09: she is gone

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                                            09                                                             

                          

Me desperté con las imagines de la noche anterior salpicando mi mente: Arabel delante de mí quitándose la camisa, yo colocándola encima de mi cintura, besándole toda la parte superior de su cuerpo... Y la que más me traspuso: ella llorando mientras le hacia el amor.

Si se le podía llamar así a lo que sucedió.

"Mierda." Susurré para mí mismo cuando me di cuenta de lo mal que actuara la noche anterior, tapando mi cara con las manos. Abrí los ojos y busqué en el lado vacío de mi cama por mi novia, pero no estaba. Por un momento entré en pánico.

«¿Qué había hecho?» pensé. Y lo sabía perfectamente: yo sabia que ella estaba débil en ese momento y tomé ventaja de eso, incluso cuando me había prometido tomarlo en calma con ella. Fui un real capullo porque a pesar de ver que le pasaba algo no le di importancia y solo pensé en mí, en mis necesidades más primarias.

Me levanté rápidamente buscando por la habitación alguna nota o un mensaje en mi teléfono, pero eso no ocurrió. Salí de la habitación maldiciendo, maldiciendo cuán idiota había sido.

Sí, habíamos hecho cosas antes pero nunca habíamos llegado a la última base porque simplemente no saliera la ocasión y, aunque no lo dijéramos en alto, los dos teníamos un pacto de hacer especial nuestra primera vez. Y yo lo había roto.

Mis pensamientos se vieron cortados al llegar a mi sala de estar. Recuerdo que en ese momento me quedé paralizado, como si una capa de hielo me rodeara de repente.

Todo estaba destrozado. Casi tanto como yo.

La mesilla de cristal estaba tirada y rota por los suelos, las estanterías que estaban llenas de videojuegos y marcos de fotos también lo estaban, pero lo peor eran los golpes en la pared de puños, en los que se podía observar pequeñas gotas de sangre. Era un desastre.

Y recé porque ese desastre no fuera causado por Arabel. Pero en el fondo sabía que sí lo era, y me rompió el corazón.

¿Tan mal me porté con ella? ¿Tan mal le sentó lo que hice? Jesus, la necesitaba. La llevaba necesitando mucho tiempo y ella fue quien dio el primer paso.

Pero sabia que lo dio porque estaba triste. Y no lo pensó. Ella no quería realmente acostarse conmigo. Y me dolía, dolía porque le había dado todo lo que tenía ¿y como me lo devolvía? Destrozando mi casa.

Me senté en el sofá, que estaba torcido así que no estaba mirando hacia la televisión (como lo habíamos dejado Michael y yo).

Me quedé pensando un rato mientras notaba algunas lágrimas caer por mis mejillas, tanto de tristeza como de enfado, y miedo a perderla.

En ese momento me vino a la cabeza una frase: «yo nací vacío no me han vaciado, solo lo vacío puede ser llenado». Y eso era: yo, como todo el mundo, nací sin nada, vacío, sin substancia. Pero luego cada persona y experiencia importante que apareció en mi vida fue llenándome hasta convertirme en lo que soy ahora. Sin embargo siento como si ahora estuviera perdiendo todo eso, como si en mi baso hubiera una grieta y por ahí se fuera todo lo que soy y he sido. Porque Arabella consigue llenarme hasta echar por fuera, pero eso también le da la oportunidad de volverme a dejar vacío. Y yo no quiero volver a ser así. Estar vacío es como peor alguien puede estar.

Necesitaba oír su voz, que me dijera que no fuera ella o por lo menos, que me diera explicaciones. Así que llamé a su teléfono.

"Hola, soy Arabel y estoy hecha un churumbel. No me da la gana de coger el teléfono ahora mismo, si es importante ven a verme en persona y sino cuelga."

Negué con la cabeza, frustrado al ir al buzón de voz. Pero no me rendí, llamé un par de veces hasta que en vez del mensaje del contestador sonó el de apagado o fuera de cobertura. Así que llamé a Hadley.

"Más vale que sea importante o te voy a cortar esa melena que tienes." Contestó ella después de unos bips.

"Hadley ¿está ahí Arabel?" Pregunté yendo al grano.

"¿No estaba contigo?"

Tragué saliva, intentando aguantar un gemido mientras las lagrimas seguían cayendo. "Eso pensaba yo."

"Espera que miro en su habitación ¿estas bien?"

"Si, sí. Vete a mirar. Rápido. Por favor."

Oí como se levantaba de la cama y empezaba a caminar, esperé unos segundos mas mientras oía como la llamaba y abría puertas.

"Oh jesús."

"¿Qué pasó?" Pregunté alarmado.

"Sus cosas. No están."

Sentí mi corazón pararse.

"¿Qué?"

"Eso... Su armario esta casi vacío y su maleta no esta. Lo único que ha dejado es un bigote de pega encima de la cama."

"¿Un bigote de pega?" Qué iluso de mi, pensar que por lo menos dejaría una nota.

"Sí, yo... Lo siento Ashton, de verdad que lo siento." Solo le faltó añadir un «siento que perdieras a tu novia, pero era de esperar».

Colgué y me quedé sentado en el sofá por lo que parecieron horas. Ella se había ido pero ¿para siempre o por solo un tiempo?

Esperaba que no fuera mucho tiempo, porque acabaría quedándome vacío completamente. Y conseguí llenarme una vez, pero no sería capaz de hacerlo dos veces.

chaising butterfliesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora