05
Es muy difícil encontrar una persona a la que no le importe lo que la gente piense, que quiera sin atender a las consecuencias, que haga lo que quiera cuando quiera sin miedo a ser juzgada. Esas, esas son el tipo de personas que debes conservar.
Arabella era una de esas personas: no le importaba bailar de la forma más vergonzosa posible, lo único que le importaba era pasarlo bien haciendo el tonto y dios, cuando salíamos la miraba a lo lejos, cuando bailaba con sus amigas de las formas más graciosas posibles, para después levantar la vista hacia mí y guiñarme un ojo. Lo único que podía pensar era 'demonios, como quiero a esta chica'.
Pero otras veces parecía solo una actuación, una actitud que le gustaría tener y luchaba por tener pero sinceramente, sí le afectaba. Lo veía en los detalles: un día íbamos por la calle y una chica idiota se empezó a reír de su pelo arco iris y su ropa negra. Antes de que pudiera saltar en su defensa ella ya le había levantado el dedo del medio y gritado un par de cosas malsonantes, pero cuando se volvió su cara había perdido la sonrisa, y empezó a contestarme con monosílabos.
Supuse que su autoestima era de papel: un pequeño chubasco solo lo rompía un poco y luego secaba, pero una tormenta podría romperlo completamente. Y temía ese día como la mierda.
Pero en ese momento, ella no estaba mostrando su lado de papel.
Estaba en las gradas, viéndome jugar al hockey sobre hielo con mi equipo. Ella estaba aplaudiendo y gritando como loca, no podía evitar sonreír cada vez que miraba hacia ella. Su energía me daba energía.
"El número cinco se acerca al campo del contrario, el capitán del equipo enemigo intenta placarlo pero no lo consigue. Pasa la pelota al siete. Siete esquiva la defensa y... ¡Punto del número siete, Ashton Rawcliffe!"
La grada de los seguidores de nuestro equipo se levantó y empezaron a gritar casi tanto como Ara. No lo dudé ni un momento, me acerqué a la primera grada, donde estaba mi novia gritando y aplaudiendo, me apoyé en la pared que separaba el campo de las gradas y haciendo fuerza con los brazos conseguí introducir mi parte superior en esa zona.
"Ese ha sido para ti, mi amor." Le dije estando frente a ella, justo antes de darle un gran beso, el cual fue aplaudido por todos los que estaban en las gradas y mi equipo.
Me separé y tras una sonrisa mutua me volví a jugar. No estaba seguro de si estaba soñando, porque eso me parecía el paraíso: jugando al hockey, con mi chica en las gradas animándome.
Pensé que me podría acostumbrar a eso... Pero no me dio tiempo.
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"¿Sabías que en las seis primeras semanas de embrion tenemos rabo?"
Levanté una ceja en dirección a Ara, que estaba a mi lado. Tras el partido (el cual era el primero que ganábamos en más de un año), una vez que me lavé y cambié, ella y yo habíamos decidido quedarnos a patinar un rato, bueno, la verdad es que yo lo decidí y ella cedió. No le gustaba nada el hielo, supongo que no se sentía segura en un lugar tan resbaladizo y traicionero... pero para algo me tenía a mí.
Y esa fue la razón por la que casi cayó un par de veces: tenía el equilibrio de un pez con patines en las aletas. Así que tuve que ponerme a su lado y llevarla agarrada de la cintura tras un montón de quejas y morritos porque quería irse.
"¿En serio?" Pregunté confuso al escuchar ese hecho científico. Yo era un negado en biología.
"Yep, yo creo que es el tiempo en que el ADN decide si seremos monos o humanos. Aunque digan que es por evoluciones y no sé qué..."
"Tu tienes tu propia teoría." Afirmé.
"Única e indiscutible. Al fin al cabo solo son eso: teorías ¿por qué tengo que pensar que la mía está equivocada y la que dijeron unos viejos calvos hace muchos años es la correcta? No tiene sentido."
"Supongo que esta es la forma de ver las cosas de los filósofos."
"Bueno, todos somos un poco- oh mierda," maldijo cuando empezó a tambalear, la agarré más fuerte. "Todos somos un poco filósofos, basta con hacer tus propias reflexiones."
Asentí y le di un beso en la mejilla. Tras un rato intentando que Arabel consiguiera un poco más de equilibrio, decidimos que intentara ir ella sola.
"Si me muero dile a Hadley y Melanie que les dejo todas mis pertenencias y mi alma diambulante en la habitación. Así que no la pueden alquilar a otra persona." Gritó mientras empezaba a patinar ella sola delante de mí con dificultades.
"Yo me podría hacer cargo de esa alma," dije gracioso, justo cuando Ara se giró y empezó a acercarse a mí. "¿Y a tus padres qué? ¿Nada de nada?"
Desvió la mirada hacia otro lado, evitando mi mirada. "No puedo darles nada porque están muertos." Dijo como si no tuviera importancia.
Me quedé impactado, pero no tuve mucho tiempo para preguntarle sobre el asunto porque ella chocó contra mí, haciendo que me cayera hacia atrás con ella encima.
Ella estaba riendo, y yo hice una mueca intentando que pareciera una sonrisa... ¿Su risa también sería fingida? ¿Una risa de papel?
"Eres mi campeón, bebé." Dijo antes de besarme.
Sus palabras llenaron mi corazón de una sensación que no conocía, no hasta que llegó ella. Sin embargo, esa sensación era aplacada por la de incertidumbre de sus últimas palabras.
Solo tenía claro una cosa: ella tenía un pasado que quiere esconder, pero ya se sabía: no se puede escapar del pasado, él siempre va detrás de ti.
Siempre.

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chaising butterflies
Romance«No pienses que estoy huyendo de mis sentimientos o mi futuro. O incluso de ti. Yo solo estoy persiguiendo mariposas.» portada perfecta hecha por daniela, @beoncheshire