Despertó, sobresaltado, al escuchar una especie de sirena.
Por un momento, aquel estruendo le trajo de vuelta al colegio, cuando un sonido similar a ese les indicaba a todos los niños que comenzaba o acababa el recreo.
Pero, al abrir los ojos, recordó que no estaba en ningún colegio, ni tenía diez años. Se encontraba en el mullido y viejo colchón de aquella celda lastimera.Estaba en la cárcel.
—¡¿Qué pasa? ¡¿Qué pasa?!—preguntó, agitado y desorientado.
—Calma, chico—le dijo Steve, que ya estaba fuera de la cama al igual que Bucky—. Toca ir a la ducha.Soltó un bufido de fastidio.
—No quiero ir.
—Más te vale hacerlo, Peter—le avisó Bucky—. Es obligatorio acudir a las duchas.
—¿Cómo sabes mi nombre?—preguntó, a la defensiva.
—No soy adivino—Se encogió de hombros—. El funcionario lo dijo antes de que entraras, ¿recuerdas?A pesar de sus pocas ganas, Peter supo que no le quedaba otra que obedecer y levantarse.
A través de las ventanas enrejadas de la prisión, los rayos del sol iluminaban las celdas, dándoles la bienvenida a un nuevo día.
Peter, en un desesperado intento por no volver a entrar en pánico al saberse encerrado en aquel lugar, se dijo a sí mismo que aquel era un día menos.Uno menos para salir de allí. Uno menos para su libertad.
Se imaginó tiempo después, quizás con suerte semanas más tarde, recordando aquel momento con sus amigos y riéndose por el malentendido que se cometió al encerrarle allí. Relataría su experiencia, seguramente adornando sus recuerdos con el fin de hacerlo más interesante, y todos querrían saber de primera mano qué se sentía al estar preso en una cárcel como aquella.
De todo se podía sacar algo bueno, pensó.
Tantos eran los pensamientos que nublaban su mente que, cuando quiso darse cuenta, se había quedado solo no sólo en su celda, sino también en su planta.
Recordó las palabras de Steve. Debía darse prisa si no quería que le castigaran el primer día.
Tras aguardar en una fila, los funcionarios fueron dando a cada preso un par de toallas de baño y ropa limpia.
Peter recogió la suya. A pesar de oler a suavizante de lavanda, la toalla conservaba restos de manchas pasadas, las cuales permanecerían sobre la tela para siempre. Se adentró en un vestuario, muy similar al que había en el gimnasio que, antes de verse metido en aquel berenjenal, Peter frecuentaba para estar en forma.
Allí, los presos se desnudaban mientras charlaban, y se dirigían a las duchas para asearse, las cuales no se encontraban dentro de cubículos que preservaran algo de intimidad, sino unas junto a otras, sin biombos.
Peter siempre prefirió las individuales, aunque en su gimnasio también estaban las colectivas. Se le antojaba muy violento mostrar su desnudez ante otras personas. Era muy reservado con su propia intimidad, y aquel sitio era un despropósito que atentaba contra la misma.
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Entre rejas (Starker)
FanfictionPeter no debería estar en prisión. ¡No fue su culpa! ¡Era inocente! Sin embargo sabía que, hasta el día del juicio, debía permanecer entre rejas rodeado de peligrosos delincuentes. Por su parte otro recluso, Tony Stark, sintió que era su deber ayuda...