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Siempre supo que ese raro hábito le traería problemas mayores, pero no de esa forma.

Jaebum un chico de cabellos negros corpulento y líder del equipo de fútbol lo tenía contra la pared agarrándole del cuello, ni siquiera sus pies llegaban a tocar el suelo por la altura al que lo tenían sometido, esos dedos alrededor empezaban a apresarlo más, mientras que lo veía con una sonrisa burlona de haberlo puesto de esa manera, estaba seguro que le dejaría feas marcas moradas. Sus pobres dedos luchaban, pero no podían quitar las manos puestas en él, pronto empezaría a dejar de respirar.

¿Cómo llegó allí?



El día empezó como uno cualquiera donde salió temprano de casa con el fin de no toparse con su padre, fue a una tienda por galletas y leche que se comería en la Universidad. Al llegar buscó un lugar decidiendo por esconderse en las gradas del campo de fútbol, solo iba a colocarse debajo de estas para a completar su sueño y posterior desayunar lo que compró.

Tomó su mochila colocándola como una suave almohada, se acomodó en ella preparándose para cerrar los ojos y en poco tiempo pudo conciliar un profundo sueño. Los murmullos de unos chicos se escucharon queriendo sacarlo de su siesta, se talló los ojos para terminar de despertar enlistándose para huir de allí, antes que lo descubran que estuvo sin autorización. Los chicos del equipo si daban miedo. Tuvo que acechar un poco para encontrar la manera de huir.

—No es eso ¿Excesivo? —preguntó uno de los chicos con un tono en desconfianza.

—No, claro que no. Esto —señaló lo que traía en manos, parecía ser una botella de perfume porque traía una sustancia líquida —Servirá para que Mina abra las piernas.

Sus ojos se abrieron, y retrocedió un poco al escuchar el nombre de su compañera; ella era realmente hermosa y con unas habilidades excepcionales en el baile, sabía que Jaebum andaba detrás, pero no lo creía capaz de esa bajeza para tenerla.

—Ten cuidado, eso sería violación...

—Si, pero nadie se enterará y menos ella. Ya luego me servirá para tirarme al novio del chico rico de Minho.

Tapó sus labios con sus manos antes que alguien le escuchara maldecir.

—¿Taehyung? ¿Qué te hizo?

—Nada, solo odio al idiota de Minho ¿Le dolería si me acuesto con su novio? —sonrió de manera maliciosa haciendo que su compañero le negara con la cabeza a sus malas acciones planificadas.

Debía de ir con Taehyung y decirle, ese idiota está planeando hacerle algo realmente malvado. Tomó su mochila apretándola en su pecho sin hacer algún ruido para que no lo descubriesen como algunas veces le pasaba, debería esperar que esas personas se fueran para huir de allí lo más rápido posible. Los espió un buen rato temiendo que no se fueran hasta que los vio caminar hacia la salida, solo un poco más y podía irse, pero a veces no todo sale como se planea.

Su celular empezó a vibrar y posterior una música se escuchó por todo el lugar, su traicionera alarma que olvidó apagar lo estaba delatando estar en ese espacio, rápidamente logró tomarla y quitarla, pero era demasiado tarde. Sin mirar se inclinó y se metió más en ese reducido espacio rogando que no lo hayan escuchado y ya se hubiesen ido. Agarró sus piernas con sus brazos tapando su rostro esperando que se largaran.

—Allí estas, rata... —escuchó la voz de Jaebum. Levantó el rostro viéndolo entrar, sintió cómo le agarraban las piernas y lo jalaban con todas sus fuerzas hacia afuera. Ese chico lo miraba con una sonrisa psicópata y seguro de hacerle algo; sus ojos estaban temblantes por el miedo de tener a esa persona peligrosa en frente, este lo empujó en la pared haciendo que gimiera por el dolor provocado de su brazo chocar contra el duro muro —¿Qué escuchaste, rata?

Enseñando al Nerd (HopeV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora