojos ámbar tras esos cristales.

- Duerme un poco Dib... - mencionó el invasor para en seguida presionar el gatillo dejando todo oscuro para el humano.

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Unas horas antes...

El elevador de la base subterránea irken subía hasta la parte superior de esta a un alien exhausto, sus ojos magenta apuntaban no haber parpadeado por tiempos prolongados mientras que su caminar se veía torpe.

Al llegar a la aparente cocina, pasó directo a tomar asiento en aquel sofá frente al televisor de la sala, justo donde su adorable ayudante estaba acostado viendo estática en la pantalla mientras reía sin sentido aparente. El irken ignoró esto y solo dejó caer su peso sobre el suave pero viejo respaldo para poder descansar ya que había pasado los últimos días trabajando continuamente en su laboratorio, aparentemente estaba más cerca que nunca de obtener exitosamente lo que tanto buscaba. Pero por más que su anatomía le permitiera tener una resistencia mayor a la de los humanos, no evitaba el hecho de que necesitara descansar igual.

Cerró los ojos momentáneamente para descansar la vista, y recostó la cabeza para relajar su cuello, en eso instintivamente el robot volteó a mirarle saltando a sus piernas para acomodarse cual cachorro. El de ojos magenta quería lanzarlo lejos y deshacerse de él, pero su necesidad de descanso pudo más que su propia intolerancia, por lo que no hizo más que gruñir furiosamente y dar un profundo suspiro de resignación.

Con poco esfuerzo logró conciliar un sueño ligero, el cual solo duró un par de minutos, minutos preciados para el alien, pero una llamada entrante sonó en toda la base, sin duda sabía que era proveniente de su humano, ya que le había entregado un dispositivo con el que podía contactarse directamente a la base, pero optó por ignorar el llamado. Hacía días que no se veían debido a que el irken se mostraba ocupado y el chico necesitaba tiempo para él mismo. Pero aun cuando al invasor le costaba admitir que extrañaba su presencia, no se sentía con la energía suficiente para atender al chico gótico.

El sonido de la alarma cesó, por su parte el irken se intentó incorporar de nuevo a su estado de relajación hasta que nuevamente la alarma sonó incesante por las paredes, por más que intentaba ignorar esto, las llamadas del chico eran demasiado insistentes por lo que finalmente se vio forzado a atender

- ¿Qué es lo que quieres insoportable bola de carne? - contestó el irken con su tono de fastidio por el micrófono.

- ¡Hasta que por fin contestas niño espacial! - sonaba la voz del humano algo nerviosa pero a la vez serena, intentando sonar lo más normal posible - ¿Por qué has tardado tanto? - con un ligero tono de molestia en su hablar

- Zim tiene una vida, estaba ocupado... - Habló el enano verde mientras mantenía esa voz ligeramente adormilada y molesta - Bien ¿Entonces para que buscas mi magnificencia?

- Bueno amm... es que necesito un poco de tu ayuda - respondió un poco más nervioso que antes

- ¿Y?... ¿Qué quieres? - contestó el invasor un poco más intrigado debido al cambio de voz del humano

No te amo, pero eres MIO (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora