18: crybaby

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Ese día habíamos decidido ir de paseo, algo usual en Ara y yo, sobretodo a la noche cuando no nos quedábamos a dormir (a veces incluso íbamos en pijama, por la pereza de tener que cambiarnos). Pero esa tarde era diferente, porque Aimee venía con nosotras.

Estábamos en la plaza de la ciudad, ellas iban delante de mí hablando y riendo, felices, y aunque me utilizaran como sujeta-chaquetas no podía estar pasándolo mejor. Aimee se veía muy cómoda con Arabella, y eso era algo muy importante para mí.

Se notaba que Ara intentaba hacerle pasar un buen rato a Aimee: primero, compró comida para las palomas, atrayendo una gran plaga a su alrededor e incluso haciendo que algunas se colocaran en sus hombros, lo que asustó bastante a la niña. Luego la cogió de la mano y empezaron a correr para espantarlas, al principio a la niña no le convencía el plan, pero una vez que empezó a correr no podía parar de reír.

Luego fueron junto a un artista callejero, que estaba disfrazado de mimo y Ara se acercó a él. Empezó a actuar con el, haciéndose pasar por otra mimo, cogiéndole el gorro y escondiéndose a sus espaldas, incluso, después, hicieron que discutían entre ellos. La verdad era que era imposible no reírse, estaban muy paveros, e incluso atrajo un par de personas. Al final del espectáculo llamó a Aimee y le puso el sombrero, dándole un beso en la mejilla mientras la gente las aplaudía. Sobraba decir que mis manos dolían de tanto aplaudir.

Para celebrar su éxito decidí invitarlas a un helado. Como no, Ara escogió el de chocolate, al igual que Aimee.

"Eh, por fin alguien con buen gusto en la familia ¡Chin chin!" Dijo Ara e hizo que chocaba ambos helados. Aimee rió.

"El helado de vainilla está buenísimo, déjame decirte." Bufé lambiendo mi helado.

"Está bueno claro ¿pero pudiendo tomar uno de chocolate por qué te ibas a conformar? Es cómo comparar a Leonardo DiCaprio con Brad Pitt, Leo no está mal pero al lado de mi Brad..."

"Bueno, como actor déjame decirte que Brad deja mucho que desear."

Se giró a mirarme, con el ceño fruncido. "¿Cómo?" Inquirió algo alterada.

"Bueno, es lo que tú dices, no está mal, pero hay muchos mejores. Incluido DiCaprio."

"Eso sólo lo dices porque Titanic es tu película favorita."

"¡Por algo será!"

Y sin darnos cuenta nos habíamos metido tanto en la discusión que nos sorprendió la risa de Aimee a nuestro lado, haciendo que ambos nos giráramos a mirarla.

"Sois muy iguales," nos sonrió. "hacéis una pareja perfecta."

No pude evitar sonreír dulcemente.

"¿Tú crees? Y yo que iba a dejarlo al llegar a casa." Bromeó Ara, sacando la lengua juguetonamente. Entonces me dio su helado para que lo sujetara, me adelantó un poco con Aimee y la subió a cuestas.

"¿En serio?" Notaba el pánico en su voz.

"¡Claro que no! Tu tío es mi debilidad, es como esa estrella que sabes que está ahí y no siempre la ves, pero que sabes que necesitas que esté."

"¿Existe alguien así?" Oí preguntar a Aimee, entonces me costaba más seguir su conversación, ya que me habían dejado bastante atrás.

"Claro que sí ¿no tienes a alguien que siempre esté cuidando de ti? ¿que sepas que si tienes algún problema sabes que puedes recurrir a él? ¿Cómo tus padres?" No pude evitar convertir mis labios en una fina línea al oír sus palabras, sin querer, Ara había dirigido la conversación a un punto muy, muy débil.

"No... también son como mis estrellas, pero a veces están tan lejos que se olvidan de mí." Increíblemente el tono de Aimee no había cambiado, seguía hablando de eso sin una pizca de tristeza.

"No digas eso ¿por qué se iban a olvidar de ti?"

"No lo sé... papá nos dejó hace unos años y nunca volvió, y mamá nunca está conmigo, creo que no me quiere porque le recuerdo mucho a él... o quizás es porque tengo este problema de la cara."

Joder, mi corazón dolía al oírle decir esas cosas. No sabía cuantas veces le había dicho que era normal, que su condición no era ningún problema; pero sabía que había cosas que la hacían sentir mal: su tartamudeo, sus dificultades para escribir... pero ella sola había mejorado un montón esa situación. Ya a penas se notaba su tartamudeo y tras muchísimos libros de aprender a escribir, había podido ayudar a la abuela a escribir la lista de la compra. Incluso sus profesores estaban sorprendidos por su esfuerzo.

"¿Sabes? La familia no es sólo la sangre, son las personas que te quieren y darían todo por ti; tus estrellas personales. Mis padres tampoco me quisieron demasiado, o al menos mi padre; pero luego encontré a gente que sí lo hizo, que su luz me guió mucho tiempo... quizás tus padres no lo sean, pero si tienes una estrella."

"¿Y quien es?"

"Ashton," dijo y dio una pausa antes de seguir hablando. "Él nunca te fallará, te quiere mucho."

"¿Él no era tu estrella?"

"Lo es, pero tú también eres muy importante para él, más que yo además. Y creo que por eso me siento tan unida a ti: tenemos la misma estrella."

"Entonces ¿Ashton y tú me queréis y me cuidáis?" preguntó inocentemente. Y Ara asintió, seguramente conmovida. "Te quiero tía Ara."

"Yo también Aimee."

Y en ese momento corrí para abrazarlas, dándome igual que se me cayeran los helados.


Después de eso dejamos a Aimee en su casa, para luego irnos rumbo a casa de Arabella, donde habíamos decidido que íbamos a dormir esa noche. Pero en el camino la sentí rara, ausente, como si no conociera más palabras que monosílabos.

Entonces la miré a la cara y la vi llorar, desconsoladamente.

"¿Por qué le hacen eso a una niña? Joder ¿por qué los padres no aprenden a no destruir a sus hijos?"

Sabía perfectamente que no sólo lloraba por Aimee.

La abracé fuertemente mientras caminábamos hacia casa.

chaising butterfliesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora