28

5.6K 699 115
                                    


Recordó la noche anterior donde bailaron y sonrieron en cada minuto, aquella en la que se divirtió, aunque ahora le esté doliendo la cabeza lo disfrutó. Pensó que fue mala idea ir a ese lugar al principio, pero al final fue lo contrario porque pudo relajarse y divertirse más de lo que hizo en años, el pelinegro era inmensamente animado y agradecía que lo haya protegido de esas personas que tenían la vista en su trasero, leves roces le hicieron sentirse seguro. Ni siquiera le importó tener poca tolerancia al alcohol, misma que se instalaba en su cuerpo en poco tiempo para cometer estupideces según lo dicho por su amigo Jimin y lo sucedido en la casa del pelinegro, no le importaba, solo por una cosa, confiaba en Hoseok.

No pasaba nada si estaba junto del chico que le regalaba un sinfín de sonrisas en la pista de baile, por eso solo por esa noche se dejó llevar por él y esas caricias que tanto le gustaba que Hoseok le hiciera como muestra de aprecio. Aún recordaba cuando lo aventó en la arena en medio de sus juegos teniendo cerca sus rostros, respiraciones y cuerpos, esa calidez junto al alcohol se esparcía en todo su ser queriendo que Hoseok lo siguiera mimando, una rara sensación de querer su atención solo para él.

Lo logró en toda la noche porque siguieron divirtiéndose con comida y soju, estaba feliz. Lo último lo tomó de sorpresa, porque normalmente no podía decir exactamente que le causaba felicidad, eso que buscaba con tanto esmero y esfuerzo lo logró en una noche, se sentía tan natural.

Hoseok le estaba mostrando que lo que buscaba no era complicado y se reducía a vivir con simpleza y espontaneidad, olvidar por una noche lo que su enredada mente pensaba acerca del amor, soledad y felicidad.

Observó cómo Minho volteó para sonreírle regresándole una sonrisa de igual manera olvidando lo que estaba recordando, el chico estaba vistiendo un elaborado y costoso traje negro, mismo que reflejaba en los espejos de la tienda, escogiendo el adecuado para la pronta graduación. Lo miró con cariño, ese chico de cabellos negros y de ojos grandes frente de él llegó a su vida cuando estaba pasando los peores momentos del divorcio de sus padres, aunado con la creciente apatía de su padre hacerse presente cada vez más, destruyendo su joven corazón al ver cómo la persona que amaba y admiraba lo excluía completamente de su vida. Las cosas cambiaron, cómo aquel hombre que construyó una empresa desde cero y sostuvo una familia con tanto cariño tal lo recordaba en su niñez fue alejándose, separándose hasta llegar a desaparecer completamente la bonita familia que tenían. Con un padre en otro país y una madre que pocas veces le regalaba una sincera sonrisa se sentía solo y abandonado sin saber qué hizo mal para que le hicieran tales cosas.

Todo ese proceso le dolió demasiado, lo bueno que había conocido a Jimin y Minho que no lo dejaron solo y trataron de animarlo, incluirlos con sus otros amigos; gracias a ellos su vida social fue elevándose hasta convertirse en la persona que era, con un montón de amigos que decían quererlo. Pudo olvidarse de lo que pasaba si estaba con sus amigos y fuera de casa, pero al regresar a su cama todo volvía sin saber qué hacer.

El que contribuyó en olvidar lo que pasaba en su cabeza fue él; Minho. Justo cuando empezó a estudiar en la misma Universidad, su amigo le sorprendió al pedirle ser su novio, lo dudó al inicio porque solo veía en él un gran amigo, cariñoso y amable. Escuchar un "Te amo mucho Tae" le hizo tirar brillos, cegado por esas palabras terminó por aceptar, si el mayor pudo desarrollar un enamoramiento también él podía. Las personas no se enamoraban de la noche en la mañana y si era Minho estaba bien esperar mientras disfrutaba que lo amaran. Estaba bien, mientras se distraía con sus primeros besos, pero al llegar a las caricias tuvo que ser un poco abierto a aceptarlas sintiéndose raro, trató de ser natural al quererlas, pero estaba llegando al límite en el que no estaba despertando fuertes sentimientos más que el cariño que se tenían. El amor y la felicidad se veían superficialmente, temía que no se volvieran profundos cuando había estado esperando mucho tiempo. De verdad quería que funcionara, ¡Rayos! Minho era perfecto; el novio perfecto y él ni siquiera podía amarlo.

Enseñando al Nerd (HopeV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora